Bennett nació en marzo de 1972, en el norte de Israel, en la ciudad de Haifa, y es hijo de estadounidenses que emigraron desde San Francisco antes de que él naciera. Ahora, junto a su mujer y sus cuatro hijos, vive en otra ciudad, Ra’anana, en el centro del país, conocida por ser la que ofrece la mejor calidad de vida a su población. Fue fundada por colonos neoyorquinos, que compraron parcelas en lo que consideraban su “tierra prometida”, en 1921. Todavía hoy su población es de origen estadounidense en su mayoría.

El primer trabajo de Bennett fue como jardinero. Más tarde, con 27 años, creó una empresa de alta tecnología que revendió en 2005 por 145 millones de dólares. Ahora, en su campaña electoral, destaca su pasado de oficial en un comando especial de las Fuerzas Armadas -el mismo en el que estuvo Netanyahu- y su rango de mayor reservista del Ejército. Además, el dirigente tiene en su currículum la composición del himno de una unidad especial de la infantería israelí.

Cuando usa kipá, luce una tejida, típica de los colonos. Bennett fue líder del Consejo de Yesha, la principal organización de colonos judíos de Cisjordania, pero dice estar en contra del sectarismo y defiende el acercamiento entre laicos y religiosos, al tiempo que se dirige a los nacionalistas de centroderecha.

Al referirse a Bennett, la prensa internacional coincide en que ese político sonriente y tranquilo, con la cabeza rapada casi a cero, tiene mucho carisma.

El dirigente abandonó el Likud, el partido de gobierno, en mayo de 2012. Antes fue jefe del gabinete de Netanyahu y lideró la exitosa campaña del actual jefe de gobierno para su reelección al frente de su partido en 2009.

El jueves se pronunció en contra del matrimonio y la unión civil entre personas del mismo sexo. Agregó que es partidario del “vive y deja vivir, pero que este tema choca con los valores de Israel como Estado judío”. Declaró: “Tenemos un conjunto de valores relacionados con la familia que el Estado no debe violar reconociendo el matrimonio homosexual”.

Antes de dejar el Likud, Bennett había fundado su movimiento, “Los israelíes”, en esa fuerza política pero finalmente se fue para Hogar Judío. Electo presidente de ese partido en noviembre, logró que éste volviera a ocupar un lugar relevante en la política israelí.

Esa agrupación cobró fuerza en los años 60 e integró, entre 1948 y 1992, todas las coaliciones de gobierno. Ahora, con los sondeos que le auguran de 12 a 13 bancas de legisladores (de momento sólo tiene dos) y el puesto de tercer partido en votos, espera volver a encabezar por lo menos tres ministerios.

Hogar Judío perdió muchos votos en 2009, luego de haber dado un fuerte giro a la derecha en los años 70, pero desde que Bennett tomó la posta le sumó varias personalidades destacadas. Además logró el apoyo de un rabino sefaradí, Elihaou Bendahan, algo que rompe con la tradición más bien asquenazí del partido, lo que refuerza su propósito de reunir fuerzas más amplias. Para eso, Bennett no duda en hacer un importante uso de las nuevas tecnologías y se lo puede leer en las redes sociales en hebreo, inglés y francés. Su página de Facebook ya recibió más de 113.500 “me gusta”.

La táctica de Bennett está logrando sus frutos a tal punto que se convirtió en tema de campaña el asunto de las colonias judías en territorios palestinos, que él defiende y a las que el gobierno de Netanyahu, el favorito para ganar las elecciones del 22 de enero, les ha dado un fuerte empuje. “Estoy a favor de que Netanyahu sea el próximo primer ministro, pero debemos ser fuertes para evitar que arme una coalición con los partidos de izquierda”, dijo Bennett a la agencia de noticias AFP.

El líder de Hogar Judío se opone a la existencia de un Estado Palestino y aboga por la anexión a Israel de una parte de Cisjordania, al tiempo que les daría más autonomía a otras zonas de ese territorio que están bajo control palestino.

En los últimos días dijo estar a favor de que un soldado desobedezca si se le da la orden de evacuar una colonia judía, algo que le valió críticas de toda la clase política. El propio Netanyahu dijo que esas declaraciones son “muy graves” y aseguró que quien defienda ese tipo de postura no podrá recibir cartera alguna en su próximo Ejecutivo. Acto seguido Bennett aclaró por televisión que jamás había llamado a desobedecer una orden militar pero que para él “evacuar un poblado árabe o judío es una violación de los derechos humanos”.