“A pesar de cierto escepticismo sobre los motivos comerciales que hay detrás de algunas iniciativas y enfoques [estadounidenses] para el desarrollo, las miradas de la Santa Sede sobre el desarrollo se acercaron a las de Estados Unidos”, dice un cable diplomático enviado por la embajada de ese país en el Vaticano a fines de enero de 2003. El documento agrega que el Vaticano “opera como una agencia de ayuda global” y que sus “agencias de desarrollo y organizaciones afiliadas” son afines a una colaboración con el gobierno de Estados Unidos, por lo que la “embajada cree que la Santa Sede resultará un aliado cada vez más útil en promover estos enfoques en todo el mundo”.

El mismo cable se refiere a los “tiempos de auge de la Teología de la Liberación y de las teorías del desarrollo de la década de los 60” que, según agrega, aún están presentes en la línea de direccion del Vaticano. Sin embargo, la comunicación señala que la autoridad católica parece haber hecho un “giro filosófico” en los últimos años y que los lineamientos más recientes “muestran una postura más cercana” a la de Washington.

El abogado sindical y de derechos humanos Daniel Kovalik, profesor de Derechos Humanos Internacionales en la Escuela de Derecho de la Universidad de Pittsburgh, publicó en el portal de investigación periodística CounterPunch (Contragolpe), un artículo (también publicado por Rebelión) que recoge los cables filtrados por la organización WikiLeaks relativos al Vaticano y a la Teología de la Liberación. Del análisis de esos cables realizado por la diaria se desprenden las informaciones presentadas aquí.

Intereses comunes

El documento diplomático enviado desde el Vaticano en 2003 destaca que el papa Juan Pablo II expresó “conceptos tales como la transparencia, la buena gobernanza, responsabilidad y liberalización del mercado [que] ofrecen ahora un contrapeso al hecho de culpar a ‘las estructuras injustas’ o al ‘capitalismo salvaje’ de los problemas del mundo”. El cable especula que esa postura tendrá repercusiones en las políticas y estrategias de las agencias de desarrollo vinculadas a la Iglesia y dice que “dada la importancia de la voz del Vaticano en todo el mundo en desarrollo”, las organizaciones de cooperación estadounidenses “deberían tratar de ampliar contactos con la Santa Sede” y “desarrollar sinergias con las agencias de desarrollo vinculadas al Vaticano”.

En 2005, desde la embajada de Estados Unidos en El Salvador, se emitió un cable con consideraciones sobre la influencia de la religión católica en ese país y también sobre las corrientes en disputa dentro de la Iglesia salvadoreña, en particular entre los allegados a la Teología de la Liberación.

El documento señala que en 1977 el arzobispo Óscar Arnulfo Romero adoptó una postura “abier-
tamente a favor” de la Teología de la Liberación, y que lo mismo hizo su sucesor, Arturo Rivera, de1983 a 1994. Pero con el arzobispo siguiente, Fernando Sáenz Lacalle, y el final de la guerra civil, la Iglesia salvado-
reña pasó a poner el énfasis en “la salvación individual y la moral”.

El cable cita al director del Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad de Centro América de ese país, Miguel Cruz, que explicó a la embajada que todavía existía una división en la Iglesia salvadoreña entre los jesuitas seguidores de la Teología de la Liberación y el grupo de católicos conservadores del Opus Dei, del que Sáenz formaba parte. “Muchos jesuitas que se aferran a la Teología de la Liberación creen que la Iglesia debería hacer más hincapié en atender las necesidades humanas de los segmentos más marginados de la sociedad, mientras que el Opus Dei promueve el crecimiento espiritual de sus seguidores a través de sus actividades diarias, a través de obras en particular”, dice el cable en el que la embajada estima que esas divisiones internas facilitaron el crecimiento “rápido” de los grupos protestantes en el país. No obstante, el documento también explica que la Iglesia salvadoreña se volvió a “romanizar” (por contraposición a sus vertientes más progresistas) con las acciones que impulsó Sáenz (que dejó el cargo a fines de 2008) en contra del aborto y del matrimonio homosexual. Agrega que “las familias más ricas e influyentes del país siguen siendo católicas en su mayoría y los católicos más activos se suman a los protestantes en apoyar a la coalición de centroderecha Alianza Republicana Nacionalista”, que gobernó hasta 2009 y ahora está en la oposición.

