La decisión fue indirecta: el Senado votó respaldar lo laudado en la instancia anterior, la de la comisión que aprobó aplicarle a Berlusconi (tres veces primer ministro) la norma conocida como Ley Severino, que establece que los parlamentarios condenados a más de cuatro años de prisión deben ser desaforados e inhabilitados para presentarse a cargos públicos -nacionales o europeos- durante seis años.

Berlusconi ya no cuenta tampoco con el respaldo partidario de antes. La unidad de la centroderecha que tanto impulsó así como su caudal de votos se quebraron en octubre cuando se anunció la formación de un nuevo partido que se oficializó el sábado. Angelino Alfano, eterno número dos de Berlusconi y hoy vice primer ministro del gobierno de Enrico Letta, lidera Nuevo Centroderecha, que reúne a 57 parlamentarios y cinco ministros. Il Cavaliere, que con el desafuero perdió la posibilidad de tumbar al Ejecutivo, les dedicó palabras amargas: “Dejarme, después de que a casi todos los he creado yo, a algunos los he salvado y a muchos les he enseñado todo”.

El apoyo de Berlusconi se limita hoy a la formación que relanzó recientemente, Forza Italia, que lo llevó al poder por primera vez y que revivió de las cenizas cuando empezaron a notarse en Pueblo de la Libertad las fisuras entre “los halcones” y “las palomas”, sus más férreos defensores y aquellos que preferían mantener la estabilidad de Italia. Fisuras que empezaron a evidenciarse debido a un movimiento del propio Berlusconi, que siempre manejó el partido a su antojo, cuando quiso retirar el apoyo parlamentario a Letta y por tanto hacerlo caer antes de que se realizara la votación de ayer.

Aun así, Forza Italia anunció el martes que abandonaba la coalición, pese a que no causaba la caída del gobierno por el apoyo que le brinda Nueva Centroderecha.

La expulsión se concretó después de la votación de nueve mociones que introdujeron los seguidores de Il Cavaliere para evitar la aplicación de la Ley Severino a su líder, argumentando que se hace de forma retroactiva porque Berlusconi fue condenado por delitos de los años 90 y que la ley fue sancionada en 2012. Todas esas mociones fueron rechazadas y finalmente se aprobó la expulsión, con el apoyo del Partido Democrático (el de Letta), el Movimiento 5 Estrellas y los seguidores del ex primer ministro Mario Monti. En contra se pronunciaron los legisladores de Forza Italia y los de Nueva Centroderecha, que se habían comprometido a no perjudicarlo.

El escaño de Berlusconi lo ocupará ahora Ulisse de Giacomo, quien manifestó su apoyo al gobierno de Letta y se unió al grupo de Alfano. Además de la expulsión y el abandono de sus correligionarios, Berlusconi deberá cumplir un año de tareas comunitarias como condena por haber cometido fraude fiscal cuando lideraba la compañía de medios Mediaset. Il Cavaliere llevó el caso al Tribunal de Derechos Humanos de la Unión Europea, que podría revertir el fallo del Tribunal Supremo.

Mientras en el Congreso se votaba la expulsión de Berlusconi él salió al balcón de su Palazzo Grazioli y se dirigió a sus seguidores que allí estaban manifestándole su apoyo: “Hoy es un día amargo, un día de luto para la democracia”, aseguró el ex primer ministro antes de la votación, pero cuando ya se sabía que ésta tendría un resultado desfavorable para Il Cavaliere.

Si bien se podría pensar que con esta decisión del Senado la carrera política de Berlusconi podría estar terminada, él mismo se encargó de reinventarse: “No creo que con esto hayan vencido definitivamente al partido de la democracia y la libertad. Nosotros no nos retiraremos a ningún convento”.