A las 10.00 seis perros jugaban en la fuente del cruce de las calles Bandera y Moneda, a una cuadra del emblemático palacio presidencial chileno, La Moneda. La sede del gobierno fue bombardeada por aviones de la Fuerza Aérea chilena, y ahí se suicidó Salvador Allende, hace 40 años y un día.

Las personas que pasaban por el lugar sonreían ante el espectáculo, algunos sacaban fotos con su celular, en una parada momentánea rumbo a su trabajo.

De repente se escucharon clamores a unos metros y los perros, acostumbrados y presentes en toda manifestación que se realiza en Santiago, mordiendo el agua de los guanacos, corrieron hacia la primera marcha del día. La de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) fue una de muchas que pasaron por ese cruce, camino a la estatua de Allende, erigida al costado de La Moneda desde junio de 2000.

El acto de la CUT, por ser el primero de la jornada, contó con una asistencia menor que los otros. Su presidenta, Bárbara Figueroa, reivindicó las medidas que había impulsado Allende a favor “del pueblo”, “validó el poder legítimo de los trabajadores y las trabajadoras”, dijo, y reclamó que ante el “nuevo ciclo” que se anuncia como resultado del período electoral que se viene, se les “devuelva” a los trabajadores el espacio de poder que perdieron y se los considere “no como enemigos” sino como actores constructivos. Figueroa mencionó una serie de medidas que considera importantes de cara al futuro, que forman parte de los reclamos de la sociedad chilena (los estudiantes, por ejemplo, que piden educación gratuita). Así recordó que Chile está en campaña electoral para las elecciones generales del 24 de noviembre, un hecho que sin duda marcó las conmemoraciones de ayer.

La seguidilla de marchas estuvo pautada por distintas intervenciones, entre ellas la de quienes trabajaban en un edificio en obras, que gritaron “verdad y justicia”, y otros lemas desde los altos del inmueble situado en la esquina de las calles Moneda y Teatinos. “52 obreros de la construcción DDDD [detenidos desaparecidos] Verdad y Justicia ahora” decía uno de los carteles que colgaron. También establecieron un diálogo con el público presente junto a la estatua, que les respondió y los aplaudió, dando la espalda por unos minutos a Allende.

La agrupación de los integrantes de las Fuerzas Armadas y de seguridad dados de baja por mantenerse fieles a Allende también se hizo presente para rendir su homenaje. En ese marco habló el coronel retirado Pedro Guerrero Rojas, quien reivindicó el legado de Allende y pidió que se apliquen varias reformas. El militar recordó la vida y la trayectoria política de Allende, como el hecho de que había sido candidato a presidente tres veces antes de ser electo y asumir el cargo en 1970. También recordó el período previo al golpe de Estado, con las medidas gremiales en contra de las reformas socialistas del gobierno que lideraba al frente de la Unión Popular (UP), y el “perfeccionamiento” de los planes de golpe.

En las venas

Al margen del homenaje del Partido Socialista a Salvador Allende, la diaria dialogó con dos de sus familiares: la sobrina, la diputada Denise Pascal Allende, y la sobrina nieta, Alejandra Chadwick Pascal. Madre e hija recordaron emocionadas al ex presidente. Chadwick, que tenía ocho años cuando murió, lo describió como “un tío muy regalón y cariñoso” que le había dado un oso de peluche para una Navidad. Coincidieron en que “la sociedad chilena se despertó” y que gracias a ello un eventual nuevo gobierno de izquierda podrá impulsar cambios más alineados con las políticas de Allende. La diputada socialista dijo que durante los gobiernos de la Concertación hubo “demasiada negociación con otros partidos” y que ahora esperan que con Nueva Mayoría se logre una mayoría parlamentaria para la candidata y ex presidenta Michelle Bachelet. Si se logra (algo que cree posible), “ya no habrá tanta Concertación”, advirtió, sin descartar reformas que podrían llevar a la reclamada Asamblea Constituyente.

Guerrero reclamó verdad y justicia, pero sobre todo que la “obediencia reflexiva” reemplace la “obediencia ciega” de los militares, y pidió una profunda reforma de las Fuerzas Armadas, que permita asegurar el “nunca más”. Por otro lado se refirió a otras reformas que para él son necesarias en la sociedad chilena, como la de la Justicia. Consultado por la diaria cuando se retiraba, el coronel admitió que aún ve “difícil” que se cumpla lo que él pidió en su discurso, porque todavía “priman el capital” y el “libre comercio”. Respecto de las Fuerzas Armadas, dijo que “hay que luchar” por esa reforma. Concluyó diciendo que, como Allende, “tiene fe en Chile y su destino”, porque en los gobiernos democráticos que siguieron a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) “se ha avanzado, [pero] falta mucho todavía”. “Pero vamos a llegar”, aseguró.

