-¿Qué hizo en dictadura?
-Estaba haciendo preparatorios de medicina y después la carrera de médico. Ayudé a la refundación de la Asociación de Estudiantes de Medicina [AEM] y a la refundación del sindicato del Círculo Católico, donde trabajaba, con contactos fuertes en el PIT. Con unos compañeros teníamos policlínica en el barrio Peñarol; la empezamos de abajo en el Club Uruguay Peñarol, un trabajo que habíamos encarado como una cuestión social de difusión de la medicina pero, obviamente, también como una posibilidad de juntarnos, hablar entre nosotros y también con la gente.
-¿Como cirujano va a ganar más dinero que como diputado?
-Sin duda que sí, pero si el dinero me moviera tanto haría muchas otras cosas.
-¿El problema con el frigorífico Florida fue la gota que derramó el vaso?
-Sí, porque yo venía con visiones de lo que estaba pasando en el MPP que eran negativas; se venían estrechando los espacios. En su momento eso provocó la salida de la corriente que lidera [Eleuterio Fernández] Huidobro [la Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad]. Otra cosa es que los institucionales nos trataron siempre con gustito despectivo; finalmente, el manejo de la orgánica por compañeros que son rentados pero no tienen visibilidad pública.
-Como político del interior, ¿cuáles son las principales diferencias con Montevideo?
-En el interior tenés que ser todólogo, te preguntan por todo. Por suerte, se enteran sólo de lo que es mas público, lo otro pasa. Más allá de la especialización del trabajo parlamentario, tenés que estar informado de lo que pasa en otro nivel. Por ejemplo, tuve que defender en mi departamento el IRPF [Impuesto a la Renta de las Personas Físicas] y sabía muy poco de impuestos; eso te lleva a estudiar mucho. No es que tengas que ser un erudito, pero te preguntan todo: habría que preguntarle a la gente de Montevideo cuántos diputados del departamento conocen, si saben quiénes son. En el interior todos saben quiénes son sus diputados, dónde viven, qué hacen y qué dejan de hacer; te conocen, te paran en el boliche, en la estación, y miden mucho tu actitud, miden lo que hacés y lo que decís. Y tenés que estar. Te invitan a la inauguración de una escuelita o a un evento en un club de barrio y es muy importante estar. Si la gente no te ve lo primero que dice es: "A éste le gustó Montevideo".
-Es de hacer calentar a la gente. Recuerdo al diputado blanco Sergio Botana recorriendo medio hemiciclo para trompearlo. ¿Qué le dijo para que hiciera eso?
-Claro que me acuerdo. Él la empezó. Estábamos discutiendo un tema médico: la voluntad anticipada, que establece que una persona puede definir que no quiere ser sometida a algunos procedimientos por considerarlos degradantes. En medio de eso, no entiendo por qué, se lo tomaron a pecho; se trata de la decisión de cada uno, pero ellos le buscaban el lado perverso, con cuestiones como que el médico podía conspirar con los herederos para dejar morir al paciente y teorías tipo Hollywood. En ese contexto, Botana me señala y dice: "Y también, ¡con los médicos que hay!”. Yo le contesto: "Lo que pasa es que vos sos un cagón", y cuando Iturralde grita algo lo miro y le digo: "Y vos también". Ahí fue que Botana se levanto y empezó a correr hacia donde yo estaba. Yo no me cuido; estoy aburrido de los cálculos políticos, que esto no da votos y aquello sí. ¿Y qué nos da cabeza? ¿Qué gano con 10.000 votos si tengo sólo dos cabezas? Porque acá la historia es ganarle la cabeza a la gente, nos hemos olvidado de que hay que conseguir gente con conciencia; ese trabajo no existe. A los del Ministerio de Desarrollo Social [Mides] pueden salvarlos si logramos que hagan cabezas. Y no estoy diciendo que tienen que votar al Frente Amplio [FA], estoy diciendo que tengan conciencia de sí mismos; lo mismo que aprendimos alguna vez en un sindicato, en un comité de base: que sos un ser humano con derechos, no es que te venimos a dar una limosna, te venimos dar una mano.
-¿Cuántas veces votó por disciplina partidaria en contra de su parecer?
-Pila de veces. La última vez que voté contra lo que pensaba fue la ley de las devoluciones, que establece que los aportes del Fonasa [Fondo Nacional de la Salud] se devuelven a quienes más ganan y a quienes menos hijos tienen, que son los que salen más beneficiados con este sistema, en contra de todo lo que hemos venido planteando siempre. A mí, con el salario de diputado, por tener sólo dos gurises en el Fonasa me devolvieron 59.000 pesos. No está bueno.
