Los legisladores chilenos aprobaron ayer con 71 votos a favor y 31 en contra una reforma constitucional que requería una mayoría especial de tres quintos. El cambio parece mínimo: se sacó de la Constitución de 1980 la mención al número de diputados que debe haber, 120. Sin embargo, esto permitirá modificar la cantidad de legisladores de la cámara baja e impulsar una reforma. Este importante paso se logró en el marco de un acuerdo entre el sector del presidente Sebastián Piñera, RN, y gran parte de la oposición.

“Es un día histórico, porque en cuatro ocasiones, por lo menos, durante los últimos 20 años, intentamos aprobar esta reforma constitucional y siempre la UDI [Unión Demócrata Independiente] fue capaz de echar abajo con su minoría la opinión de la mayoría”, dijo el jefe de bancada, Marco Antonio Núñez, del Partido por la Democracia (PPD), integrante de la opositora Nueva Mayoría.

La UDI, aliada de RN, también intentó frenar la modificación votada ayer y en parte lo logró, ya que debido a variantes introducidas por sus legisladores, la norma deberá volver a ser tratada en comisión antes de que el plenario la valide, instancia que podría ocurrir después de las elecciones generales del 17 de noviembre.

Uno de los principales argumentos de la UDI en contra del cambio era que se oponía al aumento de la cantidad de legisladores por los gastos que eso implicará. “Lo que acabamos de hacer no es aumentar el número de parlamentarios, es sacar de la Constitución el número 120 para que esté en la ley de elecciones en nuestro país”, aclaró Núñez. Es probable que una vez que esta reforma quede firme, se tenga éxito en cambiar el sistema electoral, también basado en un acuerdo entre la oposición y RN. De esta forma se podría llegar a un aumento de los diputados, que pasarían a ser 134, lo que le daría a Chile un sistema de representación más proporcional.

El actual mecanismo binominal es cuestionado por su representatividad: no siempre resultan electos los candidatos que recibieron más votos y los distritos más poblados no tienen proporcionalmente más peso. Además, el sistema actual genera empates en las cámaras, algo que dificulta la gobernabilidad. Este sistema permitió a la derecha controlar la mitad del Congreso con apenas más de un tercio de las bancas, lo que le dificultó al aparato institucional chileno deshacerse de algunas herencias de Pinochet.

Sistema en cuestión

El sistema electoral binominal se aplica a la elección de senadores y diputados desde 1989, de acuerdo con la Constitución aprobada en 1980 por la dictadura de Pinochet. Implica que las listas a legisladores pueden tener hasta dos candidatos para cada circunscripción; uno solo si es no partidaria.

Para determinar quién será electo se suman los votos que obtuvieron los candidatos de una lista. Los dos de la primera son proclamados si suman más del doble de los que obtuvo la lista que la sigue en respaldo. Pero si la lista ganadora no duplica los votos de la segunda, se proclaman el más votado de la primera lista y el de la segunda. Esta regla se cumple aunque el segundo candidato de la más votada tenga más sufragios que cualquiera de la segunda. Para que una lista logre dos escaños, debe superar 66% de los votos, pero con sólo 33% la que llega segunda consigue tanta representación como la primera.

Además, el número de parlamentarios por zona no depende de la cantidad de electores, algo que les quita representatividad a los ciudadanos de los lugares más poblados.