Otro grupo destacado por los saludos del público fue el de quienes integraron el Grupo de Amigos Personales de Allende, a cargo de su seguridad personal. El grupo estuvo simbólicamente presente, junto con su presidente, durante toda la mañana, gracias al actor y profesor de la Universidad de Chile Carlos Paredes. Según explicaron militantes en el acto, Paredes suele participar en movilizaciones tal como estaba ayer, caracterizado como Allende. Paredes explicó a la diaria que interpreta ese personaje para “rendirle homenaje” y para denunciar “las vejaciones” que sufren los actores en su país.

Mientras tanto continuaban las procesiones, cargadas de rosas y arreglos florales. Algunas iban a la puerta del número 80 de la calle Morandé, una puerta lateral de La Moneda, por donde se retiró el cuerpo sin vida de Allende; otras se dirigían a la estatua. Se repetían los gritos de “compañero Salvador Allende”, a los que respondían los asistentes: “presente”, y luego “ahora”, a lo que la gente respondía: “y siempre”. La cantidad de gente ya era bastante importante, amontonada en las calles estrechadas por los vallados policiales y obras viales que se están haciendo en la zona. También eran muchos los periodistas. Se veían micrófonos de todo el mundo, una presencia quizá similar a la que había en Chile, hace 40 años, cuando terminó abruptamente el gobierno de la UP.

Apenas había pasado el mediodía cuando empezó su marcha la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Su presidenta, Lorena Pizarro, dijo a la diaria que se sentía “con mucha esperanza” debido a la importante convocatoria de las múltiples conmemoraciones, que la hacía sentir “orgullosa”. Estimó que el “pueblo” chileno está “reclamando con mucha fuerza verdad y justicia” y “dándose cuenta” de que la “institucionalidad” heredada de Pinochet “es lo mismo que la impunidad” y hay que ponerle fin. Explicó que los chilenos suelen “moverse en hitos”, y que los 40 años llegan en medio de movilizaciones estudiantiles, de reclamos de más verdad y justicia y de cambios institucionales, en referencia a la voluntad de reformar la Constitución de 1980. Valoró que la memoria de lo ocurrido hace cuatro décadas ahora “conmociona al pueblo entero” y que el dolor que sienten como familiares de víctimas de la dictadura se “ha transformado en resistencia”. Respecto de las múltiples expresiones de condena al golpe de Estado y de reconocimiento de culpas por parte de actores políticos, como por ejemplo del actual presidente, Sebastián Piñera, en primer lugar, la militante dijo que “los perdones son individuales; los institucionales tienen que ir acompañados de verdad y justicia”. Para ella “no hay verdad y justicia en Chile”, porque “aún hay pacto del silencio y porque no hay voluntad política”.

Los familiares se dirigieron a la puerta 80 mientras se desarrollaba el acto del Partido Socialista frente a la estatua de Allende, encabezado por su vicepresidenta, la senadora Isabel Allende, hija del presidente fallecido, y otros de sus familiares y allegados más cercanos. Dijo que su padre “se sacrificó” para que “su pueblo tenga una mejor calidad de vida”. Destacó que ahora “es un referente” y que “no hay un lugar en el mundo donde no se haga un testimonio de afecto y de recuerdo”, porque “la gente sabe que fue un luchador social fiel a su palabra, y también sabe” que Allende le “enseñó un camino necesario y posible de profundos cambios pero en democracia”, que “era posible a través de una amplia unidad”. Consultada por la prensa al retirarse del lugar, destacó que esa mañana había recibido un llamado de Piñera para toda la “familia Allende” y se lo agradeció.

La movilización de los jóvenes en los actos de conmemoración de ayer era notoria, y hubo muchas intervenciones urbanas. Una manifestación espontánea de estudiantes y jóvenes que cortó el tránsito en la Alameda desembocó en un cara a cara entre ellos y un guanaco que no lanzó agua, y con carabineros a los que llamaron “asesinos”.

La jornada laboral terminó temprano en Santiago, luego de que el Congreso y múltiples instituciones recordaran el golpe de Estado en varios puntos del país. Las calles estaban casi desiertas en el centro al anochecer. La gente volvió temprano a sus hogares por miedo a los actos de violencia, pero anoche eran pocos los reportes de incidentes, localizados en los barrios más carenciados de la capital. Sin embargo, en el barrio de Nuñoa y en otros lugares emblemáticos la convocatoria anoche fue masiva. En el Estadio Nacional, que sirvió de centro de detención y tortura inmediatamente después del golpe, y en el que estuvo detenido un grupo de más de 50 uruguayos, se realizó una “velatón” (así le dicen los chilenos), en la que se llenó de velas y fotos de desaparecidos los accesos al centro deportivo.