-¿Cuánto pesan en el MPP las charreteras invisibles de los que agarraran los fierros? ¿Haber estado en la lucha armada crea un diferencia insalvable?
-Pesan; no sé si determinan, pero pesan. Creo que el respeto hay que ganárselo día a día, pero cuando uno se cruza con esos compañeros que pasaron por esas circunstancias le generan respeto, que después se mantiene o no.
-Usted denunció que un viaje organizado por Ivonne Passada resultó demasiado caro, pero después subió la apuesta y habló de jerarcas que viajan por placer.
-Muchas veces me he sentado a conversar con los compañeros sobre sus viajes y me cuentan cómo era la piscina y los detalles del hotel, pero de las reuniones no me dicen nada.
-¿La derecha se refriega las manos con los líos de la izquierda, como su caso o el de Esteban Pérez?
-Ni Esteban Pérez ni yo somos tan importantes. No vamos a hacer que gane la derecha. Lo que sí podemos hacer, y lo digo por mí, es dejar claro que hay gente que cree que hay cosas que no van bien y que hay que cambiarlas.
-¿Estos episodios pueden generar autocrítica en el MPP? ¿O serán sólo una raya más en el tigre?
-Creo que nos van a sepultar. Esta atención de los medios va a terminar, es la dinámica de las noticias. Después sólo algunos se acordarán, pero a mis hijos los voy a mirar de frente y les voy a poder decir lo que hice.
-Como cirujano y forense me imagino que está preparado para afrontar la muerte. ¿Como político también?
-Sí. Estos días, medio en broma y medio en serio, me he comparado con Baltasar Brum, que no impidió la dictadura, pero la marcó.
-Si su casa se quema, están todos a salvo y tiene la oportunidad de salvar un objeto, ¿cuál sería?
-Los libros de cirugía. Me pasó algo similar una vez con un auto: se me quedó en la ruta 5, saqué los libros y me fui.
-¿A cuánto está el salario mínimo nacional?
-Exactamente no sé. Siete mil y algo.
-¿Con qué episodio empezó a germinar la idea de separase del MPP?
-Después del congreso en el que se separa el grupo de Fernández Huidobro mandé una carta diciendo que me autoexcluía porque consideraba que era una victoria pírrica. Ganás hoy pero perdés en el futuro. Pero las cosas empezaron a ponerse bravas ahora y no sólo en el Parlamento. No se percibe que la gente está con un desconcierto importante. Si 80 por ciento del país no paga IRPF es porque no llega fin de mes, y a esa gente uno tiene que hacerle la cabeza, no tirarle problemas, no decirle un día una cosa, al otro día otra y al siguiente otra. Me cuesta defender a la ministra de Salud Pública, a quien no conozco, o defender a Venegas. También me cuesta defender a ASSE, porque trabajo ahí y sé lo que está pasando. Todo eso fue colaborando a que pensara en irme, hasta que llegué a esta situación de divorcio de común acuerdo.
-Como médico y legislador, ¿cuál sería el resultado de un control antidoping en el Parlamento?
-[Se ríe]. Debe de ser parecido a lo que ocurriría en cualquier parte de Uruguay si juntás a 130 personas. Siempre digo: recuerden que hay 10 por ciento de homosexuales, según las estadísticas.
-Planteó que para el MPP “es más grave hablar que quedarse con el vuelto". ¿Podría ser más específico?
-Les pedí a los compañeros que dejen de decir que me había autoexcluido por hacer unas declaraciones a El País. Me parece que era para decir algo así como “a éste lo echamos porque dijo", pero en realidad no investigan a aquellos que gastan dinero en viajes ni a los que se quedan con el vuelto. No investigamos nada pero a éste lo ajusticiamos. Incluso a Esteban Pérez lo mandan al tribunal de disciplina; a mí, directamente, me fusilan. Y me entero por la prensa, no es que me fusilen de frente.
-Hace muchos años que es orgánico del MPP. ¿Recuerda la anterior expulsión?
-No, pero participé en algunas discusiones relativas a conductas y siempre me pareció que se hacían con una cabeza muy estrecha.
-¿Sabe qué ha dicho Mujica sobre su expulsión?
-Supongo que públicamente nada, en la interna ya no tengo cómo enterarme.
-¿Qué proyecto de ley le queda en el debe?
-Presenté uno que no ha tenido mucha fortuna sobre la regulación de la publicidad engañosa de medicamentos. Está en comisión pero ahora no sé si se va a tratar; es un tema complejo y con muchos intereses. Estamos a años luz de los países que son ejemplos en esa materia, y la que pierde es la gente.
