De la tarde del domingo a la del lunes la situación en Ucrania devino en disturbios generalizados en Kiev, con enfrentamientos entre manifestantes y policías que hasta ayer dejaron al menos diez personas detenidas y unas 200 heridas, entre ellas 70 uniformados, sin que se lograra recomponer el orden.

El ex presidente Víktor Yúshchenko dijo que “la victoria de la calle y la supremacía de la fuerza pueden ser el primer episodio de una guerra civil”, mientras las autoridades y los medios advertían que entre los manifestantes hay grupos radicales bien armados, que podrían elevar la violencia de los disturbios. Ayer de tarde, por ejemplo, uno de esos grupos lanzó un proyectil con una catapulta de madera hacia los policías sin alcanzar su objetivo.

Las manifestaciones opositoras, iniciadas a favor del acercamiento a la Unión Europea y contra el alineamiento con Rusia, fueron retomadas después de que el gobierno aprobara leyes que limitan la libertad de reunión y de manifestación, que incluyen la prohibición de instalar tiendas en lugares públicos y la posibilidad de detener a personas que se cubran la cara.

En la noche del domingo el presidente, Víktor Yanukóvich, se entrevistó con el líder de la opositora Alianza Democrática Ucraniana para las Reformas, Vitali Klitschko. Éste informó que le manifestó al mandatario que “la situación está al borde de la confrontación civil” y que si no se resuelve en breve “la gente puede comenzar procesos irreversibles”. La postura de la oposición es que la vía para encontrar esa resolución son las elecciones anticipadas.

Tras el encuentro, Yanukóvich ordenó crear un grupo de trabajo formado por representantes del gobierno, que como primera actividad de agenda tenía prevista para ayer una reunión con la oposición, con el objetivo de formar una comisión multipartidaria para solucionar la crisis política.