“De ninguna manera dejaremos estas discusiones y continuaremos con ellas hasta que lleguemos a soluciones para la crisis siria”, dijo ayer el vicecanciller de ese país, Faisal Makdad, antes del noveno y último día de negociaciones de su gobierno con la oposición, en Ginebra. Está previsto que las conversaciones se retomen el 10 de febrero, señaló el enviado especial de la Liga Árabe y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para Siria, Lajdar Brahimi, mediador en el proceso.

El viceministro dijo que hay que tratar primero el problema del terrorismo, antes de pasar a los siguientes puntos del Comunicado de Ginebra. Ese documento, acordado en noviembre por Estados Unidos, Rusia y la ONU, sirve de hoja de ruta para el proceso de paz y prevé un alto el fuego, el ingreso de ayuda humanitaria y la formación de un gobierno transitorio.

“Hay que aceptar que hay terroristas en Siria y que hay países que los están financiando y alentando”, insistió Makdad. Aunque se sabe que hay grupos que combaten en Siria y son afines a Al Qaeda, para el gobierno todos los opositores armados son terroristas, por lo que lee el cese del fuego como el cese del terrorismo.

El miércoles, los servicios secretos estadounidenses advirtieron ante el Senado de su país “que Siria se convirtió en un imán enorme para los extremistas”. En ese sentido, el director nacional de Inteligencia, James Clapper, dijo que en Siria “hay más de 7.000 combatientes extranjeros, que viajaron desde unos 50 países, en su mayoría de Europa y Medio Oriente”, para ser entrenados por grupos opositores sirios antes de retornar a sus países para realizar atentados. Además, Clapper dijo que los grupos rebeldes en Siria son unos 1.600, integrados por “entre 75.000 y 110.000” personas, de las cuales “26.000 son consideradas terroristas” por Washington.

A esto se suma otro informe que incrimina al gobierno sirio. Publicado por Human Rights Watch (HRW), denuncia que aquél en 2012 y 2013 destruyó en forma ilegal y deliberada miles de edificios residenciales civiles en Damasco y en la ciudad de Hama, en el centro del país. Ese trabajo se basó en imágenes satelitales, testigos y documentos audiovisuales. El gobierno dice que las demoliciones fueron por proyectos urbanísticos o para acabar con construcciones ilegales. Pero HRW asegura que fueron supervisadas por militares y ocurrieron, en algunos casos, después de combates.

Por otra parte, de acuerdo con fuentes anónimas citadas por la agencia de noticias Reuters, las autoridades sirias no estarían cumpliendo con el compromiso de destruir sus armas químicas. Según ese reporte, no se podrá cumplir el plazo establecido para la semana que viene, porque el proceso tiene de seis a ocho semanas de atraso y sólo ha salido del país para su destrucción menos de 5% del arsenal.