Cumplió 49 años en noviembre, cuando la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, recién lo había nombrado al frente de su equipo de ministros. Esto ocurrió en un momento en el que la mandataria se reintegraba luego de dos meses de licencia médica por una operación, y en ese período el oficialismo había enfrentado las elecciones legislativas de octubre, en las que mantuvo la supremacía en el país pero perdió en los principales distritos.

En la noche del 27 de octubre, cuando recién se habían dado a conocer los resultados de esa elección, la diaria pudo observar que Capitanich fue una de las figuras más aclamadas, y la primera que habló por videoconferencia con los líderes kirchneristas presentes en la sede oficialista, desde la provincia de Chaco, que gobernó durante seis años. Los dirigentes lo ovacionaron en aquella ocasión llamándolo por su apodo, Coqui. El Frente para la Victoria había alcanzado 60% de los votos en Chaco, una de las pocas provincias de peso en las que el oficialismo resultó ganador. La victoria confirmó al entonces gobernador en la lista de candidatos para suceder a Fernández en 2015, y probablemente también como una figura a tener muy en cuenta en los cambios ministeriales que se concretarían en noviembre.

Sin embargo, se esperaba que Capitanich, muy consultado desde hace años acerca de economía dentro del kirchnerismo, debido a su formación profesional, quedara al frente de la secretaría de Estado correspondiente, y que el nuevo jefe de Gabinete fuera Sergio Urribarri, visto por muchos como el favorito de la presidenta para la sucesión. Pero si bien el kirchnerismo ganó también en la provincia gobernada por Urribarri, Entre Ríos, lo hizo “sólo” con poco más de 45% de los votos en las legislativas, un logro menor que el del chaqueño.

Del campo al gobierno

Capitanich nació en la ciudad de Presidencia Roque Sáenz Peña, de Chaco, el 28 de noviembre de 1964, en una familia vinculada con la producción de algodón. Se crió en la llamada colonia montenegrina, ya que su padre era originario de Montenegro, en el sudeste de Europa, y heredó de él la fisonomía y otras características típicas de esa región: es un hombre robusto y con una estatura bastante impresionante.

Capitanich se recibió en 1988 de contador público, en 1991 hizo un posgrado en Ciencias de la Administración, en 1999 obtuvo una maestría en Economía y Ciencias Políticas y, en 2000, otra en Administración y Políticas Públicas.

En paralelo y antes de titularse, Capitanich asumió, con 23 años, como secretario privado del entonces gobernador peronista de Chaco, Danilo Baroni (1987-1991), y así comenzó su carrera política.

Se casó en 1990 con Sandra Mendoza, junto a quien tuvo dos hijas. Ella es diputada kirchnerista y su página en Facebook testimonia un total compromiso con el oficialismo. En 2009, cuando Capitanich y Mendoza se separaron, la pareja tuvo una disputa pública que marcó las memorias. Ella, que estaba al frente de la cartera de Salud chaqueña, apoyó una marcha en contra de su esposo gobernador, que terminó con 30 detenidos en enfrentamientos entre policías y manifestantes. Además, Mendoza fue hospitalizada por una huelga de hambre luego de haber sido desalojada de la residencia oficial en la que vivía con Capitanich.

Antes de que las aguas se calmaran y la actual diputada volviera a apoyar la gestión de su ex compañero, dijo de él: “Viene de una familia radical de agricultores, su hermano Héctor Capitanich fue candidato a intendente de Ángel Rozas [dirigente de la Unión Cívica Radical] en 1995” [...]. A mí me debe la carrera, porque si mi padre [peronista y ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de Chaco, Guillermo Mendoza] no hubiese hablado con Danilo Baroni para que fuera su secretario privado, y después secretario general de la gobernación, no habría llegado adonde llegó”, resaltó.

Efectivamente, Capitanich, después de haber sido secretario privado de Baroni, fue secretario de Comunicación Social, y luego asumió la secretaría general de la Gobernación de la provincia. A partir de 1994 ocupó distintos cargos en secretarías y ministerios nacionales. En plena crisis de 2001 fue el fugaz titular de varios ministerios, entre ellos el de Economía, del 21 al 23 de diciembre.

En ese mismo mes resultó electo senador nacional por Chaco, cargo que ocupó hasta 2007, cuando fue electo gobernador. Desde ese último año hasta hoy es además presidente del Club Atlético Sarmiento de Chaco. Durante el proceso iniciado con la crisis de 2001, asumió por primera vez la jefatura de Gabinete nacional, de enero a mayo de 2002, durante la presidencia interina de Eduardo Duhalde.

