“Viva la coca y mueran los yanquis”, así celebró el lunes el presidente boliviano, Evo Morales, el regreso de su país a la Convención Antidroga de la ONU, que aceptó establecer una excepción sobre el mascado de la hoja de coca.

En junio de 2011 el gobierno de Morales hizo una arriesgada maniobra política al anunciar que se salía de la Convención Antidroga, después de que ésta rechazara reformar sus artículos. Enseguida pidió el regreso sólo si se aceptaba la excepción que permitiera a los bolivianos mascar la hoja de coca, una práctica arraigada entre campesinos e indígenas e incluida en la Constitución. El mascado de coca está prohibido en el artículo 49 de la convención y se dudaba acerca de si Bolivia lograría una salida victoriosa de la situación.

Finalmente la ONU anunció el viernes que aceptaba la solicitud boliviana de reincorporarse a la convención, por lo que se aprobó para este país una excepción del artículo 49. El regreso boliviano se hará efectivo el 10 de febrero.

Morales aseguró que se trata de “un gran reconocimiento internacional” al señalar que sólo 15 países “con el gobierno de Estados Unidos a la cabeza” se opusieron al regreso de Bolivia en la votación. El embajador de Reino Unido, Ross Denny, que también votó en contra, señaló que esta aprobación sienta “un mal precedente”, porque abre la puerta a que otros países pidan a su vez nuevas excepciones, debilitando la unidad de la normativa internacional sobre el tema.

También señaló que a su país le preocupa que el regreso de Bolivia provoque una mayor producción de coca que pueda ser destinada al narcotráfico, informó la agencia de noticias Efe. La oposición más radical se hizo eco de esas críticas y aseguró que el gobierno utiliza esta despenalización para legalizar el incremento en el consumo y la producción de coca y generar un excedente destinado al narcotráfico.

El representante en Bolivia de la oficina de la ONU contra la Droga y el Delito, César Guedes, advirtió que esta aprobación no implica “que se fomente el cultivo de coca más allá de lo que Bolivia necesite para su consumo tradicional, porque el país no sería sujeto de ayuda y de apoyo y de cooperación internacional”.

Tras los festejos, el canciller David Choquehuanca tuvo que advertir que “en este momento” la normativa internacional no permite que se exporten productos derivados de la coca, aunque señaló que “es una posibilidad” si se elabora una estrategia política en ese sentido. Choquehuanca también reaccionó ante las críticas y los señalamientos de que esta aprobación puede favorecer al narcotráfico, recordando que su país cuenta con planes de racionalización de cultivos de hoja de coca y de lucha contra el narcotráfico. “Esa estrategia está dando resultados y es reconocida por las Naciones Unidas. Entonces, cuando uno dice eso no conoce nuestra estrategia”, declaró.

Para celebrar el acontecimiento, el gobierno y organizaciones cocaleras y sociales convocaron para el lunes a una jornada de masticado de coca. Allí, Morales dio un discurso en el que reivindicó la hoja de coca y a los productores cocaleros, cuyo gremio lideró antes de ser presidente. “No es fácil hacer cambiar una legislación internacional”, dijo. “Habían decidido acabar con la hoja de coca en 25 años [...] La hoja de coca ha sido penalizada, satanizada y criminalizada a nivel internacional”, lamentó. El mandatario recordó que éste era uno de sus compromisos de gobierno y que ninguno de sus antecesores buscó como él el reconocimiento del mascado de la hoja de coca.

Bolivia no es el único país donde el mascado de coca es una costumbre arraigada y legal. También se practica en Argentina, Colombia y Perú, que ahora pueden pedir ampararse en la misma excepción.