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El ex colaborador de la NSA Edward Snowden está asilado en Rusia en un lugar secreto, después de que Estados Unidos reclamara su extradición. Sin embargo, en los últimos días, aclaró que él entregó todos los documentos que tenía cuando se reunió con periodistas en Hong Kong, antes de ir a Moscú, y que a Rusia no llevó nada. Su padre, Lon, que volvió la semana pasada a Estados Unidos después de visitarlo en Rusia, había dicho que su hijo tenía más secretos para revelar.
La NSA reunió 70,3 millones de registros de conversaciones telefónicas, mensajes de texto e historial de llamadas hechas y recibidas por ciudadanos franceses en menos de un mes, del 10 de diciembre de 2012 al 8 de enero de 2013. Así se desprende de los documentos filtrados por Snowden en junio, a los que accedió el diario francés Le Monde, que los publicó ayer en su sitio web. Las personas espiadas eran sospechosas de vínculos con el terrorismo, integrantes del mundo de los negocios, de la política y de la administración francesa.
En respuesta a esos datos, París convocó al embajador de Estados Unidos en Francia, Charles Rivkin, al tiempo que el canciller francés, Laurent Fabius, que se iba a reunir ayer con su par estadounidense, John Kerry, por la situación en Siria, anunció que aprovecharía la instancia para pedir explicaciones. El ministro francés dijo que se trata de “prácticas inaceptables” y agregó: “Cooperamos de forma útil en el marco de la lucha contra el terrorismo, pero eso no lo justifica todo”.
El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, dijo que es “inverosímil que un país amigo, que un país aliado como Estados Unidos pueda espiar hasta ese punto tantas comunicaciones privadas, algo que no tiene justificación estratégica o de defensa nacional”, y reclamó “respuestas claras que justifiquen las razones por las que esas prácticas se llevaron a cabo y, sobre todo, creando las condiciones de transparencia para que se les ponga fin”. En tanto, el titular del Interior, Manuel Valls, consideró las escuchas “inaceptables”.
La vocera de la Casa Blanca Caitlin Hayden respondió ayer: “Dijimos claramente que Estados Unidos recogía datos de inteligencia en el exterior del mismo tipo que todos los países”. En tanto, el embajador Rivkin dijo al ser llamado a la cancillería francesa que transmitiría la preocupación de París a Washington y que “Estados Unidos empezó a rever la manera en la que recolecta información, para buscar un equilibrio entre las exigencias legítimas de seguridad de sus ciudadanos y aliados y los reclamos vinculados al respeto a la vida privada al que cada individuo tiene derecho”.
El diario Le Monde remarcó la reacción “tímida” que tuvo París cuando comenzó a conocerse la amplitud del espionaje estadounidense, al menos si se la compara con las de Brasil y Alemania, mucho más contundentes. En junio, la Fiscalía francesa abrió una investigación sobre el programa de espionaje estadounidense, y entonces, según Fabius, París ya había reaccionado. Pero ayer dijo que hay que ir “más lejos” en la protesta.
Y Calderón también
Una postura similar mantiene el gobierno mexicano, que ya se había quejado por el espionaje estadounidense. “En una relación entre vecinos y socios no caben las prácticas que se alega que tuvieron lugar. Por ello, el diálogo institucional que sostienen las instancias correspondientes es fundamental para mantener su relación de confianza y respeto”, dice un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana emitido el domingo. Ese día, el periódico alemán Der Spiegel publicó que la NSA accedió en 2010 a la cuenta de correo electrónico del entonces presidente Felipe Calderón, pero también al dominio que usan los ministros para comunicaciones diplomáticas y económicas.
Las respuestas estadounidenses a los reclamos mexicanos fueron similares a las que recibió el francés: que es habitual que los países espíen y que se está trabajando para que esas prácticas se desarrollen respetando la privacidad. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se comprometió hace poco ante su par mexicano, Enrique Peña Nieto, a investigar el supuesto espionaje. En setiembre se supo, por otros documentos filtrados por Snowden, que la NSA espió a Peña Nieto en 2012, así como a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. También se supo que la Unión Europea y China eran espiados en forma masiva.
Ayer Le Monde publicó que en un mes, entre el 8 de febrero y comienzos de marzo, Estados Unidos recopiló 124.800 millones de datos telefónicos y 97.100 millones de datos digitales en todo el mundo, en particular en zonas de guerra como Afganistán, pero también en Rusia. En Europa, sólo Alemania (en donde 500 millones de teléfonos fueron pinchados) y Reino Unido (cuyo gobierno autorizó el espionaje de su población) son más vigilados que Francia. El diario de Holanda De Telegraaf también reveló ayer que en diciembre Estados Unidos registró 1,8 millones de números de teléfono en ese país.