El Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció ayer que seguirá investigando la muerte del adolescente negro Trayvon Martin para establecer si los fiscales federales deben presentar cargos civiles contra George Zimmerman, absuelto el sábado por un jurado penal de Florida. En febrero de 2012 Zimmerman, un blanco de origen latinoamericano de 29 años, que ejercía una vigilancia civil voluntaria en la urbanización de Sanford, en el estado de Florida, disparó contra Martin, de 17 años, que volvía caminando bajo la lluvia hacia su casa después de haber comprado golosinas. En su defensa, Zimmerman dijo que Martin intentó atacarlo, pero los familiares del joven fallecido y grupos de derechos civiles aseguran que se trató de un crimen racista.

Después del fallo hubo manifestaciones en contra de la determinación en varias ciudades estadounidenses y en reclamo de que la Justicia federal presente nuevos cargos contra Zimmerman. De haber sido condenado, el acusado se enfrentaba a la cadena perpetua, pero fue liberado, ya que el jurado, integrado por seis mujeres, concluyó que se trató de un caso de “legítima defensa”. La decisión de dejar libre a Zimmerman fue interpretada por muchos como un ejemplo de la doble justicia existente en Estados Unidos, que sigue dependiendo del color de piel de los implicados. La repercusión del caso fue enorme e incluso el presidente, Barack Obama, hizo una declaración al respecto.

En un comunicado difundido ayer, Obama dijo que la muerte del adolescente fue una “tragedia” para todo el país. “Somos una nación de leyes y el jurado ha dado su veredicto. Ahora le pido a cada estadounidense respetar el llamado a una reflexión en calma hecho por dos padres que perdieron a su joven hijo”, escribió. También invitó a la ciudadanía a preguntarse si está “haciendo todo lo posible para favorecer “la compasión y la comprensión” entre comunidades. “Debemos preguntarnos si estamos haciendo todo lo posible para detener la ola de violencia armada que acaba con demasiadas vidas cada día en todo el país. Debemos preguntarnos a nosotros mismos, como individuos y como sociedad, cómo podemos prevenir futuras tragedias como ésta”, concluyó Obama, que impulsó sin éxito ante el Congreso un mayor control de la venta de armas. ■