Es doctora en medicina especializada en epidemiología y tiene una maestría en gestión de servicios de salud. Desde hace un año Raymond ocupa el cargo equivalente al de viceministra de Salud Pública y Población en Haití. Previamente “militó”, como dice, en todos los niveles del sistema de salud. Antes de asumir como viceministra estuvo a cargo del combate a la mortalidad materna e infantil en la Dirección de Salud y Familia. La conferencia regional organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en la que participó en Montevideo la semana pasada se realizó a casi 20 años de la última Conferencia Internacional sobre Población, celebrada en El Cairo en 1994. Esta nueva instancia permitió evaluar los avances de cada país en el período comprendido entre los dos encuentros.

-¿Cuáles fueron los avances de Haití en estos años?

-Creamos un Ministerio de la Condición Femenina y de los Derechos de la Mujer, que trabaja mucho con el Ministerio de Salud pero está abocado a las resoluciones específicas de la cumbre de 1994. La elaboración de una política de desarrollo de la población nos permitió establecer que si no hacemos nada vamos a tener una explosión demográfica. Somos diez millones y las proyecciones indican que desde ahora a 2050 vamos a llegar a los 16 millones [el territorio de Haití es seis veces más chico que Uruguay]. Hay tres escenarios posibles, pero Haití decidió que se mantendrá en 12 millones.

-¿Cómo lo hará?

-Tenemos estrategias. Gracias al estudio sabemos qué disposiciones tomar. Penalizamos la violación, tomamos medidas con la Policía, con la Justicia. Atacamos ahora el tema de la igualdad de género y establecimos acciones multisectoriales para fomentar el respeto de los derechos de las mujeres y luchar contra la violencia sexual. Del lado de los adolescentes hay todo un desafío. Creamos un servicio para ellos en el Minsiterio de Salud, que se ocupa de sus necesidades en materia de salud reproductiva y educación sexual.

-¿Cuál es la situación jurídica respecto del aborto en Haití?

-El aborto es ilegal. Ahora está en agenda el aborto terapéutico [por motivos de salud] y estamos redactando un anteproyecto de ley para legalizarlo.

-¿Qué particularidades tiene Haití en materia de los derechos sexuales y reproductivos?

-Tenemos una tasa importante de mortalidad materna. Estimamos que es de 350 [muertes por 100.000 niños nacidos vivos], pero antes estábamos en 630. Hubo una baja en los últimos años. De todos modos, el aborto sigue siendo un problema, en especial cuando se hace de forma clandestina. La primera causa de muerte materna es la eclampsia, una crisis debida a la hipertensión arterial.

-Eso es algo que se resuelve con un buen seguimiento del embarazo...

-Exacto. También son importante la anemia y la hemorragia. Así que trabajamos para permitir que las mujeres estén más cerca de un centro de salud y puedan ser atendidas en caso de complicación. También actuamos sobre la planificación familiar. Hay tres elementos. Está ese alza de la población, si no actuamos. Por otro lado, la taza de fecundidad disminuyó: ahora las mujeres tienen en promedio 3,5 hijos. Hace 20 años tenían 6,5 hijos. El tercer punto es que las mujeres desearían tener sólo dos hijos.

-O sea que existe un problema de planificación familiar.

-Sí. Hay una necesidad no satisfecha. Por eso pensamos que si actuamos en planificación familiar vamos a poder resolver muchos problemas. La planificación familiar también resuelve el problema del aborto: habrá menos mujeres que queden embarazadas, menos niños, menos jóvenes. Como esos problemas aún no se resolvieron, es difícil decir que vamos a legalizar el aborto.

-¿Cree que hay pasos previos para cumplir?

-Son pasos que hay que dar antes. Queremos que los jóvenes estén en mejores condiciones, educarlos y lograr que no abandonen la educación. Creo que Haití está avanzando en ese sentido.

-¿Cuál es la situación en lo relacionado con la educación de los niños y adolescentes?

-Las tasas aumentaron. Ahora hay muchas mujeres que van a la escuela, más mujeres que hombres. Sucede como en muchos otros lados, da la impresión de que las mujeres están tomando la posta y es algo bueno.

-¿Qué camino recorrieron desde el terremoto de 2010?

-Desde ese año Haití está en obras. Hicimos mucho para reconstruir una estructura de país. Lanzamos un plan de reducción de la pobreza y ahora impulsamos la imagen de país en el que todos somos parte. Buscamos que los que financian las obras, y todos en general, se enfoquen en ese objetivo común. Queremos generar un movimiento popular que les permita a todos participar en la reconstrucción y, justamente, tratamos de basarnos en toda la fuerza que hay en el pueblo haitiano para reconstruir el país. Apostamos mucho al capital humano.

-¿Es difícil, en un país devastado por un terremoto, hablar de derechos de la mujer, del derecho a la salud? ¿La urgencia de solucionar otros temas juega en contra?

-Todo es importante. En Haití tomamos la decisión de resolver todos nuestros problemas respetando los derechos de las mujeres, de los niños. También tienen derecho a la alimentación, pero no se les puede negar el resto. Así que pensamos en conjunto, tomando en cuenta el derecho a la justicia, a la salud, y creo que es una manera certera de tener éxito, en vez de dejar eso de lado.

-Acerca de la alimentación, ¿cómo están resolviendo los problemas de malnutrición?

-Se están tratando a muy alto nivel. Un estudio mostró que ha habido mejoras en la alimentación. Lo que hacemos en Haití, que es muy importante, es enseñarles a los haitianos a comer productos locales. Hay de todo en Haití, pero existe la tendencia a querer comer lo que se hace en otros lados y que es más costoso. Tenemos el moringa-benzolive, que son hojas de mi país, muy nutritivas. Vamos a lanzar ahora una verdadera campaña de nutrición a base de productos locales. La idea es que los haitianos cultiven la tierra y consuman su propia producción.

-Después del terremoto hubo críticas por la fuerte presencia de organizaciones civiles extranjeras a las que se tachó de constituir un contrapoder.

-Sí. Después del terremoto había muchas. Ahora tenemos muchas menos. Sacamos lecciones de todo eso. Estuvo bien en un primer momento que todo el mundo haya venido a ayudar, pero ahora estamos estableciendo estructuras para canalizar la ayuda.

-Hubo una epidemia de cólera en 2010. ¿Qué medidas adoptaron para evitar que se repita?

-Esa epidemia dejó unos 8.000 muertos. Está controlada, gracias al establecimiento de estructuras de coordinación por niveles (comunales y centrales). Antes la coordinación sólo se hacía desde el gobierno. Hay un trabajo conjunto de salud y saneamiento. Tenemos un plan que apunta a eliminar el cólera en toda la isla La Española (en la que coexisten Haití y República Dominicana) de acá a diez años, pero esperamos hacerlo mucho antes, porque vamos bien.

-¿Los campamentos de refugiados del terremoto siguen existiendo?

-El 80% de los campamentos se levantó. Las familias están volviendo a sus hogares y hay un programa de gobierno que les permite acceder a pequeñas viviendas.