La principal central sindical tunecina convocó un paro general para hoy, siguiendo a partidos opositores, para protestar en contra del asesinato del líder del partido de izquierda laico Patriotas Demócratas y de la coalición opositora Frente Popular. Belaïd, que será sepultado hoy, era además abogado defensor en derechos humanos y fue asesinado el miércoles de mañana, cuando salía de su casa.

La medida de la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT) no tiene antecedentes desde 1978, fecha del último paro general que convocó. El 14 de enero de 2011, día de manifestaciones multitudinarias en el que el entonces presidente Zine El Abidine Ben Alí abandonó el poder y se refugió en Arabia Saudita, la mayor central sindical del país sólo había llamado a parar dos horas.

El líder de la central que nuclea a unos 750.000 trabajadores, Hucine Abassi, anunció esa decisión ayer en una conferencia de prensa, luego de haber recibido, por la mañana, un llamado anónimo en el que lo amenazaron con ser el próximo “en la lista” después de Belaïd, si llamaba al paro general, informó el portal de información tunecino independiente Kapitalis.

El mismo día, la residencia del abogado y dirigente de Nida Tunes (Llamado a Túnez), Mondher Bel Haj Ali, fue saqueada por desconocidos, algo que ya había ocurrido hace unos meses. El referente de ese partido centrista de oposición no quiso hacer declaraciones hasta después del entierro de “su amigo”.

Además, la prensa local advirtió sobre fotos que circulan hace días en la red social Facebook, de personalidades “para eliminar”. En una de ellas figura el rostro de Belaïd. Además de líderes políticos, la mayoría de las personas a las que apuntan las amenazas, son periodistas. En la misma red social se multiplicaron llamados a manifestar hoy para defender la “legitimidad” de los islamistas.

En tanto, el gremio de abogados y magistrados convocó a tres días de paro -desde el miércoles hasta hoy- en homenaje a su colega fallecido. Mientras tanto, continuaban las protestas por el asesinato en todo el país, que generaron choques entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, que reclaman la dimisión del Ejecutivo.

También continuaban las discusiones en torno a la postura del partido islamista de gobierno, Ennadha. La directiva de esa fuerza política desautorizó ayer a su número dos, el primer ministro Hamadi Yabali, que había anunciado el miércoles un gobierno técnico -reclamo opositor de larga data- en respuesta a la conmoción que causó la muerte del opositor. El jefe de gobierno tomó esa decisión sin consultar “a ningún partido”, ya que, dijo, se venía negociando un eventual gobierno de unidad nacional sin éxito. Pero en un comunicado emitido ayer, su partido rechazó lo que llamó una “propuesta” de su número dos y aseguró que Túnez “necesita un gobierno político”. A sabiendas de que estaba prevista una nueva reunión de la directiva de esa fuerza política ayer, de la que no había novedad al cierre de esta edición, aún podría surgir algún otro acuerdo.

Ennahda, como cabeza del gobierno de coalición, y por su ideología islamista, quedó en el banquillo de los acusados luego de la muerte de Belaïd. La oposición entiende que el gobierno se mostró laxo ante la multiplicación de los ataques de un grupo radical islamista, la Liga de Protección de la Revolución, generando un sentimiento de impunidad que, por lo menos, podría haber facilitado la muerte del opositor. Los legisladores de Ennahda habían llamado a liberar integrantes de esas milicias detenidos por ataques violentos.