Es imponente. Mide 2,02 metros y pesa entre 112 y 114 kilos. Desde 2008 mantiene su título de campeón del Consejo Mundial de Boxeo, que podría perder en 2014, si no vuelve a combatir. Tiene a su favor 45 victorias, obtenidas en sus 47 peleas como profesional, en las que venció 41 veces por knockout. Sin embargo, parece que después de muchos años dedicados al deporte, Vitali Klitschko decidió, a sus 42 años, dedicarse por entero a la política.

Ya hace un año que ocupa una banca de diputado en el Parlamento de su país y es el líder de la tercera formación política en votos, la Alianza Democrática Ucraniana para las Reformas (UNDAR, sigla que significa “piña”, en referencia al boxeo). Fundado por Klitschko en 2010, ese partido sorprendió a todo el mundo y obtuvo 13,96% de los votos en las elecciones de octubre de 2012. Hoy cuenta con 42 diputados.

Klitschko es una figura atípica en el panorama político de Ucrania, y a priori no encaja mucho en un país en el que el nacionalismo tiene mucho peso. No nació allí sino en Kirguistán, en una familia ucraniana, cuando Ucrania aún integraba la Unión Soviética y el padre del futuro boxeador y político era coronel de la Fuerza Aérea.

La mayor parte de su carrera deportiva la desarrolló en Alemania. Tiene residencia en ese país y ahí amasó su fortuna, estimada en unos 50 millones de dólares. Klitschko también vivió algunos años de su infancia en República Checa, en los años 80, antes de regresar a Ucrania con su familia.

Su hermano menor, Wladimir, comenzó su carrera profesional el mismo día que él y también se dedica al boxeo -es campeón del mundo de tres organizaciones-. Sin embargo, los Klitschko nunca se enfrentaron, en cumplimiento de una promesa que le hicieron a su madre. Los hermanos, que entre sus primeros empleos tuvieron el de guardaespaldas, crearon juntos la Klitschko Brothers Foundation, que ayuda a los niños ucranianos.

El ring como base

Haber acumulado su fortuna gracias al deporte y no a negocios -a veces turbios- vinculados a grandes empresas energéticas o de las telecomunicaciones, como la mayoría de los líderes políticos ucranianos, y permanecer como novato en estos ámbitos, le permite mantenerse a salvo de la mala fama que tienen los dirigentes tradicionales en uno de los países más corruptos del mundo.

Esto lo convierte en un buen candidato incluso para quienes quedaron decepcionados por el desenlace de la Revolución Naranja, de 2004 (a la que Klitschko apoyó), que comenzó a resquebrajarse por las luchas de poder internas. Su máxima dirigente, Yulia Timoshenko, hoy está presa por acusaciones de corrupción que la oposición -Klitschko inclusive- denuncia como un montaje político. Finalmente, Víktor Yanukóvich, el principal adversario político de Timoshenko, volvió al poder en 2010, por las urnas.

Ese mismo año el boxeador creó UNDAR, partido de tendencia liberal, luego de fracasar en su intento de ser electo alcalde de la capital, Kiev, en 2006 y en 2008. Desde esa organización política impulsa y defiende una “moderada” privatización de las empresas estatales y es muy favorable a la Unión Europea, algo que lo colocó al frente de las manifestaciones que se desarrollan a favor de un acuerdo entre Ucrania y Bruselas. Sin embargo, llama la atención de varios corresponsales de prensa que el boxeador suela ser muy aplaudido incluso por los nacionalistas. Quizá esto se deba al otro punto fuerte de su programa: la lucha contra la corrupción, en la que tiene a su favor que es uno de los pocos políticos libre de sospechas, o casi.

Anunció su candidatura a las elecciones de 2015 en octubre, pero su postulación está bloqueada desde noviembre por una ley que muchos ven como hecha a su medida: un ciudadano ucraniano con permiso de residencia en otro país no puede ser considerado residente en Ucrania. Como la ley no autoriza la candidatura a la presidencia de personas que no hayan residido en el país en los diez años previos a la elección, Klitschko quedaría fuera de juego.