En otro cable emitido desde el Vaticano en 2007 por la visita, ese año, del papa Benedicto XVI a Brasil, se ahonda en el tema de la Teología de la Liberación. El documento dice que este movimiento “es otro importante problema contextual” de la visita por el “desafío” que implica esa corriente “para la Iglesia tradicional”. Agrega que “el papa Juan Pablo [II] (ayudado por el actual papa cuando era el cadenal Ratzinger) hizo esfuerzos mayores para erradicar ese análisis marxista de la lucha de clases”.

La embajada en el Vaticano escribió que la Teología de la Liberación “había llegado a ser promovida por un número importante de clérigos católicos y personas laicas, que en un compromiso político a veces aprobaron la violencia ‘en nombre del pueblo’”. Además la sede diplomática opina que “la forma más ortodoxa” de esa corriente que “se ponía del lado de los pobres y los oprimidos, se había sometido a una lectura reduccionista [de la realidad] que el Vaticano trató de corregir”. El cable estima que el papa logró a grandes rasgos ese propósito, pero advierte que “en los últimos años” se pudo observar “un resurgir” de esa corriente en América Latina.

La región en la mira

En un cable enviado desde la embajada estadounidense en Quito se informa de los encuentros entre representantes de la sociedad civil ecuatoriana y el entonces secretario de Estado adjunto de la administración de George W Bush, John Negroponte, que visitó Ecuador en 2007, meses después de la asunción del actual presidente Rafael Correa. La embajada destaca que un periodista experimentado de Guayaquil, Carlos Jijón, que “conoce a Correa desde hace muchos años”, dijo a Negroponte que la Teología de la Liberación tuvo “importancia en la formación social y política” del presidente, que “fue discípulo de Monseñor [Leonidas] Proaño de Riobamba, el principal defensor” de ese movimiento “en el Ecuador de los años 70”. El cable dice que ese sacerdote “acepta la legitimidad de la ‘violencia cristiana’ en respuesta a la más ofensiva ‘violencia de un niño que se va a la cama con hambre’”.

También en 2007, la embajada estadounidense en Caracas informó a Washington acerca de las críticas que el entonces presidente venezolano Hugo Chávez había lanzado en contra de los obispos católicos de su país, cuando llamó a la población a “tomar el camino de la Teología de la Liberación” e ignorar a esos religiosos que “perdieron el rumbo”. La sede diplomática agregó que la Iglesia Católica seguía siendo entonces “una de las pocas instituciones independientes e influyentes en Venezuela, capaz y dispuesta a amonestar a Chávez y oponerse a su plan de gobierno radical”.

Un poco después, en enero de 2008, otro cable de la embajada estadounidense en el Vaticano reitera la oposición del papa a la Teología de la Liberación por la “simpatía” de esa corriente con “los movimientos revolucionarios” y manifiesta su preocupación por el “resurgir” de esa vertiente. Informa además que el Vaticano estima que los sacerdotes no deberían buscar altos cargos de gobierno o de administración pública, en clara referencia al entonces futuro presidente paraguayo Fernando Lugo.

Meses después, esta vez desde la embajada en Asunción, los diplomáticos estadounidenses hacen un perfil de Lugo, electo en abril de 2008. Según ese cable, Lugo “aprendió los principios de la Teología de la Liberación” en Ecuador, entre 1977 y 1982, junto a Leónidas Proaño, el Obispo de los Pobres.