En un mensaje que ofrecerá mañana a los estadounidenses, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, intentará persuadir a los congresistas y a la opinión pública de que le den el apoyo que pretende para lanzar una operación militar en Siria, paso que el mandatario pretende dar bajo el argumento del ataque químico atribuido al Ejército sirio que el 21 de agosto le costó la vida, según estimaciones, a más de 1.400 personas.

Esta semana los legisladores estadounidenses retomarán las tareas luego del receso estival y se prevé que sobre el final de la semana el Senado vote sobre una eventual intervención militar en Siria para luego dar paso a la votación en la cámara baja, que se realizará la semana próxima. Por más que la aprobación del Congreso no sea vinculante, Obama está intentando lograr apoyo para convalidar la acción en Siria. En una declaración hecha el sábado en una participación radial, el mandatario aseguró, intentando disipar los temores de buena parte de los estadounidenses, que Siria no será otro Afganistán o Irak, y afirmó que “cualquier acción sería limitada, tanto en tiempo como en alcance, diseñada a impedir que el gobierno sirio gasee a sus propios ciudadanos y reduzca su capacidad de hacerlo”.

Pero además de estar afrontando una dura batalla interna, la administración de Obama está intentando tejer una trama fuerte en el exterior, con la finalidad de poner en marcha una acción militar en el país árabe, aunque la tarea por el momento no viene siendo sencilla para la diplomacia estadounidense. Tras su agridulce participación en la cumbre del G20 en la ciudad rusa de San Petersburgo, en la que Estados Unidos logró que otros diez países apoyaran una declaración en la que se sindicaba al gobierno de Bashar al Assad como responsable del ataque con armas químicas (Francia, Reino Unido, Australia, Canadá, Corea del Sur, Japón, Italia, Turquía, Arabia Saudita y España), el sábado en Vilna, la capital lituana, los cancilleres de los países integrantes de la Unión Europea (UE) mantuvieron un encuentro en el que se trató la cuestión siria. Bajo el impulso francés, los 28 ministros de Relaciones Exteriores del bloque europeo aprobaron un mensaje el que culpa al gobierno sirio que encabeza Al Assad por el ataque químico, pero en él no se respalda explícitamente una respuesta militar liderada por Estados Unidos. El mensaje cuidadosamente redactado hizo hincapié en la importancia de esperar un informe de los inspectores de armas de Organización de las Naciones Unidas (ONU) antes de tomar una decisión. Sobre este último punto se expresó ayer el canciller francés, Laurent Fabius, que dijo que una vez que se conozca la posición del Congreso estadounidense y que la misión de expertos de la ONU presente su informe sobre el ataque químico, su país concretará las acciones que tomará contra el país árabe.

De todas maneras, el presidente francés, François Hollande, cuya pretensión de atacar Siria genera rechazo en la mayor parte de la sociedad francesa, según han mostrado varios sondeos de opinión, consideró la posibilidad de volver a presentar la cuestión en el Consejo de Seguridad de la ONU, aun sabiendo que allí las posturas de China y sobre todo de Rusia, el más fuerte aliado del gobierno sirio, se mantendrán inflexibles. Tampoco descartó la alternativa de volver a consultar a la ONU, aunque sin mucho entusiasmo, el jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, que ayer luego de reunirse en París con representantes de la Liga Árabe brindó una conferencia de prensa en la que ilustró el actual estado de situación respecto de la intervención, que hace algunos días parecía inminente, pero que se ha retrasado debido a la fuerte presión internacional existente.

“Todos estamos de acuerdo, sin ninguna excepción, en que el deplorable uso de armas químicas por Al Assad, que ha acabado con la vida de cientos de inocentes, supone cruzar una línea roja internacional, global”, sentenció Kerry. El jefe del Departamento de Estado declaró además que su gobierno está “escuchando cuidadosamente a todos nuestros amigos”, y finalizó diciendo que “el presidente [Obama] aún no ha tomado ninguna decisión”.

Por su parte, el presidente sirio volvió a negar su responsabilidad en el ataque químico que se le intenta atribuir. En una entrevista con la cadena estadounidense CBS que será difundida hoy, Al Assad afirmó que no existen pruebas en su contra, según declaró el periodista Charlie Rose, que fue quien la entrevistó al mandatario en Damasco hace algunos días. Durante su participación ayer en el programa Face the Nation, que emite la CBS, Rose, citando a Al Assad, dijo que Estados Unidos debería exhibir sus pruebas, si las tiene, y agregó que en caso de que se produzca un ataque a su país, no dudará en tomar represalias junto con sus aliados.