Castración y pena de muerte son algunos de los castigos que reclaman mujeres y hombres indios indignados por la muerte de una chica de 23 años, que pensaba casarse en febrero y estudiaba medicina. La joven, que viajaba junto a su novio en un ómnibus de la capital, Nueva Delhi, fue violada y torturada por seis hombres. Después, los agresores, entre los cuales también estaba el chofer, los desnudaron y los tiraron fuera del vehículo en marcha. Una vez en la calle, el novio tuvo que mover a la joven para evitar que el ómnibus la atropellara, según un informe de la Policía sobre el caso que publicó la prensa india y que será presentado ante la Justicia hoy, cuando sean formalmente acusados los sospechosos del ataque.
En 2011 hubo una violación cada 20 minutos, según un informe de la Oficina Nacional de Registro de Crímenes en India. Esa cifra da una idea de lo común que pueden parecer estos crímenes para la población. Pero éste, por su especial crueldad, fue la gota que desbordó el vaso.
A la frecuencia de las violaciones se suma el hecho de que sólo en 20% de los casos los responsables son condenados. Esto se debe a la corrupción, pero también a motivos culturales, a la idea de que una mujer violada pierde el honor y también lo pierde su familia. Por eso aún no se conoce el nombre de la joven que murió el sábado -días después de ser agredida el 16 de diciembre- en un hospital de Singapur, donde había sido trasladada debido a su estado crítico.
Desde el día de la agresión hasta ayer no hubo una sola jornada sin que la población saliera a las calles -a veces enfrentándose a la Policía- en reclamo de justicia. El gobernante Partido del Congreso estudia un proyecto de ley que permita la castración de los violadores en ciertos casos. El primer ministro, Manmohan Singh, se comprometió a endurecer las penas para los responsables de crímenes sexuales, y un grupo de expertos, liderado por un ex presidente de la Corte Suprema, está a cargo de trabajar en este tema.
El secretario de Educación, Shashi Tharoor, lanzó un debate al proponer que la nueva ley lleve el nombre de la víctima. La oposición rechazó la iniciativa con el argumento de respetar el anonimato de la familia. Pero esta última hizo público ayer que estaba de acuerdo en hacer público el nombre de la joven para que la ley la recuerde.
Mientras se abre hoy el juicio a cinco adultos por este crimen, ayer continuaban los exámenes médicos para comprobar si el sexto sospechoso era menor, como aseguraba, o no. Está previsto que declaren 30 testigos de los hechos, además del novio, y que se presente el informe policial al juzgado. Los 2.500 abogados del tribunal informaron que los defensores de los violadores deberán ser nombrados de oficio, porque ellos se niegan a ofrecerse a defenderlos porque sería “inmoral”. Si son declarados culpables, los acusados se enfrentan a la pena de muerte.
Mientras tanto, las violaciones siguen ocurriendo. Entre ellas, una cometida poco después de que la estudiante fuera cremada y sus cenizas lanzadas al río Ganges. Una joven fue drogada y violada en una fiesta de fin de año y dos sospechosos están detenidos. El martes, la prensa local informó de la violación sufrida, en el sur del país, por una niña de siete años.
El 26 de diciembre otra víctima se suicidó con veneno en el noroeste, después de haber sido violada por dos jóvenes el 13 de noviembre. La Policía no accedió a recibir su denuncia hasta el 27 de noviembre, y trató de convencerla de que hiciera un trato con los agresores o se casara con uno de ellos. La joven terminó enviando a la prensa un video en el que, con la cara tapada, denunciaba lo ocurrido. Un día después de su muerte los sospechosos fueron detenidos.
El hartazgo de la población llegó a tal nivel que se están multiplicando acciones como la que emprendió un grupo de manifestantes, entre ellos una diputada local del Partido del Congreso, que saquearon ayer un bar conocido de Nueva Delhi en el que se servían cócteles llamados Balatkari, violador.