Una rígida y áspera Dilma Rousseff fustigó ayer el espionaje estadounidense durante el discurso que ofreció ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Si bien se había anunciado que la mandataria se referiría al tema del espionaje que Estados Unidos realizó por intermedio de la Agencia Nacional de Seguridad, el tono con el que lo hizo resultó más duro que el esperado, afirmando que no sólo se espió para obtener “información empresarial, muchas veces de alto valor económico y estratégico”, y a “representaciones diplomáticas brasileñas, entre ellas la misión permanente ante [la Organización de] las Naciones Unidas [ONU]”, sino también a “la propia Presidencia de la República”. Sin nombrar al país responsable, Rousseff aseguró: “Inmiscuirse de esa forma en la vida de otros países hiere el derecho internacional y contradice los principios que deben regir las relaciones entre los países”. Además recalcó que nunca una soberanía debe ponerse sobre otra. “Jamás el derecho a la seguridad de los ciudadanos de un país puede ser garantido mediante la violación de los derechos humanos y civiles fundamentales de los ciudadanos de otro país”, declaró la mandataria.

Rousseff destacó que su país es democrático y está rodeado de vecinos con los que vive en paz, y que por tanto no precisa ser espiado para ser, como argumentó Estados Unidos, protegido del terrorismo. “Brasil sabe protegerse”, afirmó. “Si se hiere el derecho a la privacidad no hay verdadera libertad de expresión ni de opinión, y por lo tanto no hay efectiva democracia. Sin respeto a la soberanía no hay paz para el relacionamiento entre las naciones”, afirmó.

Las prácticas de espionaje, a las que Rousseff calificó de “inadmisibles”, representan “un caso grave de violación de los derechos humanos y las libertades civiles [...] y sobre todo de la soberanía nacional” de Brasil. Pero Rousseff fue más allá. Aseguró que esta cuestión del espionaje “exige respuestas” y que la ONU “debe realizar un esfuerzo para regular el comportamiento de los Estados” en internet, para “evitar que el espacio cibernético sea instrumentalizado como arma de guerra”. En este sentido Brasil presentará varias propuestas para establecer un marco “multilateral para gobernar el uso de internet con medidas que garanticen una efectiva protección de los datos que por ella se transfieran”.

La presidenta brasileña mencionó además otros temas durante su participación. Reiteró su pedido por una reforma de la ONU -tal como hicieron varios presidentes de la región- y específicamente señaló que sería un “fracaso” si se llega a 2015 sin una reforma del Consejo de Seguridad. En la misma línea, rechazó la posibilidad de un ataque unilateral a Siria: “La historia del siglo XX muestra que el abandono del multilateralismo es el preludio de guerras [...] y que la promoción del multilateralismo rinde frutos en los planos ético, político e institucional”, concluyó Rousseff.