La semana próxima se disolverá el Parlamento vasco y el 5 de octubre comenzará la campaña para que el 21 del mismo mes se celebren las elecciones autonómicas en forma anticipada. El gobernante del País Vasco, el socialista Patxi López, anunció ayer que serán los vascos los que decidan cuál será “el modelo” para salir de la crisis.
López gobierna en una alianza de su Partido Socialista Obrero Español y del Partido Popular (PP), rivales políticos en España pero unidos en el País Vasco. Esta unión fue forzada por la victoria en las elecciones de 2009 del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que había gobernado Euskadi durante 30 años.
La irrupción de la izquierda abertzale en el terreno político con Euskal Herria-Bildu, en junio, causó el primer encontronazo en la alianza, porque López respaldó su ingreso a la política, duramente criticado por el PP.
Pero el detonante de la fractura fue la decisión de López de recurrir ante la Justicia contra los recortes que el gobierno español del PP impuso a las autonomías en salud y educación. Desde la ruptura de la alianza se especulaba con la posibilidad de anticipar las elecciones, previstas para marzo de 2013.
Ayer López defendió la gestión económica de Euskadi y aseguró que la central es “una administración errática” que “con cada medida que adopta aleja la salida de la crisis y crea mayor incertidumbre”.
El titular del gobierno vasco declaró: “Hemos puesto en marcha las medidas para que los más desfavorecidos no tengan que pagar más por las medicinas, hemos dejado en marcha los programas para dinamizar la economía y hemos traído la paz a Euskadi”.
La jornada de reflexión previa a las elecciones coincide con el primer aniversario del anuncio que hizo el grupo armado vasco ETA, de que abandonaba definitivamente la violencia. La fecha también permite a López esquivar la presentación del Presupuesto para 2013, que se preveía con recortes y ajustes que perjudicarían su popularidad y que sería difícil de aprobar con minoría parlamentaria.
López responsabilizó al Partido Popular vasco y al PNV de crear un ambiente “electoral” y “torpedear” su gobierno “perjudicando al conjunto de Euskadi” con reiterados mensajes de alarma sobre la situación económica y la insistencia en que debía llamarse a elecciones anticipadas. Integrantes de su gobierno dijeron al portal diariovasco.com que la oposición de los populares y los nacionalistas vascos en el Parlamento impidió que se aprobaran medidas para reactivar la economía y aumentar los ingresos fiscales, empujando a Euskadi hacia un deterioro de su situación económica.
A esto se suma que dos de los tres gobiernos locales dentro del País Vasco están: uno en manos de nacionalistas, Bizaia, y otro en manos de populares, Álava, que anunciaron que desobedecerían a López, así como el lehendakari lo hizo con el gobierno de Mariano Rajoy.
López subrayó que su administración cumplió con “los principales compromisos que había asumido”, y dijo que con el llamado a elecciones se abre un “nuevo tiempo de diálogo” en el cual será la ciudadanía la que decidirá “qué proyecto político debe liderar Euskadi en los próximos cuatro años”.
Presumiblemente no será el proyecto del PP. Según las encuestas, en las primeras elecciones desde que comenzaron los recortes dispuestos por el gobierno español, el PP retrocederá del tercero al cuarto lugar en el País Vasco, y quedará con 12 o 13 escaños.
Tampoco los socialistas contarán con un gran respaldo y se espera que se ubiquen como tercera bancada, con 17 escaños, y probablemente pierdan el gobierno vasco, uno de los tres que preservaban -junto con el de Andalucía y el de Asturias- tras la debacle electoral que sufrieron el año pasado.
Según los últimos sondeos será el PNV el que volverá al gobierno vasco, con el respaldo de 23 o 24 escaños, seguido muy de cerca por Bildu, que tendrá 22. Este partido participará por primera vez en las elecciones vascas y lo hará con una mujer como candidata a lehendakari; la profesora y escritora Laura Mintegi.
Aunque socialistas y nacionalistas acordaron en otras ocasiones un gobierno de unidad, las actuales autoridades de ambos partidos tienen pésimas relaciones, por lo que esta posibilidad parece diluirse. Algunos sectores del socialismo vasco invitan a unirse con la izquierda abertzale: “Hay que avanzar hacia una cocina común de la izquierda, en la que los partidos de esta ideología, en lugar de competir entre sí, defiendan sus políticas y valores frente a la derecha”, dijo días atrás el dirigente vasco Txarli Prieto. Sin embargo, los sectores más cercanos al lehendakari aseguran que es “demasiado pronto” para ese acercamiento.