De acuerdo con el semanario alemán Der Spiegel, los estrechos vínculos que tejió con la conservadora Unión Cristianodemócrata de la canciller alemana, Angela Merkel, y con el Partido Popular Europeo, al que su propia formación ingresó como observador, le permiten contar con poderosas presiones exteriores a favor de que su candidatura sea aceptada cuando llegue el momento. En cualquier caso, la aprobación de esa ley muestra la preocupación que causa en el oficialismo la idea de tenerlo como adversario. De acuerdo con la agencia de noticias AFP, Klitschko le ganaría a Yanukóvich en segunda vuelta.

Más allá de las actuales protestas, su actitud como líder de ese movimiento hace pensar que quizá prefiera esperar a enfrentar al actual presidente (y probable candidato a la reelección) en 2015.

Lucha callejera

Se lo vio interponer su poderosa estatura entre los manifestantes y los policías, llamar a la calma y explicar que, además de la política pro rusa del gobierno, lo que motiva al movimiento que ha salido a las calles es la represión que sufrieron los manifestantes. Muchos reclaman la caída del gobierno, pero en las entrevistas que se le hicieron, el dirigente no parece tan convencido de querer acelerar el cambio de mando. “No se rindan, porque si lo hacen no vamos a tener elecciones libres en 2015”, advirtió su hermano Wladimir a los manifestantes.

Aunque nadie le reconoce un talento especial de orador, de acuerdo con los corresponsales extranjeros Klitschko es el dirigente más aplaudido en la Plaza de la Independencia de Kiev, en sus frecuentes apariciones entre los manifestantes proeuropeos. Ni siquiera domina del todo el idioma ucraniano, pero habla perfectamente el ruso (que es reconocido como idioma regional en algunas partes del país), el alemán y se defiende en polaco.

A pesar de no ser tan cuestionado como otros integrantes de las elites políticas, existen dudas sobre su integridad, alimentadas por sus rivales. Muchas veces se lo nota indeciso; dicen que es un diletante, que cuando fue concejal de la Intendencia de Kiev trabajó muy poco para cumplir esa función, y también que en realidad es cercano al actual poder. Esa última afirmación se basa en una visita que le hizo en 2012, en Florida, Estados Unidos, el jefe de la administración presidencial, Sergueï Lavotchkine.

Derecha para Europa

En una entrevista publicada la semana pasada por la Deutsche Welle alemana, Klitschko explicó cuáles eran sus reclamos, coincidiendo con los que exponen a los medios los manifestantes contra el gobierno ucraniano. El boxeador dijo que quiere que su país sea “democrático y moderno” y asoció la buena gestión y la libertad con la Unión Europea, en oposición a los valores que para él representa Rusia.

Se refirió a las condiciones que había puesto Bruselas para firmar un acuerdo de asociación con Ucrania y recordó que uno de los reclamos era la liberación de los presos políticos, pero que ante la falta de entusiasmo del gobierno, la propia Timoshenko, considerada por los europeos, por la oposición y por ella misma presa política, había dicho no querer “ser un obstáculo” y habría retirado su pedido de liberación.

Para el boxeador, los ucranianos son “europeos por historia, por mentalidad, y por geografía”, sin embargo, su calidad de vida está “por debajo de la europea”. También dijo que lo primero que él reclama es que se firme el acuerdo con Bruselas y luego que se implementen reformas que asemejen al país con Europa, entre ellas, que se modifique el funcionamiento de la Justicia. Citó como ejemplos a seguir los de Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría.

Consultado acerca de por qué, siendo millonario, con una carrera internacional y con la posibilidad de vivir en la Unión Europea, insiste en dedicarse a la política en Ucrania, Klitschko respondió que ése es su país. “Mi corazón está aquí”, dijo, y agregó que “no hay que olvidar de dónde viene uno”.

Hace unos días, en una entrevista con Canal +, de Francia, Mike Tyson defendió el estilo de boxeo de los hermanos Klitschko -mucho menos espectacular que el suyo- y dijo que la candidatura de Vitali “le suma belleza y brillo al boxeo”. Aseguró que quienes se destacan en ese deporte son “personas tenaces y trabajadoras”. Cuando Vitali ingresa al ring, lo hace con la canción que le dedicó el grupo alemán Rammstein, “Suena”.

Más allá de su fama ucraniana y europea, aún está en veremos si su carrera política será tan exitosa como la que hizo en el deporte. En otra entrevista, en junio, con el diario francés Le Monde, el dirigente opinó: “En el deporte, las reglas están claramente establecidas, pero la política ucraniana parece un combate sin reglas”.