Se repitieron el viernes, en varias ciudades, las habituales protestas desde que los militares desplazaron del gobierno a Mursi, una de las figuras centrales del movimiento de los Hermanos Musulmanes y el primero de sus dirigentes en llegar al gobierno luego de decenas de años de semiclandestinidad. En los últimos días aumentaron estas manifestaciones de ciudadanos que no reconocen al actual Ejecutivo, impuesto por militares en momentos en que la gestión del gobernante era blanco de críticas y protestas en las calles.

Más de 1.000 personas que respaldaban al ex gobernante murieron desde junio debido a la fuerte represión del gobierno. Además, las autoridades detuvieron a unos 2.000 seguidores de los Hermanos Musulmanes, entre ellos a la mayoría de sus líderes, Mursi incluido. El ex presidente se encuentra en un centro de detención secreto desde el 3 de junio.

Sin embargo, su movimiento político, que ya pasó por varios períodos difíciles desde que fue fundado en 1928, demostró el viernes que todavía sigue vigente. Sus militantes se enfrentaron a la Policía, pero también a comerciantes y patotas, según informaron sus voceros. En un comunicado, citado ayer por la agencia de noticias Efe, los Hermanos Musulmanes aseguraron: “El heroico pueblo egipcio no renunciará a su libertad, dignidad y valores, y se desplazará de forma multitudinaria hacia el injusto proceso para demostrar a todo el mundo que no puede renunciar a su voluntad y legitimidad, sea cual sea el precio”.

El juicio a Mursi comienza hoy en la Academia de Policía, en las afueras de El Cairo, el mismo lugar en el que se desarrolla el proceso contra el ex presidente Hosni Mubarak, que renunció en 2011, en el marco de fuertes protestas sociales. A Mursi se lo juzga por su supuesta responsabilidad en la muerte de manifestantes y en incidentes ocurridos en los alrededores del palacio presidencial de Itihadiya, en El Cairo, el 5 de diciembre.

Los Hermanos Musulmanes aseguran que se trata de cargos falsos y que el dirigente se convirtió en un “símbolo de los principios y valores” de la humanidad. Junto con Mursi, serán juzgados por el Tribunal Penal de El Cairo otros 14 líderes de esa organización política.

Fue en ese marco que Kerry visitó ayer el país por primera vez desde el golpe contra Mursi. Permaneció en territorio egipcio sólo seis horas, lapso durante el cual reunió con el general Abdel Fatah Sisi, ministro de Defensa y líder de las Fuerzas Armadas, y también con el presidente que este último nombró, Adly Mansur, ex titular del Tribunal Supremo Constitucional. Durante los 30 años que duró la presidencia de Mubarak (1981-2011) Estados Unidos fue el principal socio de Egipto. Pero en octubre, luego del golpe contra Mursi -electo democráticamente en 2011 y tolerado a medias por Washington- el gobierno de Barack Obama anunció su decisión de “rever” su millonaria ayuda económica a El Cairo, un socio clave en la región. Estaban previstos 1.500 millones de dólares por año, de los cuales 1.300 estaban destinados a la cooperación militar.

Las nuevas autoridades egipcias, que recibieron apoyo de otros países poco afines a los Hermanos Musulmanes, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, anunciaron que querían cambiar la orientación de su política exterior. “Tenemos relaciones sólidas con Estados Unidos y la Unión Europea. Nos abrimos a otros [países] para ensanchar nuestras opciones”, para “servir nuestros intereses nacionales”, dijo el vocero de la cancillería, Badr Abdelaty.

Sin embargo, es un secreto a voces que las relaciones entre El Cairo y Washington no están pasando por su mejor momento. Kerry dijo ayer que la paralización parcial de la ayuda a Egipto “no se trata de un castigo” sino de “el reflejo de una política determinada por la ley” en Estados Unidos, según la cual no se puede apoyar a un país en el que hubo un quiebre de las instituciones democráticas. Además, prometió que Estados Unidos continuará ayudando al pueblo egipcio, en particular en las áreas de sanidad, educación e inversión privada, pero también en “seguridad fronteriza y contra el terrorismo”.

Según fuentes consultadas por Efe, Washington piensa suspender una transferencia de 260 millones de dólares al contado y otros 300 millones de dólares en garantías de préstamo, así como la entrega de helicópteros y aviones caza. Ayer Kerry condenó “cualquier acto de violencia” en Egipto y consideró que hay que establecer un gobierno “civil, incluyente y elegido democráticamente”, y elaborar una Constitución que “proteja los derechos de todos los egipcios”. La actual, que había sido redactada y aprobada durante la administración de Mursi y que recibió críticas en el país por incluir contenido religioso, dejo de regir en junio.