Como se preveía, los resultados primarios de la votación le dieron la victoria al Sí a la independencia, con 81% de los votos. La consigna de la consulta unía dos preguntas: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado?” y, en caso afirmativo, “¿quiere que sea un Estado independiente?”. La combinación Sí-No obtuvo 10% de los votos y el No a las dos preguntas llegó a 4,5%. Los resultados son provisorios no sólo porque no se terminó el escrutinio, sino porque además se podrá seguir votando hasta el martes 25 en varios puntos de Cataluña.

Sólo el domingo participaron en la votación 2.305.290 personas, más de 42% del padrón electoral de los catalanes, si se toma el último censo, a partir del cual se considera que 5,4 millones de personas están habilitadas para votar. Estos datos fueron considerados por organizaciones civiles y por el gobierno como una demostración de que el Sí a la independencia ganaría en un referéndum formal, pero varios de los votantes que fueron consultados por los medios de comunicación dijeron que participaban en la consulta para respaldar el derecho a decidir, y no para pronunciarse a favor de la independencia.

El ministro de Justicia español, Rafael Catalá, calificó como una “farsa” la votación y señaló que los datos facilitados por los organizadores no son confiables porque no están respaldados por organismos oficiales. Como la consulta estaba suspendida por el Tribunal Constitucional, las autoridades locales no podían participar en su organización. Catalá también acusó al presidente de la Generalitat, Artur Mas, de promover esta consulta para “ocultar su fracaso” en el intento de convocar un referéndum formalmente.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) atravesó algunas diferencias internas en cuanto a este tema, ya que mantiene una posición distinta de la del Partido Socialista Catalán (PSC), que lo integra. Mientras que el PSOE quiere el federalismo, los socialistas catalanes han reivindicado el derecho a decidir, aunque son contrarios a la independencia. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, dijo que a partir de ayer comenzó “un nuevo tiempo en la política española” en el cual Cataluña está “a la vanguardia del cambio” hacia una España federal.

Mas, por su parte, calificó la votación de “éxito total”, una “lección de democracia en mayúsculas”. Dijo, además, que hoy anunciará un plan de acción para los próximos días. No trascendieron detalles al respecto, pero Mas ha reiterado la posibilidad de negociar con el presidente Mariano Rajoy la convocatoria a un referéndum vinculante sobre la independencia catalana. De todos modos, parece muy poco probable que el gobierno de Rajoy acepte una consulta de ese tipo.

El espectro político catalán está dividido en cuanto al camino a seguir, incluso dentro de la alianza de gobierno, Convergència i Unió, integrada por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y Unió Democràtica de Catalunya (UDC). El coordinador general de CDC, Josep Rull, dijo que si “en una semana, o dos como mucho” Rajoy no se compromete a negociar un referéndum, CDC convocará a elecciones anticipadas. Tal como había dicho Mas en ocasiones anteriores, CDC buscará un alianza con los partidos soberanistas detrás de un programa con un único punto: la celebración de un referéndum independentista. La propuesta busca que las elecciones se conviertan, de facto, en un referéndum sobre el derecho a decidir. Por su parte, el secretario general de UDC, y también de la alianza, Ramón Espalader, dijo que “ahora es el momento de gobernar, no de hacer elecciones”.

Esquerra Republicana per Catalunya (ERC) es el partido político soberanista más grande de esta comunidad autónoma española, y, según las encuestas, ganaría las elecciones si se celebraran hoy, aunque no con suficiente margen como para gobernar en solitario. Su líder, Oriol Junqueras, llamó a convocar elecciones, “cuanto antes mejor”, sin esperar a un acuerdo con el gobierno de Madrid. ERC es contraria a un acuerdo electoral, aunque no descartó esa posibilidad. Su secretaria general, Marta Rovira, dijo que el proceso independentista es “irreversible e imparable” y que tras las elecciones se debe iniciar un proceso constituyente. No aclaró cómo se lo impulsaría sin contar con el aval de Madrid.