La decisión del gobierno israelí de aprobar la construcción de cerca de 1.200 viviendas en algunas zonas de Cisjordania y en la parte este de Jerusalén, territorios anexionados luego de la Guerra de los Seis Días de 1967, generó fuertes molestias entre los palestinos, en medio del proceso de negociaciones bilaterales que proseguirán el miércoles en Jerusalén.

El ministro de Vivienda israelí, Uri Ariel, integrante del partido ultranacionalista Habait Hayehudi, declaró que “ningún país del mundo permitiría que otros le indiquen dónde pueden o no realizar construcciones” y reafirmó que el plan prevé la realización de 793 casas en Jerusalén Este y otras 394 en varios asentamientos de colonos judíos de Cisjordania.

Si bien no pusieron en duda la continuidad del incipiente proceso de diálogo, autoridades palestinas afirmaron su rechazo al paso dado por los israelíes. Mohammad Shtayyeh, uno de los jefes negociadores palestinos, dijo que con esta actitud Israel muestra que no está encarando seriamente las conversaciones de paz. Mediante un comunicado el diplomático declaró que el paso dado por los israelíes “no es serio en las negociaciones y tiene la intención, con numerosas actividades de construcción en las colonias, de destruir las bases de una solución deseada por la comunidad internacional, que pretende la ceación de un Estado palestino sobre las bases de las fronteras de 1967”. El negociador palestino llamó además a Estados Unidos, que auspicia las negociaciones de paz, a que “tome una postura clara y firme al respecto para detener esta ofensiva israelí en Cisjordania y especialmente en Jerusalén”.

La medida también causó molestias en la interna israelí. El ministro de Finanzas, Yair Lapid, integrante del partido centrista y laico Yesh Atid, calificó la decisión como “un error”, al tiempo que Zahava Gal-On, líder del partido izquierdista Meretz, se refirió al acto gubernamental como “una bomba para eliminar las negociaciones de paz” con los palestinos.

Esta decisión del gobierno israelí se tomó en parte para detener los fuertes reclamos que realizan los sectores de derecha que integran el gobierno, que siguen con extremo recelo las negociaciones con los palestinos y que además están absolutamente en contra del plan de liberación de presos anunciado semanas atrás por el Poder Ejecutivo que encabeza Benjamin Netanyahu.

Sobre este punto, ayer de noche se celebró una reunión entre varios integrantes del gabinente gubernamental israelí, en la que no estuvo presente Netanyahu por razones médicas (ayer fue operado de una hernia), en la que los jerarcas iban a definir la nómina de 26 prisioneros que serán liberados de cárceles israelíes mañana, un día antes del reinicio de las negociaciones. Estos presos de larga data, que permanecen encarcelados por asesinatos contra ciudadanos israelíes cometidos antes de 1994, son parte de la lista total de 104 reclusos que Israel liberará en los próximos nueve meses, una de las condiciones pactadas antes del comienzo de las negociaciones que se iniciaron hace dos semanas en Washington y que proseguirán a partir del miércoles en Jerusalén.