Apoyó a Néstor Kirchner, que asumió la presidencia en 2003, pero su primera elección como gobernador de Chaco lo tuvo al frente de una coalición de partidos sin apoyo formal del Frente para la Victoria, que arrebató la provincia al radicalismo. En 2011, ya con fuerte apoyo oficialista, renovó su mandato hasta 2015 con más de 66% de los votos. Según los medios afines al gobierno, Capitanich suele participar en la redacción de documentos político-partidarios del Frente para la Victoria, algo que muestra su peso en la interna.

Momento y lugar capitales

El contador asumió su nuevo cargo en noviembre, en un contexto particular. Su llegada al Ejecutivo sucedió cuando la presidenta Fernández, tras la convalecencia por su operación, hizo una notoria pausa en su habitual omnipresencia mediática. Eso implicó que Capitanich saliera a llenar el vacío que el silencio de la mandataria dejaba, y el desempeño de ese rol incluyó que fuera la cara más visible del Poder Ejecutivo durante la crisis por los paros policiales de diciembre. En ese marco, y cuando su propia provincia afrontaba la ausencia de policías, Capitanich protagonizó cruces con su suplente, el vicegobernador Juan Carlos Bacileff. Aunque la prensa opositora le dio cierta relevancia al asunto, Bacileff aclaró luego: “Yo no estoy peleado con Capitanich. Tenemos algunas diferencias de gestión. Dialogaremos sobre este tema, porque es un tema preocupante”.

La prensa también informó de una presunta renuncia que habría amenazado con presentar el jefe de Gabinete por desacuerdos internos del Ejecutivo acerca del modo de responder a esa crisis, en particular en la provincia de Córdoba, algo que nunca se confirmó.

En los últimos días, con el anuncio de modificaciones en la política económica argentina, se confirmó que había sido designado por sus conocimientos en la materia. Por otra parte, mantiene un estrecho vínculo político desde hace años con Axel Kicillof, dirigente de la poderosa agrupación juvenil kirchnerista La Cámpora y otro de los preferidos de la presidenta, que asumió la cartera de Economía al mismo tiempo que Capitanich iniciaba sus tareas como jefe de Gabinete, y que antes fue su asesor y publicó junto con él, en 1999, el libro Federalismo fiscal y coparticipación federal: una propuesta para la transformación de la relación nación-provincias.

Por haber asumido en un momento tan crucial para el gobierno, luego de las últimas elecciones y antes de que en 2015 el oficialismo ponga en juego su continuidad al frente del país en las elecciones presidenciales, para las cuales aún no tiene candidato definido, Capitanich es un candidato firme a la sucesión presidencial. Pero además, su ascenso en este período demuestra la gran confianza que le tiene Fernández, ya que sus actuales tareas implican el riesgo de desgaste de su figura.

El 10 de noviembre, antes de ser nombrado, dijo al diario Tiempo Argentino, al ser consultado sobre las presidenciales: “Hoy no tengo una definición en esta materia. Tengo una responsabilidad de gobierno, y hacer otra cosa me parece extemporáneo. Eso hay que definirlo en 2015”.

Luego de que Capitanich asumiera su actual cargo, se destacó por un hecho que sorprendió y que no es propiamente político. El 29 de diciembre, el diario español El País publicó un artículo firmado por él acerca del argentino Jorge Bergoglio, el actual papa Francisco, que cuando se desempeñó como cardenal en Argentina tuvo más de un encontronazo con el kirchnerismo. En ese texto periodístico, relató que su vínculo con el actual líder de la Iglesia Católica comenzó durante la crisis de 2001, cuando el político era jefe de Gabinete “en la peor crisis social, productiva y económica, en la que la Iglesia tuvo un rol trascendente en la construcción del diálogo argentino para la búsqueda de un camino para superar antinomias y bregar en la vía de una solución a los problemas que padecíamos”. También afirmó que “la opción preferencial por los pobres, la humildad y sencillez, la vocación por el diálogo y la unidad en la diversidad constituyen” los “ejes principales” para Bergoglio. Sin embargo, desde la oposición destacan que Capitanich es actualmente uno de los cinco integrantes del Poder Ejecutivo más ricos y ha declarado una importante fortuna, tanto en su provincia como en Buenos Aires.