Se cumplieron ayer tres años del inicio de las movilizaciones masivas que terminaron con 30 años de gobierno de Hosni Mubarak. Sin embargo, un joven militante de la campaña “No a los juicios militares de civiles”, Mohamed Ghorab, que llamó a votar No, dijo a la agencia de noticias AFP que le parece “irónico que la Constitución hable de libertad de expresión cuando los que se opusieron a ella están en prisión”. “Me recuerda la era Mubarak”, agregó.

Luego de que el presidente electo en 2012, Mohamed Mursi, fuera destituido en julio, las autoridades gozaron un tiempo de la confianza de los jóvenes. Sin embargo, el período de gracia terminó cuando el actual gobierno aprobó una ley que restringe la libertad de manifestar y obliga a pedir autorización, algo que afecta no sólo a los seguidores de Mursi, los Hermanos Musulmanes, sino también a las organizaciones laicas y otras que participaron en las revueltas populares.

De acuerdo con AFP, el general Abdel Fatah Sisi, ministro de Defensa, líder de las Fuerzas Armadas y artífice de la actual transición, había llamado a los jóvenes a las urnas, recordando que representan “el 50%” de los egipcios. Pero tanto los periodistas como los observadores independientes vieron pocos votantes jóvenes en los centros habilitados, algo que según el gobierno se debe a que es época de exámenes.

Paradojas

Sin embargo, como lo hicieron al final de los dos anteriores gobiernos, los jóvenes egipcios organizados denunciaron que la actual administración viola las libertades. Lo cierto es que los principales militantes “prodemocracia” están detenidos.

En el marco de las siguientes etapas de la transición, que incluyen celebrar elecciones legislativas y presidenciales en los próximos meses, Sisi aclaró que ninguna “figura” de la época de Mubarak tendrá lugar en un futuro gobierno, y el diario egipcio Al Watan anunció un encuentro de jóvenes y líderes de las protestas de 2011 con jerarcas militares.

Aunque el gobierno esperaba que hubiera 50% de participación, con 38,6% se superó el 33% que hubo en el anterior referéndum constitucional.

Por eso ayer el presidente interino, Adli Mansur, nombrado por Sisi en julio, calificó el 98% de Sí que obtuvo la reforma constitucional de “gran aceptación sin precedentes”.

Además de los nueve muertos y centenas de heridos que dejó el primer día de votación, el viernes las manifestaciones de seguidores de Mursi dejaron otros tres muertos y 123 detenidos en todo el país, que se exponen a cinco años de cárcel, la pena prevista para quienes participan en acciones afines a los Hermanos Musulmanes, ya que fueron declarados “terroristas”.