Integrantes del Partido de los Trabajadores (PT) y funcionarios cercanos al gobierno han manifestado en las últimas semanas que entre fines de noviembre y comienzos de diciembre se anunciarán los nombres de los integrantes del equipo económico, que incluye al presidente del Banco Central y cuatro ministerios: el de Hacienda, el de Agricultura, el de Planificación y el de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior.

El resto de las carteras se resolverán hacia el final de este mandato, porque para su nombramiento es necesario establecer acuerdos con los partidos de la base aliada, mientras que el equipo económico es una elección exclusiva del PT.

Los ojos están puestos en quién será el sucesor de Guido Mantega en el Ministerio de Hacienda. La semana pasada, la revista Veja puso sobre la mesa un nombre que nadie tenía en cuenta: Joaquim Levy, director del segundo mayor banco brasileño, Bradesco. El presidente de esa institución financiera, Luis Carlos Trabuco, había sido uno de los nombres más manejados para el cargo, pero no estaba dispuesto a aceptarlo. El lunes, el líder de la bancada del PT en el Senado, Humberto Costa, prácticamente confirmó la designación de Levy y de los otros nombres que ya mencionaba la prensa. Dijo que todavía ninguno fue confirmado “oficialmente”, pero que el PT apoya estas “primeras elecciones” de Rousseff.

Algunos de los dirigentes que habían sido mencionados como posibles ministros de Hacienda ocuparán otros cargos: Nelson Barbosa será ministro de Planificación y Alexandre Tombini continuará en la jefatura del Banco Central, informó Costa. La cuarta nominación es, junto a la de Levy, la que genera más polémica: Kátia Abreu ocupará el Ministerio de Agricultura.

Abreu y Levy representan, respectivamente, al agronegocio y la banca. La dirigente lidera la bancada ruralista, que es considerada la más poderosa entre las bancadas temáticas del Congreso y que bajo su liderazgo ha obtenido varias victorias, incluida la flexibilización del Código Forestal aprobado en 2012, para que fuera más permisivo de lo previsto. Además, es presidenta de la Confederación Nacional de Agropecuaria (similar a la Asociación Rural del Uruguay).

La líder ruralista fue una ferviente opositora a Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011) mientras perteneció al partido Demócratas, desde el que casi llega a ser la compañera de fórmula del contendiente de Rousseff en las elecciones de 2010, José Serra. Luego pasó de Demócratas al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aliado del gobierno, en el que se generaron algunas molestias porque su probable designación no se conversó con los dirigentes.

Abreu se consagró como figura del agronegocio cuando durante los gobiernos de Lula se comenzó a aprobar legislación laboral y ambiental para el campo. En ese entonces la dirigente, que era senadora, retó a los ministros a “administrar una hacienda de cualquier tamaño y aplicar las leyes laborales, ambientales y agrarias en la propiedad”. Les dijo: “Si después de tres años consiguen mantener el número de trabajadores y la renta, hacemos una vaquita, les compramos la tierra y damos el brazo a torcer, reconociendo que estaban en lo cierto”.

Es contraria a la reforma agraria (que ni siquiera figura en el programa del PT para 2015-2019) y defensora del uso masivo de los agrotóxicos: la llaman “Miss Deforestación”. Ambiciosa, no ha dudado en pedirles a los afiliados a la Confederación Nacional de Agropecuaria que donen a las campañas de los candidatos a senadores y diputados “comprometidos con el sector”, empezando por ella, y reconoció, en una entrevista con el diario británico The Guardian, que quiere ser presidenta. El rechazo que despierta es tal que el Movimiento de los Sin Tierra ocupó un terreno durante algunas horas, el sábado, para manifestar su oposición a la eventual nominación, que fue aplaudida por medios conservadores como la revista Veja y rechazada por los alternativos, como Brasil 247 o Correio do Brasil.

Algo parecido sucede con la nominación de Levy, que también tiene un extenso pasado vinculado con los sectores más conservadores de Brasil. Levy fue funcionario del Fondo Monetario Internacional, del Banco Central Europeo y del Banco Interamericano de Desarrollo. Además, fue secretario adjunto de Política Económica y economista jefe del Ministerio de Planificación durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, y durante el primer mandato de Lula se desempeñó como secretario del Tesoro. En el PT se lo considera un representante de los intereses de las instituciones financieras, y en el mercado se lo ve como una persona con credibilidad técnica.

Desde el partido salió a defenderlo Costa: “Tenemos todos una extremada confianza en la forma en que él dirigirá el Ministerio de Hacienda [...] cuando llegue, será el guardián del modelo de desarrollo para Brasil”. Dirigentes del PT han dicho a diversos medios brasileños que Levy es un “liberal”, y lo han apodado “manos de tijera” por los presuntos recortes al gasto social que haría si llegara al ministerio. Otros, en cambio, entienden que los conocimientos técnicos de Levy son respetados desde todos los sectores y que, como él no está vinculado a ninguna formación partidaria, actuará con cierta independencia técnica. Estos factores se ven como fundamentales para que el gobierno recupere la confianza de los mercados, en especial mientras atraviesa el escándalo por las revelaciones de una red de corrupción en Petrobras y en las mayores empresas privadas del país.

La agencia de noticias Reuters informó que Levy asumiría la titularidad del Ministerio de Hacienda el lunes y no se esperaría hasta la asunción del segundo mandato.

A las nominaciones de Levy y Abreu se suma que, según se prevé, el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior será dirigido por Armando Monteiro, ex presidente de la Confederación Nacional de la Industria, una asociación patronal. Los nombres, que se rumorean desde el viernes, causaron una reacción positiva del mercado, con aumento de la Bolsa de Valores y baja del dólar, pero las demoras y las críticas del PT llevaron a que ese efecto se contrajera en lo que va de esta semana.

Por medio de estas designaciones Rousseff parece apostar a calmar al sector agrario y al financiero, aunque como contrapartida tenga que enfrentar fuertes críticas de algunos sectores de su partido. Con este ambiente de fondo, asistirá a la reunión del Directorio Nacional del PT, que se realizará el viernes y el sábado.