El 27 de octubre se celebran las últimas elecciones legislativas antes de que Fernández termine su mandato en 2015. Se renuevan los escaños de senadores y diputados electos en 2009, cuando el oficialismo sufrió un revés, antes de la amplia victoria legislativa de 2011 que acompañó su reelección. Si bien es poco probable que ahora el gobierno pierda su mayoría parlamentaria, se augura una posible derrota en distritos claves como los de Buenos Aires, provincia y capital.

En ese marco, el candidato que encabeza las listas del oficialismo por la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, destacó ayer que “la oposición se expresó maduramente” ante la noticia sobre la salud de la presidenta. “Esperemos que los medios actúen con responsabilidad”, continuó.

Varios medios argentinos y de otros países han especulado sobre cómo y cuándo Fernández pudo haberse pegado un golpe que generara un hematoma de este tipo. El sábado, el primer parte médico informó que se había golpeado la cabeza el 12 de agosto, incidente que no se hizo público en su momento, lo que dio pie a todo tipo de versiones sobre cómo ocurrió. Las dos principales fueron que todo habría sucedido en el avión presidencial o que se debió a un tropezón con una alfombra en la residencia oficial de Olivos.

Fernández sufre regularmente de presión baja y desmayos, algo que explicaría una caída. Sin embargo, apuntó el diario argentino La Nación, cuando le baja la presión, se suele suspender su agenda, algo que no ocurrió el 12 de agosto.

Los médicos indicaron que la intervención de hoy es sencilla. Consiste en drenar el hematoma y le fue recomendada porque el domingo presentó el síntoma de “un hormigueo en el brazo izquierdo”. “Estamos con mucha esperanza de que esto se va a subsanar rápidamente”, dijo Insaurralde, que recibía un fuerte apoyo de Fernández en su campaña, y quien sería derrotado por el ex jefe de gabinete de Fernández, Sergio Massa, ahora opositor.

Antes de que se le practicaran los nuevos controles médicos a Fernández, su vicepresidente, Amado Boudou, asumió la presidencia interina, como ya lo había hecho en enero de 2012, cuando Fernández se operó de tiroides. “Ella quiere que se mantenga la gestión y todo el equipo va a mantener la gestión. ¡Fuerza, Cristina; fuerza, Argentina; vamos todos juntos!”, dijo Boudou. También se informó entonces que la mandataria seguiría tomando decisiones de gestión política a pesar del reposo recomendado.

El gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, respaldó a Boudou, que es cuestionado por la oposición debido a una investigación judicial por supuesto abuso de poder. En declaraciones públicas, Scioli dijo que el presidente en funciones “estará al frente del Poder Ejecutivo” como “está previsto” y recordó: “Son mecanismos automáticos. Me ha ocurrido a mí, cuando fui vicepresidente y Néstor [Kirchner] tuvo una situación particular o un viaje”.