Primarias y pico fueron las que vivió Claudio Orrego, el precandidato presidencial de Democracia Cristiana (DC). Es el único que llega a la instancia del domingo tras elecciones internas, en las que venció a la senadora Ximena Rincón. Es también uno de los precandidatos menos conocidos, porque aparece de la mano de una tibia renovación interna en su partido, pero está en la política desde 1996, cuando comenzó como edil en la comuna santiaguina de Peñalolén, de la que también fue alcalde. Según las encuestas, este domingo quedará segundo en las elecciones internas de la Concertación, renombrada “Nueva Mayoría”, seguido por el independiente Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda de quien llega como favorita: Michelle Bachelet, candidateada conjuntamente por el Partido Socialista (PS), el Partido por la Democracia, el Partido Comunista (PC), la Izquierda Ciudadana y el Movimiento Amplio Social.

En el debate que el domingo enfrentó a los precandidatos concertacionistas se les preguntó por qué la gente debe renovar su confianza en la agrupación que gobernó el país durante los 20 años siguientes a la dictadura y en un momento en que la ciudadanía está reclamando cambios. Velasco, que cada vez muestra un perfil más crítico con los gobiernos anteriores, de los que formó parte, y tiene un perfil más cercano “al ciudadano” y menos a la “política tradicional”, aseguró: “La gente tiene muy buenas razones para no creer que nada va a cambiar […]. Ha habido una clase política y un grupo de dirigentes que no han querido hacer los cambios”. En cuanto a la autocrítica sobre la administración de Bachelet (2006-2010), el premio mayor se lo llevó el candidato del Partido Radical Social Demócrata (PRSD), José Antonio Gómez, quien reconoció: “No fuimos capaces de cambiar las cosas durante los gobiernos de la Concertación”.

Si no hay sorpresas, Bachelet ganará el domingo y se espera que rápidamente se sumen a su campaña con vistas a noviembre la DC y el PRSD, tal como han manifestado sus precandidatos. Velasco, por el contrario, aseguró que no se sumaría al equipo de Bachelet. Ante este escenario, el PC ya advirtió que pretende que tras las primarias el equipo de la ex presidenta esté integrado “por los partidos que la apoyamos, en igualdad de condiciones”.

Con los votos bajo el brazo

El de los estudiantes y sus protestas es un tema cada vez más presente en la campaña, tanto por sus manifestaciones, cada vez más frecuentes y fuertes a medida que avanza el calendario electoral, como por las ocupaciones que están manteniendo en unos 50 establecimientos educativos que está previsto que sean utilizados como centros de votación el domingo.

Este tema ha puesto en una encrucijada al gobierno que preside Sebastián Piñera, que entró en contradicciones y volvió a arremeter contra Bachelet. La vocera del gobierno, Cecilia Pérez, aseguró que las ocupaciones “ponen en peligro la democracia” y que hasta mañana los alcaldes pueden acordar los desalojos, pero que si el viernes los centros no están desocupados se procederá a sacarlos con los Carabineros o, incluso, con las Fuerzas Armadas. Por su parte, el presidente advirtió: “No vamos a permitir que una minoría le quite el derecho del voto a 13 millones de ciudadanos”. Fue el ministro de Defensa, Rodrigo Hinzpeter, quien puso paños fríos e informó que será su cartera, en coordinación con Carabineros, la que, llegado el caso, desaloje los centros educativos. “Nuestras Fuerzas Armadas son respetuosas de todos los chilenos y no les corresponde desalojar colegios”, aseguró. Hinzpeter aprovechó para criticar a Bachelet, quien había lamentado que se considerara la posibilidad de utilizar a las Fuerzas Armadas porque temía “un baño de sangre”. “Me parece una frase incomprensible, que causa desconcierto, es abusiva e hiriente para nuestras Fuerzas Armadas”, dijo el ministro.

El otro

No participará en primarias porque es candidato único en su partido, pero también está sobre la mesa el nombre de Marco Enríquez Ominami, quien se presentará a las elecciones por el Partido Progresista, que fundó en 2010. MEO, tal como se le conoce, se convirtió en uno de los líderes políticos chilenos en las pasadas elecciones, tras liderar una escisión del PS porque éste no aceptó realizar internas para dirimir entre su candidatura y la de Eduardo Frei, quien finalmente fue el presidenciable de la Concertación. Ante la negativa, MEO se convirtió en una de las principales voces que reclamaban la obligatoriedad de las internas, finalmente establecidas por ley, a la vez que se presentaba como independiente a las elecciones, en las que resultó tercero con 20% de los votos.

Para hoy los estudiantes convocaron una jornada de paro bajo la consigna “Recuperar el cobre”, a la que también adhirieron los trabajadores de la educación, de la salud, de varios sectores del transporte y los mineros.

Otro escenario

El panorama en la interna de la derecha es bastante diferente y para el después de las primarias se evalúan varias posibilidades, entre ellas, la de un eventual regreso de Laurence Golborne, quien era ministro de Minería cuando el rescate de los 33 mineros y que desde ese entonces se convirtió en presidenciable. Golborne no participa en las internas porque renunció a candidatearse por la UDI tras algunas duras acusaciones del precandidato de RN, Andrés Allamand. Sin embargo, sigue siendo una de las figuras más populares de la derecha, y el ex ministro de Economía Pablo Longueira, el elegido por la UDI para sustituirlo a poco más de dos meses para las elecciones, no ha logrado congregar la misma intención de voto.

También hay temor en el oficialismo de que la participación del domingo sea demasiado baja. “El principal temor es que el día de la primaria vote poca gente por los candidatos de la Coalición por el Cambio, porque si sacamos menos de 200.000 votos y la Concertación reúne más de 800.000, eso va a significar que el repechaje será muy, muy duro”, advirtió un parlamentario del oficialismo al semanario chileno Qué Pasa.

Estos temores se dispararon después de que algunas semanas antes, en un almuerzo entre correligionarios, la diputada de la UDI María Angélica Cristi contara que en el distrito por el cual fue elegida corría “el rumor” de que los votantes de derecha no lo harían en las primarias de la Coalición sino en las de Nueva Mayoría para fortalecer a Orrego y evitar una gran votación de Bachelet. Lo mismo manifestaron otros parlamentarios acerca de lo que podría suceder en otras regiones del país.

De todas maneras, el principal escollo en el oficialismo es que la disputa entre los dos candidatos está muy pareja. Ambos comandos de campaña informaron que ninguno de los candidatos tiene una ventaja importante sobre el otro, lo que hace imprevisible el resultado del domingo. El principal temor es el de una ruptura interna en la relación ya desgastada entre los dos mayores partidos de la derecha chilena. Algunos sectores de la RN y de la UDI ya han mantenido roces importantes durante este gobierno, que incluso obligaron a Piñera a interceder entre ambos “bandos” para evitar crisis mayores. Ante un resultado ajustado es probable que estos sectores renueven sus encontronazos, especialmente si la derrotada es la UDI, que tuvo que sacrificar a su primer candidato tras acusaciones que provinieron de la propia RN.

“Sería una sorpresa ganarle a Bachelet”, dijo semanas atrás Joaquín Lavín, hombre fuerte de la UDI y cabeza de campaña de Longueira. Tras esa declaración se despertó otro temor, informó Qué Pasa, el de que después de las primarias, ante la dificultad de lograr un acuerdo entre los dos partidos, cada uno se concentre en fortalecer las listas para lograr una importante presencia en el Congreso que contrarreste un eventual gobierno de Bachelet.

En este panorama es que gana apoyos el eventual regreso de Golborne, quien podría presentarse como candidato independiente y nuclear a las fuerzas de la derecha si ni Longueira ni Allamand logran un respaldo importante. Cuestionado al respecto, el ex ministro dijo: “No es bueno pronunciarse frente a escenarios hipotéticos e inciertos”.