Se esperaba que en su discurso como presidente Cartes diera alguna señal sobre qué pasos daría respecto a integración regional y más concretamente sobre el Mercosur y la Unasur, bloques de los que Paraguay fue suspendido en junio de 2012, luego que el Parlamento de su país destituyera a Fernando Lugo mediante un juicio político sumario. En paralelo, los jefes de Estado del Mercosur aprobaron la incorporación de Venezuela, lo que molestó, y mucho, tanto al gobierno de Paraguay -al anterior y al que asumió hoy- como a algunos ciudadanos, que ayer lo hicieron saber en las distintas actividades que formaron parte del traspaso presidencial.

“No queremos la guerra de la Triple Alianza”, dijo a la diaria una chica de 22 años que votó a Cartes y que ayer portaba una bandera que decía “Dilma-CFK-Mujica ¡Fuera!”, en referencia a las presidentas brasileña y argentina, y al uruguayo. Entre quienes allí estaban se repitieron varias expresiones: “Queremos paz”; “fue ilegal”; “violaron los tratados”. Detrás de ellas, se percibía un sesgo más bien de corte nacionalista, de país ofendido, pero no se encontraba casi ninguno de los argumentos que utilizan políticos, expertos o analistas políticos para criticar la actuación del Mercosur desde la destitución de Lugo. La chica del cartel, por ejemplo, aseguró que “en el tratado” fundacional se establece que “tienen que estar todos los votos” para tomar decisiones en el Mercosur, incluida la de suspender a uno de sus miembros. No fue la única que rememoró el conflicto armado que enfrentó entre 1864 y 1870 a Uruguay, Brasil y Argentina contra Paraguay. Una joven treintañera que vestía un tapado rojo opinó que estos países “se aliaron de vuelta” en contra del suyo. Ante la pregunta de si pese a esos argumentos Paraguay debería retornar al bloque regional, la decena de consultados respondió que sí, pero poniendo condiciones, que van desde que haya un pedido de perdón hasta que se decida la expulsión de Venezuela.

Fuera de lugar

Los senadores del Frente Guasú Fernando Lugo y Carlos Filizzola fueron insultados cuando, al finalizar la celebración de la investidura, se dirigían caminando al Congreso. Un grupo de simpatizantes colorados agredieron a los legisladores minutos después de que Cartes dijera que intentaría generar confianza en quienes no lo votaron y que respetaría los colores políticos.

Un portavoz de la agrupación de izquierda relató a la diaria que les gritaron a ambos, pero principalmente a Lugo, cosas tales como “terroristas” y “fuera la izquierda”. Ante los insultos, Filizzola “se puso algo nervioso” y respondió: “Estos que están gritando estuvieron 50 años en el poder, son los padres de la corrupción, del aislamiento internacional de Paraguay. Son los padres de las injusticias sociales y de todo tipo de muertos y desaparecidos”.

Por otra parte, el Frente Guasú decidió ausentarse de la entrega de mando que hizo a primera hora el ex presidente Federico Franco, a quien consideran “ilegítimo” y “golpista”, en palabras de Lugo. El ex mandatario destacó que los colorados tienen el principal peso político en todos los poderes y que Cartes “tiene todas las posibilidades” para generar “cinco años de ventura para el país”.

Sonidos molestos

El público marcó claramente su enojo con los países del Mercosur -y con sus mandatarios- durante el discurso presidencial. Hubo vítores y mucho movimiento de banderitas cuando Cartes mencionó al presidente de Taiwán, Ma Ying-Jeou. Paraguay es el único país de la región (y uno de los pocos en el mundo) que reconoce al gobierno taiwanés, con el cual mantiene relaciones muy estrechas.

Pero cuando Cartes destacó la presencia de “dos distinguidas damas, la presidenta de Argentina y la presidenta de Brasil”, hubo un silencio confuso y unos tímidos aplausos. Claros abucheos sonaron cuando fue anunciada la presencia de Mujica. Sus recientes declaraciones, en las que dijo que si Paraguay quería Uruguay le regalaba “todas las presidencias que puedan tocarle a Uruguay al frente del Mercosur”, fueron interpretadas como una burla y causaron mucho enojo, que ayer se hizo palpable.

Entre “las damas” del Mercosur y Mujica estaba ubicado el presidente taiwanés y ninguno de los mandatarios fue llamado por su nombre durante la intervención de Cartes, que agradeció a ambas por “las recientes iniciativas que han tomado para construir relaciones prósperas y positivas, en beneficio de nuestros pueblos”.

Presencias y faltas

Fueron 76 las delegaciones presentes en la ceremonia, pero sólo siete de alto nivel. Además de los ya enumerados, estuvieron el chileno Sebastián Piñera, el peruano Ollanta Humala y en representación de España el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.

