Históricamente, Ucrania ha estado entre Europa y Rusia, algo que se reflejó claramente en las últimas elecciones de 2010 pero que cotidianamente se nota en los idiomas que se hablan mayoritariamente. El norte y el oeste son dominados por el ucraniano, mientras que el sur y el este lo son por el ruso; en la primera región, los comicios dieron la victoria a Yulia Timoshenko, ex primera ministra hoy procesada; en la segunda, el ganador fue Viktor Yanukovich, actual presidente ucraniano. En el norte y el oeste están las zonas a las que se han extendido las manifestaciones y donde se han ocupado algunos edificios oficiales, especialmente en regiones como Zhytomyr y Chernihiv, al oeste y el este de Kiev, respectivamente.

Durante los últimos 15 años de la joven Ucrania, independizada en 1991, se han turnado en el poder Yanukovich por un lado y por el otro Timoshenko y Viktor Yushchenko, un antiguo aliado de ésta con el que finalmente se enemistó. Cargos de presidente, primer ministro y líder de la oposición pasaron por las manos de los tres.

Cada gobierno de turno ha determinado acercamientos y alejamientos con respecto a la Unión Europea (UE) y a Rusia, país con el que tiene un pasado común pero no necesariamente placentero, y que ha condicionado a Ucrania en sus intentos de establecer vínculos preferenciales con la UE, ya sea proponiendo nuevos y más ventajosos acuerdos económicos o presionando con la posibilidad de dejar sin efecto algunos de los vigentes.

Yanukovich es hoy el líder del Partido de las Regiones (del que proviene también Yushchencko), fundado en 1997 con tendencia proeuropea -por tanto, antirrusa-, pero heterogéneo y que ha perdido perfil ideológico en alianza con otros partidos. Su gobierno ha demostrado ser favorable a Rusia: a fines de julio aprobó la implementación del ruso como segunda lengua oficial, y en 2012 impulsó el arresto de Timoshenko -conocida por ser pro UE- por presunta corrupción, tras un juicio de dudosa imparcialidad, lo que provocó un repudio de la UE a la Eurocopa que se celebraba en suelo ucraniano ese año.

El golpe final fue el retroceso en la firma de una asociación comercial con la UE, acompañado por políticas favorables a Rusia, a comienzos de febrero, que empujaron a masivas protestas que antes reunían sólo a cientos de personas.

Las manifestaciones fueron pacíficas al comienzo, con algunos incidentes aislados, pero de un tiempo a esta parte han reunido a grupos cada vez más numerosos, y algunos de ellos también más conflictivos. El líder opositor Vitali Klitschko ha mediado entre los diferentes grupos y ha logrado manejarlos, incluso forzándolos a respetar la tregua que se alcanzó días atrás con los policías antidisturbios. Algunos jóvenes llegan a la Plaza de la Independencia -que conmemora el apartamiento de la Unión Soviética en 1991 y ha sido centro de las manifestaciones opositoras- vestidos y armados para la ocasión, con uniformes militares incompletos, máscaras para contrarrestar el efecto de los gases lacrimógenos e incluso cascos, así como con bates de béisbol, hockey o simplemente barras de algún material duro.

A los manifestantes proeuropeos se han sumado grupos nacionalistas, que van encapuchados y con gestos militarizados, y que fueron quienes encabezaron la invasión al Ministerio de Justicia, desocupado a instancias de Klitschko después de que el gobierno amenazara con decretar el estado de emergencia. Estos grupos nacionalistas, agrupados en “unidades de choque”, habían advertido que si no había respuestas rápidas a sus demandas en la sesión extraordinaria del Parlamento del lunes, ocuparían todo lo que encontraran en su camino.

Sin embargo, finalmente sí se tomaron algunas de las medidas exigidas por los manifestantes. Por un lado, el Parlamento revocó, gracias a un acuerdo entre oficialismo y oposición, las leyes que limitaban el derecho a protestar, que causaron a comienzos de este año un renovamiento de fuerzas en las manifestaciones.

Casi en simultáneo presentó su renuncia Nikolai Azarov, primer ministro desde marzo de 2010, miembro del mismo partido que Yanukovich. Aseguró que el gobierno ha hecho todo lo posible para solucionar la situación y que dejaba el cargo para promover “un arreglo político del conflicto”. El ahora ex primer ministro fue promotor de la suspensión de la firma del acuerdo con la UE, y su salida, junto con la de todo el gabinete, que también se concretó ayer, era pedida por la oposición.

Días atrás, el líder opositor Arseni Yatseniuk, que lidera el partido de Timoshenko, Batkivschina, había rechazado la oferta de Yanukovich de asumir el cargo de primer ministro, por lo que todavía se desconoce cómo se formará el nuevo gobierno.

Pese a estos cambios, Klitschko aseguró que “la lucha continuará”. “La derogación de esas vergonzosas leyes es un pequeño pero importante paso”, agregó, antes de señalar que la oposición reclamará una amnistía para las personas que fueron detenidas por su participación en las protestas, un punto sobre el que todavía no se ha logrado un acuerdo con el gobierno.