El domingo, la movilización popular en contra del presidente egipcio, Mohamed Mursi -que cumplía un año en el cargo-, alcanzó niveles similares a las protestas en contra del ex presidente Hosni Mubarak en enero de 2011. “Fue una jornada histórica”, según dijo a la diaria el investigador principal del Mediterráneo y Mundo Árabe del Real Instituto Elcano en Madrid, Haizam Amirah Fernández. El académico estima que las protestas “marcarán un antes y un después para el Islam político”, porque “millones de musulmanes se han manifestado en contra de un gobierno islamista” en un país que es “el corazón del mundo árabe”. Para el politólogo, consultado por vía telefónica, el descontento se basa en el hecho de que el gobierno de Mursi “no cumple, trabaja para sí mismo (y sus allegados) y no da resultados” y esto muestra que para la población en política no se trata de pertenencias religiosas, sino de resultados.

Según Amirah, la situación en el país refleja tres mensajes. Primero, que “la sociedad está viva”; segundo, que “el Islam no es propiedad de los islamistas” y tercero, que “la legitimidad la da el pueblo y la quita el pueblo”.

El domingo, según informó el Ministerio del Interior al canal qatarí Al Jazeera, entre 14 y 18 millones de egipcios salieron a manifestar en contra de Mursi. Ayer, la movilización se mantenía, en particular en la capital, El Cairo, y en el ya tradicional centro de protestas, la plaza Tahrir. Según la agencia de noticias Efe, entre el domingo y ayer murieron cerca de 20 personas en todo el país. Hubo por los menos seis muertos en un ataque a la sede de los Hermanos Musulmanes en El Cairo, en el marco de enfrentamientos entre manifestantes opositores y los guardias de la sede oficialista del sector que respalda a Mursi. En este marco de protestas generalizadas, las Fuerzas Armadas tomaron cartas en el asunto y ayer emitieron un comunicado en el que le dieron “48 horas” a los partidos políticos para que “asuman su responsabilidad en este momento histórico”, según dice el texto. Si el plazo se vence sin que las partes en conflicto logren un acuerdo, las Fuerzas Armadas tendrán la “obligación nacional e histórica de respetar las reivindicaciones del pueblo y anunciar una hoja de ruta y encargarse de aplicarla con la participación de todas las corrientes leales, incluidos los jóvenes (que impulsaron la movilización), y sin la exclusión de ninguna parte”. El comunicado también dice que su ultimátum se debe a la necesidad de proteger al país, porque “la seguridad nacional del Estado está muy amenazada ante los acontecimientos que vive”. Por último, los militares aclararon que su institución “no va a ser parte del juego político ni del gobierno, y no aceptará salir de su papel estipulado en el sistema democrático auténtico, que deriva de la voluntad del pueblo”.

En la plaza Tahrir, los manifestantes recibieron el anuncio de las Fuerzas Armadas con gritos de alegría y la consigna “Mursi ya no es nuestro presidente, Sisi está con nosotros”, en referencia al jefe de las Fuerzas Armadas y ministro de Defensa, el general Abdel Fatah al-Sisi, informó la agencia de noticias AFP. En un país en el que todos los gobernantes que precedieron a Mursi fueron militares, Nasser, Sadat y el propio Mubarak, esa institución goza de una fuerte popularidad.

De acuerdo a la agencia Efe, también ayer 15 guardaespaldas del “número dos” y líder político de los Hermanos Musulmanes, Jairat al Shater, fueron detenidos por militares en El Cairo debido a que no tenían autorización para portar armas. A esto se sumó una avalancha de renuncias en el gobierno egipcio. El ex jefe del Estado Mayor Sami Anan, antiguo “número dos” de la Junta Militar que gobernó hasta que asumiera Mursi, renunció a su cargo de asesor presidencial, por “las circunstancias que atraviesa el país”. Además cinco ministros presentaron ayer su renuncia al primer ministro, Hisham Qandil, y a ellos se sumó el gobernador de la provincia de Ismailiya, Hasan Rifai, que con su gesto quiso “preservar el interés público”, según Efe.

En tanto, el movimiento civil Tamarod (revuelta en árabe), que dice haber juntado 22 millones de firmas a favor de la renuncia del presidente Mursi, le dio un ultimátum para que deje su cargo antes de hoy a las 17.00 local (12.00 de Uruguay), y en caso contrario, anunció que lanzará una campaña de desobediencia civil.