Los partidos de derecha de Israel lograban una escasa mayoría de 61 escaños frente a 59 del centro, la moderada centroizquierda y los israelíes árabes, según los primeros sondeos. En esos dos bloques los dividían medios israelíes e internacionales porque ningún partido reúne el respaldo suficiente para formar un gobierno en solitario, sino que requiere alianzas con otros sectores que levanten la mano en la Knesset para elegir a un primer ministro. Tal como quedó conformado el Parlamento según los sondeos, Netanyahu es quien tiene mayores posibilidades de reunir esos apoyos.

La principal novedad que mostraron las encuestas a boca de urna fue que el partido de centro Yesh Atid, que defiende el laicismo, obtuvo 19 escaños. Si se confirman estos datos, habrá logrado el lugar de segunda fuerza parlamentaria, por delante del Partido Laborista, que será la tercera fuerza parlamentaria, con 17 escaños. Los partidos árabes, siempre según las encuestas, obtuvieron nueve bancas.

Además, estos primeros datos dejaban en evidencia el declive de Kadima, la agrupación política que fue creada por el ex primer ministro Ariel Sharon, que llegó a disputarle las elecciones a Netanyahu, y que esta vez al parecer no logró ni un escaño en la Knesset. También quedó de manifiesto el impulso que tomó el partido de Naftali Bennett, el nacionalista Hogar Judío, que obtuvo 12 legisladores y se convirtió en la cuarta fuerza parlamentaria. Por su parte, los partidos religiosos ultraortodoxos alcanzaron 18 escaños que se sumarían a una eventual alianza liderada por Netanyahu.

Para incluirlos

La elección también dio lugar a que algunos israelíes organizados en la iniciativa Democracia Real hicieran un gesto a favor de los palestinos que viven en territorios ocupados. Crearon un grupo de Facebook en el que esos palestinos, sin derecho a voto, podían decir por quién votarían para que los israelíes emitieran ese voto en su nombre. “Quizá no suponga una gran diferencia, pero el gesto llama la atención sobre millones de personas que no pueden votar. Son sujetos, no ciudadanos”, dijo a la agencia de noticias Efe Yuval, un judío que participó en la iniciativa. Uno de sus organizadores, Shimri Zameret, estimó que la mayoría de los cerca de 2.000 palestinos que se sumaron a esta propuesta se pronunciaron a favor de un partido menor, el judeo-árabe socialista Hadash, que alcanzó cuatro escaños

El título de primera fuerza en el Parlamento quedó en manos de la alianza Likud-Beitenu, pero según los sondeos, reunió menos escaños que los que juntaban los dos partidos que la integran -Likud e Israel Beitenu- en la actual legislatura. La suma de ambos pasó de 42 a 31 diputados. Ni bien se conocieron los resultados, Netanyahu llamó “a todos los partidos sionistas” a sumarse a una alianza de gobierno encabezada por él y aseguró que intentaría formar una unión “lo más amplia posible”.

Distintos análisis políticos señalaban en los últimos meses que lo que motivaría a Netanyahu a convocar estas elecciones anticipadas, como finalmente hizo, era ampliar su apoyo parlamentario para poder dar un paso más en varias iniciativas y pisar más firme al tomar decisiones en política interna y exterior. En este sentido, aunque pueda ampliar la coalición que lo apoya, la pérdida de diputados de su partido fue un tropiezo.

Los datos de la Comisión Electoral Central informaron de una alta participación, dato que esperanzó a la centroizquierda, que las encuestas habían relegado a los últimos lugares en intención de voto. La ex jefa de la oposición y líder del partido recién formado, Hatnuá, Tzipi Livni, que según las encuestas obtuvo siete escaños, dijo antes de conocer esos datos que se sentía “como durante la protesta social” que hubo hace un año en las calles de Israel en reclamo de mejores condiciones de vida. “De repente la gente está saliendo de sus casas. Quizás haya una revolución aquí”, aventuró. En el mismo sentido se pronunció la líder del Partido Laborista, Shelly Yacimovich, quien reiteró que “todavía es posible derrotar a Netanyahu”.

Media hora antes del cierre de las urnas, Netanyahu dijo en Facebook: “El gobierno del Likud está en peligro”. Ya antes había instado a sus votantes “de todas las generaciones” a “dejar todo” para ir a sufragar. Finalmente, la participación fue de 66%, superó sólo por un punto porcentual a la de 2009, y la derecha quedó con la mayoría de la Knesset.

Sin embargo, la oposición mantenía anoche las esperanzas. De acuerdo con la agencia Efe, Yacimovich dijo ayer a sus partidarios: “Hay muchas posibilidades de que mañana por la mañana Netanyahu no pueda formar gobierno y haré todo lo posible para que así sea y por formar un gobierno social que lleve a cabo un proceso de paz”.