Piñera fue, incluso, el primer mandatario en llegar a Paraguay el miércoles de tarde, sostuvo una reunión bilateral con Cartes y ayer fue uno de los más aplaudidos. Si bien el abrazo más efusivo de la recepción que se realizó después de la investidura fue con Mujica, el paraguayo tiene muchos más puntos en común con Piñera: ambos fueron dirigentes de clubes deportivos poderosos en sus países -el chileno de Colo-Colo, el paraguayo de Libertad- y tienen patrimonios económicos importantes que lograron por su actividad privada. Sin embargo, mientras Piñera abandonó sus empresas cuando asumió la presidencia, se desconoce qué hará Cartes, que hace sólo una semana dejó de dirigir los destinos de Libertad.

Cartes ha manifestado que pretende reconstruir primero las relaciones bilaterales para más adelante ver qué sucede con el Mercosur. En su discurso aseguró que en los ámbitos multilaterales su gobierno apostará “al fortalecimiento de los organismos subregionales, regionales y mundiales” y participará en ellos “para consolidar la democracia, fomentar la integración, la cooperación y la vigencia de los derechos humanos”.

Comenzó por la primera parte, la de consolidar los vínculos bilaterales. El miércoles de noche se reunió con Rousseff y ayer de mañana con Fernández. Según informaron medios locales, los temas centrales no fueron regionales sino bilaterales. Con Rousseff la pauta fue el comercio fronterizo, la comunidad de brasiguayos -brasileños que viven en Paraguay y sus descendientes- y la represa de Itaipú. En este último punto, pese al cambio de gobierno continúa el descontento con el acuerdo entre Brasil y Paraguay sobre la represa binacional, cuya energía producida pretenden que se divida 50%-50%. Pero la realidad es que la demanda paraguaya es mucho menor que la brasileña y se divide 95%-5%; Paraguay está disconforme con el precio que paga Brasil por ese 45% que le vende. En este sentido, el último avance a favor del país mediterráneo fue el realizado por la gestión de Lugo, que logró que la administración de Lula da Silva accediera a pagar más.

También fue una represa el tema central de la conversación con Fernández, pero en este caso la de Yacyretá. Cuando la presidenta llegó a Paraguay anunció que firmó un decreto para devolver los efectos personales y el mobiliario del héroe paraguayo Francisco Solano López, pero Cartes le reclamó otra cosa: que Argentina le pague la deuda contraída por la compra de la energía excedente de Paraguay.

Sin embargo, no hubo un mano a mano con Mujica. Fuentes de la cancillería uruguaya indicaron a la diaria que no se solicitó una entrevista porque el programa de la investidura no lo permitía y que, pese a los encuentros bilaterales, sigue sin tenerse claro qué camino recorrerá Paraguay. Su canciller, Eladio Loizaga, indicó ayer que en este sentido “no hay apuro”. “Vamos a tomarnos el tiempo, analizar, pero tampoco vamos a mercurizar nuestras relaciones”, concluyó. El mismo concepto expresó Mujica al salir del Te Deum que se celebró tras la investidura de Cartes: “No se preocupen, no apuren caballos; va a caminar, no se aflijan, va a caminar”.

Diga presente

Aun en este contexto la reintegración de Paraguay en la región es evidente. Tras el levantamiento de la suspensión hoy del Mercosur y de la Unasur la semana pasada, los embajadores de Argentina, Brasil, Perú y Uruguay confirmaron su regreso, informó Loizaga.

No se supo nada del eventual retorno del embajador del quinto miembro pleno del Mercosur, Venezuela, aunque sí de su jefe de gobierno, Nicolás Maduro, quien envió una carta a su par en la que lo felicitó por la posesión y, como presidente pro témpore del Mercosur, le manifestó que hará todo lo posible “para que se produzca un pronto retorno de Paraguay como miembro pleno”. Maduro no estuvo invitado a la asunción, lo que motivó que, en señal de protesta, tampoco asistieran delegaciones de Ecuador y Bolivia.

Quienes sí estuvieron presentes, y en cantidad, fueron los empresarios. Cartes prometió acercar inversiones extranjeras a Paraguay para crear empleos, y ya comenzó a hacerlo: ayer era abrumadora la concurrencia de líderes de empresas de nivel regional y mundial y hoy su primera reunión era un desayuno de trabajo en el que se esperaba la presencia de 200 empresarios paraguayos y extranjeros.

A la investidura asistió el uruguayo Juan Manuel Otegui, propietario de Mega Agro Uruguay SA, así como familiares del mexicano Carlos Slim, representantes de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo, de la cadena hotelera Hilton, de la empresa de aviación Cessna, del grupo argentino Telecom, de la división brasileña de Samsung. También estuvieron el argentino Franco Macri, padre de Mauricio, y los brasileños Roberto Setúbal, del grupo Itaú, y Marcelo Odebrecht. También estaban representantes del mundo del fútbol, como el presidente del Barcelona, Sandro Rosell, y varios dirigentes paraguayos, aunque fue notoria la ausencia del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez.