“Ningún país del mundo usa armas de destrucción masiva en contra de su propio pueblo. Desafiamos a todos los que acusan a las Fuerzas Armadas de haber usado el arma química a que muestren sus pruebas a la opinión pública de sus países”, dijo el vicepresidente y canciller sirio, Walid al Mualem.

Precisamente yer, el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que el informe con datos que incriminan al oficialismo sirio, entregado el sábado al presidente Barack Obama por los servicios de Inteligencia, será desclasificado a pedido del mandatario. Ese trabajo fue realizado en conjunto con los servicios secretos británicos y franceses que dispusieron espías en Siria en los últimos meses, con el objetivo de supervisar el arsenal químico de Al Assad, indicó la agencia de noticias Reuters.

De acuerdo a las distintas declaraciones e informaciones recabadas por los medios de los países que preparan la ofensiva (Estados Unidos, Reino Unido y Francia) la intervención militar se haría amparada por la OTAN, pero prescindiendo del aval del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Rusia y China, ambos con derecho a veto en ese órgano ejecutivo de la organización internacional, frenaron los intentos de resoluciones sobre la situación siria. Moscú mantenía ayer sus advertencias respecto de la violación del derecho internacional que supondría un ataque militar sin aval de la ONU, mientras que Pekín, habitualmente discreto sobre su apoyo a Damasco, abogó por una salida negociada y la celebración de la Conferencia de Ginebra 2. Esa instancia de negociación, proyectada por Estados Unidos y Rusia en mayo, se diluyó un poco más, ya que Washington canceló una reunión prevista para hoy en La Haya para prepararla, en la que iban a participar representantes de Rusia y de la ONU.

Moscú lamentó la decisión de Washington, pero en la Casa Blanca estaban preocupados por otros asuntos.

Ajustan detalles

Las filtraciones de los medios estadounidenses confirmaban como opción más probable (aunque Carney insistió ayer en que aún se aguardaba la decisión de Obama) un operativo de dos o tres días con ataques aéreos selectivos contra instalaciones vinculadas al armamento químico, y otras, con el objetivo de “castigar” al gobierno por lo ocurrido hace una semana. El miércoles pasado, en los suburbios de Damasco, murieron centenas de civiles, en un ataque que hace pensar a los especialistas que se usó gas sarín.

Carney aclaró que la respuesta que preparan junto a sus aliados no buscará un cambio de gobierno, sino castigar la violación de los Convenios de Ginebra, que rigen las guerras a nivel internacional. En tanto, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, dijo a la BBC ayer que las Fuerzas Armadas están “preparadas” para atacar en cuanto Obama lo decida y, según el canal local NBC, eso podría ocurrir mañana.

También mañana el Parlamento británico tiene que reunirse en una sesión extraordinaria sobre Siria, en la que está previsto votar la aprobación de “una respuesta proporcional” a lo ocurrido. El jefe de gobierno, David Cameron, pidió a los ministros que suspendan su licencia para hacerlo. Además, Londres indicó que la decisión de intervenir podría ser tomada aún sin resultado de la investigación que están realizando in situ inspectores de la ONU. El equipo de ese organismo está en Damasco, pero suspendió ayer su trabajo por motivos de seguridad.

Francia es el otro gran actor de la inminente intervención. Ayer, su presidente, François Hollande dijo que “todo hace creer que fue el régimen el que cometió este acto repugnante, que lo condena irreversiblemente ante el mundo, porque es una infamia apelar a armas que la comunidad internacional descartó hace 90 años” y que, por lo tanto, Francia está “pronta para castigar a quienes tomaron la infame decisión de gasear inocentes”. También indicó que hoy se va a reunir el Consejo de Defensa francés, dejando entrever que su país mandará armas a los combatientes opositores, al anunciar su decisión de “incrementar” su “apoyo militar” a los rebeldes. Está previsto que el presidente francés se reúna mañana con Ahmad Asid Yarba, el líder de la principal organización opositora, la Coalición Nacional de Fuerzas Opositoras y de la Revolución Siria. A fines de mayo, la Unión Europea levantó el embargo sobre la venta de armas a la oposición siria.

La Liga Árabe pidió ayer al Consejo de Seguridad que supere sus divisiones y tome medidas “disuasorias y necesarias”, mientras que Italia descartó intervenir sin el aval de la ONU. Israel aclaró que no participará en la intervención, pero reiteró que responderá a cualquier ataque en su contra.

El canciller sirio también dijo ayer que “meterse con Siria no es nada sencillo. Disponemos de medios de defensa que sorprenderán”, aseguró.