Sin la presencia de Cristina Fernández, que sigue en reposo, recuperándose de una cirugía, el Frente para la Victoria recibió la noticia de que en las urnas quedaba plasmado un apoyo algo menor que el esperado. Según los primeros resultados oficiales, el kirchnerismo fue el sector más votado en el país, con 32% de los votos, y logró mantener su mayoría parlamentaria, pero en la provincia de Buenos Aires los resultados eran menos alentadores. Massa, ex jefe de gabinete de Fernández y ahora candidato opositor, logró sacarle más de diez puntos porcentuales de ventaja a Insaurralde en un distrito electoral que tuvo como tercera a Margarita Stolbizer, del Frente Progresista Cívico y Social, con 16,7%.

También de acuerdo a los primeros datos, el partido del jefe de gobierno porteño, Propuesta Republicana, logró entrar al Senado, en el que también habrá una banca para un ex vicepresidente de Fernández, el opositor Julio Cobos, mendocino y de la Unión Cívica Radical. Había una banca del Senado que estaba en duda ayer: podría ser para el ex ministro kirchnerista Daniel Filmus o para Fernando Pino Solanas, de la alianza Unen.

A las 21.00 de Buenos Aires, aún no había hablado ningún dirigente oficialista, y algunos cientos de jóvenes hacían “el aguante” frente al búnker oficialista, cerca del Obelisco. Las banderas eran muchas, casi todas de la organización juvenil kirch-
nerista La Cámpora y del Movimiento Evita. Este último era el más ruidoso y entusiasta. Una decena de sus integrantes cantaba en ronda al son del bombo: “El Movimiento Evita no te va a abandonar… por eso yo te quiero dar algo de corazón, un abrazo peronista…”. Los jóvenes militantes prefirieron no hacer declaraciones, algunos en una clara actitud de rechazo a los medios de prensa, aun a los extranjeros.

La entrada de periodistas al búnker estaba separada de la entrada de invitados y el espacio reservado para escuchar los discursos que vendrían no era suficiente, por lo que se pedía que “sólo los cronistas” se acercaran, no los fotógrafos. La concurrencia de políticos era mucho menor que hace dos años, aunque los candidatos iban llegando de a poco.

Respecto de 2011, el recibimiento también había perdido brillo: ya no había un buffet, sino unos pequeños bocadillos repartidos en bandejas. La concurrencia también era menor, aunque una elección legislativa no genera el mismo interés en la prensa internacional que una presidencial. Poco antes de las 22.00, el diputado nacional por el Frente para la Victoria Héctor Recalde fue el primero en hablar. Destacó que el oficialismo iba a tener más legisladores que antes de las elecciones y reiteró que esperaba que la presidenta mejorara lo antes posible, mientras se escuchaban los cánticos de los jóvenes. Dijo que el kirchnerismo había logrado una “victoria en la mayoría de los distritos del país”, aunque no en todos.
El gran escenario, con moquette azul y una foto de Fernández en brazos de Kirchner a un costado, se mantuvo vacío; Recalde no lo usó. Más tarde hablaría Insaurralde y quizá Scioli, pero nada estaba confirmado. La pantalla de fondo mostraba alternativamente la bandera argentina con el nombre del partido y el título “Elecciones legislativas”, el abrazo entre Fernández y Kirchner y luego otro, entre Evita y Perón.