Nadine Heredia y Ollanta Humala son pareja en la vida privada y en la política. Juntos fundaron el partido que gobierna Perú. “Yo sé que mi lugar es al lado de Ollanta, nunca adelante ni atrás de él”, dijo en varias oportunidades la esposa del presidente. Doctora en ciencias políticas, Heredia tiene 36 años y tres hijos con el jefe de Estado (Illariy, Nayra y Samín, nacido en 2010). Es una mujer sonriente, inteligente y decidida, que no duda en opinar, incluso aunque el gobierno calle.

La primera dama tiene 14 años menos que Humala y un cierto parentesco con él -es prima de la madre del presidente-. Creció en una familia acomodada, en la capital, Lima, pero le gusta presentarse así: “Nací en Lima y vengo de una familia de inmigrantes. Mi padre es de Ayacucho, en el sur del país; y mi madre es de Cajamarca, en el norte”. Es una manera de asumir un rol de vínculo entre el interior del país y la capital, entre los que suele haber recelo. El primero, más pobre, se considera relegado respecto a Lima. Los peruanos ven a su primera dama como cálida y cercana, algo que permite “humanizar” la imagen de su esposo, que es un militar retirado.

Las cifras hablan por sí mismas. Heredia siempre estuvo por encima de Humala en los niveles de aprobación que arrojan las encuestas, aunque el apoyo que recibe la pareja presidencial suele tener curvas paralelas. La última encuesta muestra un cambio de tendencia: Humala subió de 45% a 47% de opiniones favorables, mientras que su esposa pasó de 56% a 52% de apoyo, según la firma Datum Internacional, que hizo una consulta nacional entre el 3 y el 6 de este mes.

La leve baja puede interpretarse como el resultado de un cambio en su actitud. La primera dama llegó a ser acusada de “usurpar funciones” porque se hizo pública una carta que mandó a un ministro, porque se invitó dos años consecutivos a la tribuna oficial en las fiestas patrias en lugar de ocupar la de familiares, como era la tradición, y se reveló que participa en ciertas reuniones del gabinete.

La carta de Heredia al ministro de Energía y Minas, Carlos Herrera, enviada a fines del año pasado pedía un “informe” y una “evaluación” de impacto ambiental. Sin embargo, el oficialismo argumentó que lo hacía en nombre de la Comisión Episcopal de Acción Social, que le había hecho llegar su preocupación por la presunta contaminación de una laguna.

Por otra parte, el entonces presidente del Consejo de Ministros, Salomón Lerner, reveló en 2011 que Heredia participó en reuniones del gabinete. Pero Humala ratificó que su esposa, en calidad de primera dama, sólo cumple un rol social, como siempre lo hicieron las cónyuges de los mandatarios peruanos.

Ya durante las dos campañas de Humala para alcanzar la presidencia (2006 y 2011) se señaló su presencia permanente junto al candidato. Desde el año pasado y hasta hace poco, la primera dama también marcaba presencia desde su cuenta en Twitter, pero su último post fue publicado el 24 de julio, para saludar una participación “histórica” de ministras en el gabinete nombrado por su marido. Antes publicaba por lo menos un comentario por semana y con ellos opinaba sobre todos los temas de actualidad. Ahora busca bajar el perfil: sus últimas apariciones mediáticas estuvieron vinculadas con la lucha contra el cáncer o con el Año Internacional de la Quinua, del que fue nombrada embajadora especial por la FAO, la organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Consultada sobre el conflicto en Cajamarca -luego de que ella llamara al diálogo por varios meses- recomendó a los medios que la consultaron que se dirigieran al flamante primer ministro, Juan Jiménez, cuya postura dijo apoyar. “Dejémoslo trabajar”, pidió. Tampoco quiso comentar el aumento en la popularidad de su marido.

Según quién la mire

Los cables diplomáticos del Departamento de Estado estadounidense, revelados por WikiLeaks, relatan varias reuniones de Humala con embajadores de Washington en Lima de 2006 a 2009. Uno de esos documentos confidenciales se refiere a una reunión de abril de 2009, en la que participó Humala en la residencia del entonces embajador estadounidense Michael McKinley, a la que también asistió Heredia. El embajador la describió como “el cerebro político radical detrás de Humala”.

Acerca de otra reunión en la que no estuvo Heredia, el diplomático opinó que “sin la presencia de Nadine y la influencia que hemos visto anteriormente que ejerce sobre él, Ollanta se mostró más relajado y notablemente más abierto en una serie de temas”. En relación a su rol en la vida política de su marido, ella responde: “Se me ha hecho ver como la asesora, la generala. Pero soy una persona de confianza, naturalmente, soy su esposa”.

