La prioridad del gobierno paralelo conformado por la CNS será la prestación de servicios y la tarea de aliviar la crisis humanitaria que se vive en casi todo el país, sobre todo en las zonas dominadas por los grupos armados opositores, los llamados “rebeldes”. Esa crisis llegó a tal punto que el fin de semana hubo una especie de acuerdo entre el gobierno de Al Assad y la oposición para retirar los cercos a dos ciudades, Qudsaya y Muadamia, ambas cercanas a Damasco, y permitir la llegada de alimentos y medicamentos. La gravedad de la situación motivó que en Muadamia los líderes religiosos locales emitieran un edicto que permite la alimentación con carne de perro o de gato.

La CNS, el grupo opositor más grande de Siria, que se radica en el exterior por temor a los ataques de las fuerzas oficiales de su país, hizo su anuncio después de dos días de reuniones en la ciudad turca de Estambul. En el mismo encuentro el grupo anunció que está dispuesto a ir a la conferencia de paz denominada Ginebra II, auspiciada por Estados Unidos y Rusia, si se cumplen algunas condiciones. Entre éstas se cuenta la liberación de presos políticos, las garantías de que con la conferencia se abrirá una transición política -en la que no debe estar Al Assad-, y que se permita el acceso de agencias de ayuda humanitaria a las zonas que, según los opositores, están asediadas por el Ejército regular. Por su parte, el gobierno ya anunció que está dispuesto a ir a la conferencia pero no aceptará condiciones previas.

La decisión de asistir a Ginebra II s resistida por algunos de los sectores que conforman la coalición opositora, que en los últimos meses ha sufrido el desprendimiento de decenas de grupos armados, según la agencia de noticias rusa Ria Novosti.

La oposición está cada vez más desintegrada y la CNS, que dirige a varios grupos desde el exterior, parece apuntar a buscar soluciones a la crisis humanitaria como una forma de ganarse la simpatía de la población civil y consagrarse como alternativa a Al Assad. Esta tendencia se ve reafirmada con el nombramiento de autoridades, que se concretó ayer, para que gobiernen en las regiones dominadas por los grupos armados opositores.

Ya en marzo la CNS había designado a un primer ministro, Ghassan Hitto, radicado en Estados Unidos, quien renunció en julio porque no pudo formar un Ejecutivo. Fue reemplazado en setiembre por el islamista moderado Ahmad Tumeh. A su nombre se sumaron tres más. Para el Ministerio de Defensa fue designado Assad Mustafa, ex ministro de Agricultura de Al Assad que ha recibido respaldo de Arabia Saudita; como titular de Economía, Ibrahim Mero, un economista educado en Holanda; y como ministra de Familia y Mujer, Taghreed al Hajlee. Otros tres ministerios siguen sin titulares porque no se logró el consenso necesario en torno a un dirigente.

Uno de los representantes de estas nuevas autoridades opositoras indicó a la agencia de noticias Reuters que Estados Unidos es contrario a la formación de este Ejecutivo paralelo porque considera que su existencia atenta contra las posibilidades de éxito de Ginebra II. Sin embargo, en la oposición se entiende que después de la cumbre, si es que se realiza, “habrá un proceso largo” durante el cual hará falta que haya autoridades en las zonas dominadas por los grupos armados rebeldes. Además, la fuente señaló que si bien no cuentan con que los gobiernos de Occidente los reconozcan como representantes de Siria, sí esperan que estos nombramientos ofrezcan más garantías para que la ayuda humanitaria y financiera se canalice por medio de ellos y no del gobierno.