El presidente chino, Xi Jinping, y su par estadounidense, Barack Obama, firmaron un acuerdo sobre cambio climático después de reunirse varias veces en Pekín el martes y el miércoles, y después de meses de negociaciones entre ambos países. “Es un hito en las relaciones entre Estados Unidos y China”, dijo Obama acerca del consenso alcanzado, en una conferencia de prensa que dio junto a Xi.

Estados Unidos se comprometió a reducir entre 26% y 28% sus emisiones de gases de efecto invernadero antes de 2025, con las emisiones de 2005 como referencia. Inicialmente las iba a reducir 17% entre 2005 y 2020. En tanto, China se comprometió por primera vez a comenzar a reducir las suyas en una fecha definida: 2030. Ese año, a más tardar, comenzará a reducir sus emisiones y 20% de la energía que producirá será limpia y renovable, según el acuerdo. De momento, para cubrir sus crecientes necesidades energéticas China apuesta a las centrales térmicas de carbón, que son muy contaminantes.

El acuerdo también busca impulsar un consenso global de cara a la conferencia sobre cambio climático prevista para 2015 en París, a la que los dos gobernantes prometieron llegar con una postura común. “Tenemos una especial responsabilidad para liderar un esfuerzo global contra el cambio climático”, dijo Obama antes de recordar que su país y China son “las dos mayores economías, los mayores consumidores de energía y los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo”.

Todavía hay que ver si el compromiso anunciado se cumple. Obama, que termina su mandato en 2017, va a tener serias dificultades a la hora de hacer que se aplique con un Congreso en manos de sus opositores republicanos. Por su parte, la organización Greenpeace saludó el acuerdo pero advirtió que no puede marcar un máximo en sus acciones en contra del cambio climático, sino que debe servir de piso para seguir actuando.

Clima amistoso

El objetivo principal de la visita del presidente estadounidense a China era mejorar las relaciones después de que se acumularan motivos de discordia entre los dos países en los últimos tiempos. Con ese objetivo, en la conferencia de prensa conjunta que dieron ayer Obama y Xi, al terminar dos días de reuniones y muchas horas compartidas, los dos hicieron hincapié en las coincidencias y sobrevolaron las diferencias.

Anunciaron que concuerdan en reclamar que Corea del Norte renuncie a la energía nuclear, en luchar contra la organización Estado Islámico en Irak y Siria, actuar contra el ébola, resolver los de-
sacuerdos con Irán acerca de sus actividades nucleares, así como la crisis en el este de Ucrania. Xi agregó que coinciden en “combatir todas las formas de terrorismo”.

Por su parte, Obama lanzó algún mensaje indirecto. “La historia muestra que las naciones que protegen los derechos de las minorías étnicas y religiosas son sociedades más prósperas”, deslizó, en posible alusión a la situación de Tíbet (región que pertenece a China, según reconoció el estadounidense en otra instancia) y quizá también a la región de Xinjiang, donde Pekín asegura que la etnia uigur, que reclama la independencia, es culpable de terrorismo. Descartó que Estados Unidos tuviera que ver con las protestas pro democracia que continúan en la ciudad de Hong Kong y, si bien evocó el principal punto de desacuerdo, el ciberespionaje, se limitó a señalar que le pidió a Xi que respetara la propiedad intelectual, en referencia al espionaje industrial.