Las banderas se agotaron días antes de la conmemoración y las mercerías aseguran que produjeron el doble que el año pasado; incluso se vieron carteles en las vidrieras que anunciaban que sólo se vendía una por persona. El espíritu independentista llegó al logo de la celebración, que era la pintura “El espíritu catalán” (1971), de Antoni Tàpies, un artista que no sólo es uno de los más conocidos de Cataluña sino que también es un ferviente nacionalista.

Como todos los 11 de setiembre los catalanes comenzaron a reunirse a las 18.00, aunque el lugar de encuentro no fue el tradicional Parque de la Ciutadella sino que fue descentralizado en varios puntos de Barcelona para poder abarcar a las miles de personas que se presentaron. Una hora después la manifestación estaba a pleno, mientras en el resto de España se prendían los televisores para el partido entre España y Georgia por las clasificatorias para el Mundial de Brasil 2014.

Los problemas que tuvo el gobierno catalán para impulsar el Estatut de Autonomía, la sentencia contraria que obtuvo esa iniciativa del Tribunal Constitucional y la histórica manifestación a favor del texto en julio de 2010 marcaron el punto de partida hasta la manifestación de ayer. También alimentaron el lema independentista las recientes restricciones impulsadas desde Madrid a la expansión del catalán como lengua y las imposiciones del español, y los recortes económicos impulsados por el gobierno nacional sobre todo el territorio.

La olla de presión independentista obligó a que el lunes los socialistas catalanes reconocieran la necesidad de analizar la nueva situación y promover “cambios en algunos planteamientos” políticos del partido, que defiende un sistema federalista para España.

Pese a este reconocimiento, ni los socialistas ni los dirigentes del Partido Popular -los dos grandes partidos españoles- asistieron a la marcha, como sí lo hicieron los líderes de casi todas las formaciones políticas catalanas.

Bajo el lema “Cataluña, nuevo Estado de Europa”, cientos de miles de catalanes se reunieron en las calles de Barcelona, el día después de que el equipo de fútbol azulgrana, el Barça, anunciara que su camiseta alternativa para la próxima temporada tendrá los colores de la bandera catalana, lo que se interpretó como una muestra de apoyo a la lucha independentista.

Fueron justamente el amarillo y el rojo los colores que dominaron las calles de Barcelona ayer. Los medios españoles habían previsto una gran concurrencia a la manifestación, tanto de quienes reclaman la independencia de Cataluña respecto de España, como de quienes quisieran protestar contra el gobierno de Rajoy y sus recortes. Sin embargo, la presidenta de la Asamblea Nacional de Cataluña -la entidad civil que convocó a la manifestación-, Carme Forcadell, advirtió que no se aceptarían las banderas y pancartas que no fueran acorde a la proclama independentista. Así, las únicas que se vieron fueron las catalanas y alguna de España, que fue prendida fuego.

Se generó una polémica ayer acerca de las cifras de la convocatoria: la Asamblea Nacional de Cataluña la cifró en dos millones de personas, los Mossos d’Esquadra en 1,5 millones, y la Policía Nacional y la Guardia Civil -dependientes del gobierno de Madrid- aseguraron que sólo participaron 600.000 de los 7,3 millones de habitantes de Cataluña.

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, consideró que su cargo le impedía asistir a la marcha, aunque dio el visto bueno para que varios de los miembros de su Ejecutivo lo hicieran. Sin embargo, en un discurso pronunciado el lunes aseguró que hará suyo el clamor de la manifestación y que utilizará la masiva participación para exigir a Rajoy más “justicia y libertad para Cataluña”. Mas, que ha tenido que aplicar recortes en la provincia más rica, no quiere que la suerte de Cataluña sea la misma que la de otras regiones más pobres del país. Está preparando un encuentro con Rajoy para el jueves 20, en el cual, dijo, propondrá un pacto fiscal como un primer paso para “la transición nacionalista”, y auguró: “Nunca como ahora Cataluña había estado tan cerca de su aspiración y su anhelo de plenitud nacional”.