-¿Ganaba algo si se concretaba la venta del frigorífico Florida a los compradores que usted llevaba?
-Sí, trabajo para la gente, más de 200 fuentes laborales. Si a mí me gustara la plata no sería diputado, seguiría ejerciendo como cirujano.
-¿Sabe cuánto sale una hamburguesa en un carrito?
-No, nunca en la vida comí una hamburguesa en un carrito
-Nómbreme dos cosas baratas en Uruguay.
-¿Baratas? No sé si hay algo barato. De las últimas veces que fui al supermercado nada me llamó la atención en ese sentido.
-El senador Ernesto Agazzi dijo sobre usted: “Es un cirujano de Florida, cometió una cantidad de impericias. Que vuelva a ser cirujano”. ¿Se refería al juicio por mala praxis que terminó con la muerte de un paciente mientras usted trabajaba en el Ministerio de Salud Pública?
-Yo no lo entendí así. Creo que se refería a lo político; si no, sería una cretinada.
-¿Qué tipo de amenazas ha recibido por estos días?
-No son amenazas de muerte, son del tipo “voy a publicar esto" o “seguramente se reflote lo del juicio por mala praxis" y otras cositas. Porque en este país si descalificamos al que dice algo es mejor, porque nos evita pensar sobre lo que dice. Fulano dice eso porque es un "hdp" y queda por eso; es fácil desacreditar para después hacerse el sordo.
-¿Cómo encuentra a los partidos tradicionales para las próximas elecciones?
-En la lona. Están en una situación crítica y no la ven. En Montevideo, ni blancos ni colorados consiguen un candidato que haga fuerza. Y menos mal, porque si no, estaríamos en problemas nosotros. No hemos tenido grandes desempeños y menos recambios de buen nivel. En las nacionales uno ve la figura de Tabaré Vázquez en el horizonte y se da cuenta de que no tienen cómo competir con él.
-¿Cómo ve la gestión del Carlos Pájaro Enciso en la Intendencia de Florida?
-El Pájaro tiene una gran virtud y es que se entrevera entre la gente. Llegó a la intendencia con una campaña apoyada en cuatro puntos: la basura, el tránsito, los animales sueltos y las inversiones. No ha resuelto ninguno de esos puntos.
-¿Cuándo y cómo se enamoró del MPP?
-Sendic me enamoró y el ejemplo del Che Guevara también. Y creer que la lucha armada era una opción en Uruguay, un camino a recorrer. Yo tenía 13 años en aquel entonces. Esa realidad me seducía, por eso ingresé al 26 de Marzo, por mi atracción hacia el MLN-T. Pero me voy con la idea de que capaz que algún día puedo volver, y también con la inquietud de ver que el MPP ha dejado irse a tanta gente y que no sea capaz de ir a buscarla la con humildad de aceptar equivocaciones. La mentira no es revolucionaria, y decir que está todo bien cuando no está todo bien tampoco es revolucionario. Y, por supuesto, callar las cosas que hacen mal los compañeros tampoco. Siento que tenemos la obligación moral de decirlo y denunciarlo para que se corrija.
-¿Dejar de ser diputado va a ser un alivio?
-Cuando pienso que veces uno viene acá a perder el tiempo, es un alivio. Pero también se pierden posibilidades de hacer muchas cosas desde este lugar.
-Ha dicho más de una vez que el FA está perdiendo transparencia. ¿Qué zonas hay que iluminar?
-La transparencia pasa por dónde gastas, para qué gastas y con qué objetivo. Hablo de los viajes y de otras cosas: soy un tipo que se ordena cuando se levanta y lo primero que piensa es “hay gente que al mediodía va a tener dificultades para comer”. Eso determina lo que hago el resto del día, y ahí no entra lo que puedo gastar en un viaje o aprovechar de estar en el Parlamento.
-¿Por qué está convencido de que el MPP se va llevar “un revolcón bárbaro” en las urnas?
-Histórico. Porque creo que su acción lo ha separado de la gente. Hay una interna en la calle Mercedes que se come absolutamente todo. Hay que salir a trabajar con la gente, no para adentro: cuando uno se encierra en cualquier lugar, ya sea en la sede del MPP o en el Parlamento, la realidad se distorsiona y hace falta sacar la cabeza para fuera. El FA es mucho más que la suma de los sectores, la enorme mayoría de los votantes se mueven entre los diferentes sectores, es gente que cree en la honestidad y en los procedimientos -por eso no es bueno que pase esto- pero no está fanatizada con un sector y va variando su voto. Es gente como yo, que cree que la única alternativa de cambio es el FA. Por eso me voy de acá más frenteamplista que nunca.