Oficialismo y oposición sirios acordaron iniciar dos semanas de diálogo mañana. El tema central de discrepancia para resolver es qué va a ocurrir con el presidente sirio, Bashar al Assad, que por intermedio de sus representantes defiende su permanencia al frente del país. Sus detractores se niegan a cualquier solución que no implique su salida del poder.

Ingenuo hubiera sido esperar un acuerdo al cierre de la primera jornada de la Cumbre llamada Ginebra 2, que se celebró en la localidad suiza de Montreux. Ayer los representantes de 39 países, a los que se suma Siria, dejaron en claro lo irreconciliables que son sus posturas. Pero el encuentro los puso a todos en un mismo salón, y aunque llegaron a Montreux de mala gana, presionados por otros países, aceptaron seguir hablando.

Sin perder tiempo, a partir de mañana comenzará un “camino largo y difícil” -según admitió el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, al cierre del encuentro. Está previsto que empiece un diálogo directo, que debería durar alrededor de una semana. Luego habrá una pausa y se retomarán los encuentros, según el canciller ruso, Serguei Lavrov. “Lo esencial es empezar el proceso” de negociaciones, agregó. Además, informó que la ONU, Estados Unidos y Rusia siguen buscando un acuerdo para que se intercambien prisioneros.

A pesar de que la puerta hacia una resolución del conflicto sigue entreabierta, hubo duros cruces entre los participantes. Lavrov acusó a Estados Unidos, Arabia Saudita, Qatar y los demás Estados que brindan apoyo a la oposición de intentar, “desde afuera, imponer su modelo”. Insistió en que lo urgente es evitar que Siria se convierta en “patio trasero del terrorismo” y dijo que las alertas sobre una emergencia humanitaria son “artificiales”.

El canciller estadounidense, John Kerry, dijo todo lo contrario. Saludó la “valentía” de los opositores presentes y estimó “impensable que un hombre que lideró una represión brutal contra su propio pueblo pueda recuperar legitimidad para gobernar”. A continuación, se refirió al informe publicado el martes por el canal CNN y el diario británico The Guardian: “El derecho a liderar un país no puede emanar de la tortura, de barriles de explosivos y misiles. Proviene del consentimiento del pueblo”. El documento confidencial, que se reveló justo antes de la conferencia, denuncia torturas sistemáticas y la ejecución de 11.000 detenidos por las autoridades desde 2011. Fue redactado por ex fiscales internacionales y concluye que hay “pruebas claras, susceptibles de ser admitidas por un tribunal, de asesinato y tortura sistemáticos de personas detenidas”. También hubo denuncias e imágenes de abusos cometidos desde la oposición. El canciller sirio acusó a quienes apoyan a la oposición de haber “exportado el terrorismo” a su país y de tener “la sangre de los sirios en las manos”. En alusión a Arabia Saudita y Qatar, sostuvo que “los petrodólares sirven para inundar los medios internacionales de mentiras”.

En tanto, el líder de la Coalición Nacional para las Fuerzas de la Revolución y la Oposición Siria, Ahmad Jarba, pidió al gobierno que abandone el poder y reiteró: “Tenemos que limpiar Siria del tirano Bashar al Assad”.