“Las reformas que estoy proponiendo hoy deberían dar al pueblo estadounidense mayor confianza en que sus derechos están siendo protegidos, aun cuando nuestras agencias de inteligencia y de cumplimiento de las leyes mantendrán las herramientas necesarias para mantenernos a salvo”, prometió el viernes Barack Obama, en un discurso en el que resolvió una serie de medidas para reformar la NSA.

Una de ellas es que el gobierno dejará de preservar parte de los metadatos telefónicos, que reflejan qué números entablaron comunicación (no la identidad de sus usuarios), desde qué lugares fue y cuánto duró. Sin embargo, Obama no precisó quién será el que se haga cargo de esa información y agregó: “Todavía se necesita más trabajo para determinar exactamente cómo puede funcionar ese sistema”. Se prevé que la transición de un modelo al otro culmine en marzo y mientras tanto esos datos solamente se podrán consultar con una orden judicial de la Corte de Vigilancia a la Inteligencia Internacional -con jurisdicción sobre la NSA- o ante una “emergencia real”.

Además, se autorizaría a los proveedores de servicios telefónicos a hacer públicos los pedidos de información por parte del gobierno, pero no en todos los casos, y no se informó cuáles serían esas excepciones.

Obama defendió el aparato de inteligencia estadounidense y la recolección de información que, según aseguró, continuará, aunque más regulada. “No nos vamos a disculpar simplemente porque nuestros servicios de inteligencia son más efectivos”, señaló.

“Le he dejado claro a la comunidad de inteligencia que -a menos que haya un propósito imperioso de seguridad nacional- no monitorearemos las comunicaciones de los jefes de Estado y de gobierno de nuestros amigos cercanos y aliados”, dijo el mandatario. Uno de los mayores interrogantes que dejó su discurso es quiénes son los “amigos cercanos y aliados” -aunque sí se sabe que en ese paquete entra la alemana Angela Merkel, ya que ayer Obama prometió que no volvería a espiarla durante su presidencia- y en qué circunstancias se puede dar un “propósito imperioso de seguridad nacional”. Los líderes de esos países aliados “merecen saber que si quiero conocer lo que piensan sobre un tema, tomaré el teléfono y los llamaré en lugar de acudir a la vigilancia”, dijo Obama.

Por último, el mandatario anunció que habrá más garantías para los ciudadanos de países extranjeros, pero no precisó cuáles o cómo serán implementadas. En el marco de esta reforma también se nombrará a varios altos funcionarios para que monitoreen los programas de espionaje. Además, se formará en el Congreso un panel de asesores para la Corte de Vigilancia a la Inteligencia Internacional.

Tonos de gris

Además de que los anuncios fueron poco precisos hay una parte de ellos que podrían no concretarse, ya que necesitarán el aval del Congreso, donde hay posiciones encontradas sobre este tema, que no necesariamente coinciden con los miembros de uno u otro partido. Por un lado, están quienes se niegan a poner trabas a los trabajos de inteligencia y depositan toda su confianza en su autonomía y sus jerarcas; por otro, están quienes reclaman que se garantice el derecho a la privacidad de los estadounidenses.

Los anuncios no cayeron del todo bien en Brasil y Alemania -los países que más han reaccionado a las noticias de espionaje-. Ricardo Ferraço, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa del Senado de Brasil, que se encarga de investigar el espionaje a ciudadanos, empresas y altos jerarcas brasileños -entre ellos la presidenta-. Dilma Rousseff indicó que es un primer paso para recomponer las relaciones.

Sin embargo, en Alemania la respuesta fue más dura: “Saludamos la intención de respetar los derechos de los ciudadanos no estadounidenses [...] pero sigue vigente nuestra posición: en suelo alemán debe ser respetada la ley alemana”, aseguró el portavoz del gobierno germano, Steffen Seibert. Tampoco consideró suficiente la reforma de Obama el ministro de Justicia, Haiko Maas, quien recordó que Alemania exige la firma de un tratado de no espionaje que sea vinculante y garantice los datos de los alemanes, sin importar cuál sea la situación o el presidente de los estadounidenses.