Brasil abarca tres husos horarios, y los resultados electorales no podían publicarse hasta que no cerraran las urnas en todo el país. El único estado que seguiría votando entre las 19.00 y las 20.00 era Acre, y a esa hora el Tribunal Superior Electoral ya tenía más de 80% de los votos escrutados. A partir de las 20.00 se sintió muchísima tensión en el comité de campaña del PT en Porto Alegre. Los militantes esperaban en la puerta y los periodistas en la sala, donde daría una conferencia el gobernador de Rio Grande do Sul, Tarso Genro, que era candidato a la reelección (ver nota “Alianzas complicadas”). “Dilma Rousseff 50,4%, Aécio Neves 49,6%”, dijo Rádio Gaúcha, y todo explotó: fotógrafos, camarógrafos y periodistas salieron corriendo a la puerta del local, donde los militantes comenzaron a festejar la victoria de Dilma. Hubo gritos, abrazos y algunas lágrimas.
Con el paso de los minutos la ventaja de Rousseff se fue ampliando, y esto dio tranquilidad a los militantes que se preguntaban si esas cifras eran suficientes para festejar una victoria. Con el total de los votos escrutados la presidenta era reelecta con 51,64% de los votos, frente al 48,36% de Neves, considerando sólo los votos válidos, al excluir los anulados y los votos en blanco.
La diferencia entre ambos candidatos fue de 3,2%, la menor desde que el PT y el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) comenzaron a enfrentarse en la segunda vuelta. En 2002 y 2006 Luiz Inácio Lula da Silva derrotó a los candidatos del PSDB con 22% de ventaja, y en 2010 Rousseff venció al hoy senador José Serra con 12%.
“Algunas veces en la historia los resultados apretados produjeron cambios mayores y más rápidos que victorias más amplias”, dijo Rousseff en su discurso tras la victoria. “Esta presidenta está dispuesta al diálogo, ése es mi primer compromiso para el segundo mandato”, agregó, y se declaró “dispuesta a abrir un gran espacio de diálogo con todos los sectores de la sociedad”. A lo largo de su discurso Rousseff reconoció que la gente quiere transformaciones y reformas, y dijo que fue reelecta “para hacer los grandes cambios que la sociedad necesita”.
“Entre las reformas, la primera y más importante debe ser la reforma política”, afirmó, para luego agregar: “y por medio de consulta popular”. Ésta no es una promesa nueva. En 2013, cuando comenzaron las manifestaciones masivas en San Pablo y Río de Janeiro, la mandataria se comprometió a impulsar una reforma política que fue frenada en el Congreso. En principio parecen lejanas las posibilidades de que ahora tenga un éxito mayor en ese ámbito, en especial si se considera que las elecciones legislativas del 5 de octubre dejaron un Congreso aun más conservador que el anterior.
Varios dirigentes del PT dijeron a distintos medios de comunicación que el partido necesita un cambio, y algunos arriesgaron que es necesario “volver a los inicios”. En su conferencia, Genro hizo mención a este asunto, y días atrás, en entrevista con Folha de São Paulo, manifestó que tras las elecciones propondría un proceso de reflexión y de reorganización.
Pelea política
El resultado ajustado de la votación de ayer llegó después de tres semanas de campaña dominadas por los golpes bajos y las agresiones, pero además los medios y los políticos hablan de una clara división política del país.
“Combatí un buen combate”, dijo Neves luego de que se conocieran los resultados, sin salirse del clima de enfrentamiento de la campaña. En un breve discurso dijo que la mayor de las prioridades debe ser “unir Brasil en torno a un proyecto honrado que dignifique a todos los brasileños”.
Su equipo de campaña tenía adelantados los preparativos para los festejos e incluso estaba pautada una conferencia del gobernador de San Pablo, Geraldo Alckmin, para hablar de la victoria. Rápidamente esos preparativos fueron cancelados y los seguidores del PSDB fueron dejando las calles, al menos las de Porto Alegre, mientras un montón de banderas y camisetas rojas salían a festejar una victoria que por un momento pareció estar en duda.
Frente a algunas voces internas que piden renovación generacional, el presidente del PT, Rui Falcão, sugirió ayer de tarde quién puede ser el candidato para vivir unas elecciones de 2018 más tranquilas: “O Lula”.
