La intervención militar en Siria se discute a escala mundial. Ayer, los jefes de Estado Mayor de Arabia Saudita, Qatar, Turquía, Alemania, Canadá, Italia, Reino Unido y Francia se reunieron para hablar de los distintos escenarios militares que podrían darse en Siria, de acuerdo a la información que brindaron fuentes del Ministerio jordano de Defensa. El gobierno turco adelantó que participará en la eventual operación militar en Siria que Washington, Londres y París presentan ahora como una posibilidad casi segura. Turquía es miembro de la OTAN y además tiene en su territorio una base militar estadounidense, al igual que Qatar. A esto se suman las informaciones, reveladas por el diario francés Le Figaro y confirmadas por otros medios, de que grupos de opositores formados en Jordania por Estados Unidos estarían en camino hacia Damasco para dar una ofensiva.

Ayer, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, dijo en conferencia de prensa que el ataque con armas químicas del miércoles de la semana pasada, del que Estados Unidos y sus aliados culpan al gobierno que encabeza Bashar al Assad, fue “real”, “basado en hechos” y un crimen “muy serio”. “El presidente [Barack Obama] no dejará esta acción impune”, agregó, aunque aún no está decidido cuál será el procedimiento. Sin embargo, expertos y diplomáticos consideran que lo más probable es que se hagan “ataques quirúrgicos” en contra de “objetivos estratégicos”.

El canciller británico, William Hague, y su par francés, Laurent Fabius, coincidieron en que el asunto es demasiado grave para dejarlo sin respuesta, por lo que no descartan tomar medidas aun sin contar con el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, en el que Rusia y China, que tienen poder de veto, han frenado sistemáticamente las resoluciones sobre Siria. Desde Alemania, el canciller, Guido Westerwelle, dijo que “si el uso de armas químicas se confirma, la comunidad internacional deberá actuar [y que] Alemania estará entre los que consideran que esto debe tener consecuencias”.

El líder de la oposición siria, Ahmad Asid Yarba, volvió a pedir una intervención y dijo que “a pesar de que algunos [países] han expresado y dado apoyo a la revolución siria, ahora se requiere de ellos una intervención firme y seria para detener la matanza de civiles sirios con armas convencionales y químicas”. Además, los opositores anunciaron que debido al ataque ya no piensan participar en la Conferencia Ginebra 2, encuentro proyectado hace meses, aunque sin fecha establecida, para buscar una salida negociada al conflicto.

En tanto, el canciller ruso, Sergei Lavrov, advirtió que “el uso de la fuerza sin autorización del Consejo de Seguridad de la ONU es una violación grosera del derecho internacional” y estimó que hacerlo “agravaría la situación”.

Todo esto ocurre mientras el gobierno y la oposición siria -que ya se acusan mutuamente del uso de armas químicas- sindicaban a la otra parte como autora del ataque en contra de los expertos de la ONU, que comenzaron a investigar ayer lo ocurrido el miércoles.

Su convoy fue blanco de disparos de francotiradores, por lo que tuvieron que regresar a su hotel hasta conseguir otro vehículo. Luego pudieron continuar con su tarea y recolectaron muestras y testimonios, pero la ONU denunció lo ocurrido.