Los ministros de la Unión Europea (UE) resolvieron ayer retomar las negociaciones para el ingreso de Turquía al bloque, pero sólo después de que la Comisión Europea sobre Reformas y Derechos Humanos en Turquía entregue su informe, lo que está previsto para octubre. De esta manera se logró un equilibrio entre los países opuestos a la reapertura del diálogo prevista inicialmente para hoy y los que querían seguir adelante.

La semana pasada el gobierno alemán se posicionó en contra del ingreso de Turquía al bloque, alegando que debido a los sucesos ocurridos en dicho país en las últimas semanas, en los que se registraron severos episodios de represión policial contra manifestantes, no era el momento adecuado para tratar el tema.

A esto se suma que la canciller alemana, Angela Merkel, y su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), están en campaña con vistas a las elecciones legislativas de setiembre, y al anunciar su programa de gobierno, reafirmaron su negativa al ingreso de Turquía. El documento aprobado ese día dice que quieren “una cooperación, en lo posible, fuerte entre la UE y Turquía”. La CDU arranca sus asambleas con un oficio religioso cristiano, aunque cuenta con musulmanes entre sus miembros, y cree que Turquía no responde a los criterios de adhesión por ser de mayoría musulmana. Este partido estima que “la UE quedaría, por otro lado, desbordada, debido al gran tamaño del país y a su estructura económica”. A la postura alemana se sumaron los Países Bajos y Austria, que se opusieron a una reanudación de las negociaciones, entre otras cosas porque Turquía sería el segundo país más poblado del bloque, después de Alemania, con 76 millones de habitantes, lo que generaría un desequilibrio en la interna del complejo entramado de la UE. Otro tema que genera resquemores es que el gobierno turco no reconoce al Estado de Chipre, que es miembro de la UE desde 2004.

La respuesta del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, al descontento social en su país alimentó la dudas respecto de si Turquía cumple con los “principios fundadores” de la UE. En ese sentido, la decisión de ayer logró un consenso amplio.

El canciller austríaco, Michael Spindelegger, dijo que ese acuerdo le da a Turquía “un período de prueba [sobre] cómo gestiona los derechos básicos de sus ciudadanos [...], el derecho a manifestarse y el derecho a la libre expresión”. Según la agencia de noticias Reuters, el austríaco cree que la UE no puede tener “un doble rasero” ya que existe “una comunidad de valores europeos que implican que los derechos básicos de los ciudadanos serán respetados”.

En tanto, el ministro francés de Asuntos Europeos, Thierry Repentin, favorable a relanzar las negociaciones con Ankara, se alegró de la decisión tomada porque “no rompió el dialogo con un socio estratégico hacia el que hay que mantener una apertura al diálogo para que se acerque a Europa, sin dejar de recordarle la reglas fundadoras de los principios de la Unión”. Repentin se hizo eco de la postura de varios países: la integración de Turquía incidiría en su política interna y permitiría avances en materia de libertades. En el caso de Francia, los dos países mantienen un diferendo particular por el reconocimiento del genocidio armenio, masacre perpetrada por el antiguo Imperio Otomano, predecesor del estado turco moderno. En febrero del año pasado, la Corte Suprema francesa dejó sin efecto una norma que prohibía la negación de este lúgubre episodio, no reconocido por Ankara. Erdogan reclama que el actual mandatario, François Hollande, tome postura al respecto y renuncie a volver a legislar. Más allá de este punto polémico, ayer el canciller turco, Ahmet Davutoglu, se alegró de la decisión de volver a negociar por parte de la UE, algo que es “irrevocable”. “Se ha superado un obstáculo en las relaciones de Turquía con la UE”, indicó el jerarca.

La UE abrió las negociaciones para el ingreso de Turquía en 2005 pero hasta ahora sólo se pudo cerrar un capítulo de los 35 previstos, aunque están abiertos 14. El que debería abrirse después de octubre sería el primero desde 2010 y trata sobre uno de los temas menos polémicos: la política regional. “Está en nuestro interés avanzar en el proceso de adhesión”, dijo ayer el comisario europeo para la Ampliación, Stefan Füle, al recordar el papel central que juega Turquía en la crisis siria, ya que aguanta la presión que ejercen los refugiados en su frontera.