El día de Dilma
La expresión “Bom Dilma”, una versión electoral del saludo “bom dia”, era usada hasta ayer por los militantes del PT en Porto Alegre no sólo para apoyar a Rousseff sino también a Genro. La presidenta hizo su última aparición de campaña el sábado con una caminata a la que concurrieron unas 10.000 personas en el centro de Porto Alegre. Pero los militantes gaúchos no se quedaron sólo con eso: esa misma noche hicieron otra caminata por un barrio más bohemio, Cidade Baixa, a la que asistieron unas 2.000 personas.
“¿Ya decidiste qué vas a votar? ¿Vas a votar a Dilma? Tomá, informate”. En las cercanías de ambas movilizaciones los militantes con panfletos y pegotines de la candidata del PT se acercaban a la gente que pasaba, que aceptaba los papeles y seguía de largo. Un mar de banderas y pegotines adornaron las movilizaciones del PT.
Durante la campaña los militantes cambiaron las letras de canciones conocidas para ponerles otras vinculadas con la campaña. La mayoría de esas canciones se escucharon el sábado de noche en lo que, formalmente, era una caminata de los sectores de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y trans) que apoyaban a Rousseff. El cántico que decía “Beso hombre, beso mujer, tengo derecho de besar a quien quiero” fue uno de los clásicos de la noche.
Hubo otros dedicados a los medios de comunicación, un tema que estuvo sobre la mesa en los últimos días por la salida de la revista Veja el viernes (ver nota “Otros en la campaña”). “Dilma es del pueblo, Aécio es de la Globo” y “El que no salta compra Veja” (también había saltos con “El que no salta es tucano”, apodo que reciben los seguidores del PSDB).
En una caminata en la que los militantes mostraron un variado repertorio (con batucada en vivo y varios cantantes) no faltaron los cánticos que destacaban los avances de Brasil con los gobiernos del PT -como “El hijo del obrero ya puede ser doctor”- y los que se dirigían a los oponentes -“Recula derecha, recula, es el poder popular que está en las calles”- o a la propia presidenta -“Dilmaravilla nosotros te votamos a vos”-.
Corazón petista
Una de las imágenes que más se vieron en las últimas movilizaciones del PT en Porto Alegre fue la foto de una Dilma muy joven, cuando fue detenida durante la dictadura, en 1972, acompañada por la frase “Corazón valiente”, el nombre de una de las canciones oficiales de la campaña. La imagen aparecía impresa en remeras, banderas y pegotines.
La energía depositada por los militantes en las dos manifestaciones permitía pensar que para ellos en esta elección se jugaba mucho, y sus palabras lo confirmaban. Todos coincidían en que una victoria de Neves sería un gran retroceso para el país, que afectaría en particular a las minorías y a la población más pobre. Uno de los militantes, João, dijo que sería “terrible” que ganara Neves. “No me quiero ni imaginar”, agregó, mientras movía la cabeza de un lado para otro.
Regina, de 38 años, maestra en un barrio pobre de Porto Alegre, dijo a la diaria que el impacto de los programas sociales y la inversión en los servicios públicos se siente: “Bolsa Familia generó un cambio: los niños antes abandonaban la escuela y ahora van a clase”. Pablo, un activista homosexual que estaba en la caminata de la noche del sábado, destacó que el gobierno avanzó en la inclusión de las clases más bajas, y agregó que la universidad es mucho más accesible que antes.
Aunque aplauden los logros del PT, los militantes reconocen que el gobierno ha tenido problemas y que la corrupción es uno de ellos. De todos modos, también coinciden en que durante la administración de Rousseff la Policía Federal trabajó “más que nunca” para perseguir los casos de corrupción. “Queda trabajo por hacer” fue una de las expresiones más repetidas por los simpatizantes de la presidenta. “Avanzar es más fácil para el PT que para un gobierno de derecha”, señaló Pablo. Ana, una activista lesbiana que estaba con él, dijo que durante el gobierno de Rousseff ha habido pocos avances para el movimiento LGBT, pero apuntó: “Peor sería con Aécio y sus alianzas con evangelistas”.
Ana Paula, una mujer de más de 50 años y militante del PT “de toda la vida”, reclamó que el gobierno de Rousseff “se olvidó de luchar por la reforma política y la democratización de los medios de comunicación”. Tanto ella como Sandro, que la acompañaba, subrayaron que la militancia se fortaleció para la segunda vuelta porque “hay muchos avances que es necesario mantener y profundizar”, pero criticaron que el gobierno no haya mantenido un diálogo fluido con los movimientos sociales y que haya perdido de vista algunos de sus reclamos históricos. La militante concluyó: “Es necesario un gobierno con el que se pueda dialogar, y con certeza no va a ser el de Aécio”.