Los cables diplomáticos se sumaron a una polémica que ya estaba instalada. Tanto en declaraciones de la oposición como en la prensa, reaparece con insistencia la idea de que los Humala tienen un plan “a lo Kirchner”. Es decir, que estarían preparando -gracias a la popularidad de Heredia- la campaña para que ella alcance la presidencia en 2016, como ocurrió en Argentina en 2007 con Cristina Fernández, esposa del entonces presidente saliente Néstor Kirchner.

La Constitución peruana establece que “el cónyuge y los parientes de sangre dentro del cuarto grado y los afines dentro del segundo del que ejerce la presidencia o la ha ejercido en el año precedente a la elección” no pueden ser candidatos. Pero ni la ley, ni los desmentidos de Heredia, ni tampoco sus períodos de silencio sobre el tema logran terminar con las especulaciones.

La ex candidata a la presidencia Keiko Fujimori llegó a afirmar que podría apoyar una reforma constitucional para permitir que la primera dama sea candidata. Pero la hija del ex presidente peruano Alberto Fujimori volvió a cuestionar a Heredia en julio, cuando dijo a Radio Programas del Perú que el protagonismo político que tiene le “resta autoridad” a Humala. Sin embargo, agregó que la participación de la esposa del jefe de Estado “refresca” el gobierno de Humala y que cuantas más mujeres haya en política, mejor. También el ex presidente Alan García dijo ayer: “La primera dama tiene mucha simpatía, mucho interés político, es una señora muy política, joven. Todo eso da frescura a la vida política nacional. Cumple un papel interesante”. Agregó: “En los comicios de 2016 sería interesante una competencia entre mujeres”.

Consultada por el diario Perú 21 sobre la posibilidad de que Heredia se presente a la presidencia en 2016, Keiko respondió: “hay que escuchar qué es lo que piensa ella” y “sobre la base de eso, se puede empezar un debate nacional. No le tengo miedo a la competencia”. La prensa peruana consultó incluso al presidente del banco de inversión Barclays Bank, en mayo, para conocer su opinión sobre una eventual candidatura de Heredia, que aquél calificó de “cosa positiva”.

La idea de que Heredia es una especie de “presidente bis” quedó tan arraigada en la población, que cuando el diario peruano La República -que sintoniza con el gobierno-, publicó el 29 de julio una nota sobre el reciente cambio de gabinete, un lector comentó: “Tengo entendido que no es Humala quien maneja los ministerios de Defensa e Interior sino Nadine. Es más, creo que son cinco o seis ministerios más que le reportan a ella directamente. De ahí que no fuera casualidad la frase ‘¿dónde está mi ministra?’”. El lector se refería a una frase de la primera dama pronunciada en junio y que ocupó, una vez más, las portadas de la prensa. Por “su ministra”, Heredia se refería a Patricia Salas, la titular de Educación, y dijo esas palabras durante el lanzamiento de un programa educativo en el que ambas participaron.

Los medios lo vieron como una nueva prueba del “poderío” de la esposa de Humala. Según una encuesta de Ipsos Apoyo, 74% de los peruanos la ve como la persona que más influye en el presidente.

Heredia es politóloga, doctorada en París cuando su esposo era agregado militar de la embajada de Perú en Francia, y también cursó una maestría en sociología y comunicación. Fundó, junto a Humala, el Partido Nacionalista del Perú en 2005, que fue renombrado desde entonces Gana Perú, y del cual ella todavía es dirigente.

El noviazgo de Humala y Heredia comenzó en 1996 y se casaron en 1999, cuando el entonces militar en actividad protagonizó, junto con su hermano, un levantamiento contra el gobierno de Fujimori en el año 2000. Es difícil pensar que una mujer con ese perfil y que ingresó a la política al mismo tiempo que su esposo pueda tener un papel limitado a un acompañamiento protocolar o social.

Pero a partir de testimonios de allegados a la pareja, la prensa atribuye a la esposa del presidente el acercamiento de Humala a la izquierda, porque Heredia era una “admiradora del gobierno cubano” cuando se conocieron. Además, la actual primera dama fue investigada por la Justicia por sospechas de que el gobierno de Venezuela podía haber financiado la campaña de Humala en 2006, mediante un contrato periodístico que firmó Heredia con el diario venezolano The Daily Journal. La Justicia cerró definitivamente el caso porque no comprobó irregularidades, pero la idea de que la primera dama pueda ser la “mano de Chávez” en el gobierno continúa presente en algunos medios.

En cambio, Heredia fue aplaudida por la prensa y la opinión pública cuando, en octubre, en medio del silencio incómodo del gobierno, reaccionó ante un escándalo de corrupción que afectó al vicepresidente, Omar Chehade, y a varios legisladores oficialistas. La primera dama optó por publicar: “¡¿Tan difícil es caminar derecho?!”.