Se trata de un informe de 6.700 páginas de las cuales sólo 525 se dieron a conocer, previo filtro de la Casa Blanca. Es resultado de un intenso trabajo de tres años (2009-2012) de revisión de documentación de la CIA, incluidos informes internos, reportes de inteligencia, memorandos, mails, entrevistas transcriptas y contratos.

El comité llega a 19 conclusiones. La primera de ellas es que las “técnicas de interrogatorio potenciadas”, tal como las denomina, utilizadas por la CIA, no fueron efectivas para que los prisioneros dieran información, un aspecto que fue detectado por trabajadores de la agencia de inteligencia pero descartado por sus superiores. La segunda conclusión es que la CIA mintió al informar acerca de la efectividad de sus técnicas de interrogatorio. Mintió: “a la Casa Blanca, al Consejo de Seguridad Nacional, al Departamento de Justicia, al Inspector General de la CIA, al Congreso y al público”.

El comité relevó 20 casos que la CIA presentó como aplicaciones exitosas de sus “técnicas” y verificó que en ellos no hay una relación directa entre éstas y las revelaciones. Además, se atribuyó a estos detenidos las informaciones que habían aportado otros que no habían sido sometidos a ese tipo de interrogatorios. El informe (disponible en inglés en http://ladiaria.com.uy/UGT) profundiza sobre las mentiras de la CIA al Departamento de Justicia que, apunta, permitieron que éste continuara avalando la legalidad de los distintos procedimientos. La CIA dio información inexacta a este departamento, que a su vez no la verificó de manera independiente, aunque sí advirtió que si las condiciones cambiaban también habría que rever el aval legal para recurrir a las “técnicas”.

La CIA evitó que el Congreso, la Casa Blanca y el Departamento de Estado supervisaran su trabajo (hasta el momento de la investigación realizada por el comité), e incluso aplicó sus “técnicas” a discreción, sin atender los consejos de los médicos de la agencia. Además, su secretismo impidió la interacción con otras agencias, como el FBI o el Departamento de Estado. Las mentiras de la CIA, indica el informe, también abarcaban la información sobre las condiciones en las que se mantenía a los detenidos y las “técnicas” utilizadas. Estas últimas eran “más brutales y mucho peores”, y las condiciones eran “mucho más duras” de lo que la CIA informaba.

Con el término “técnicas” el comité se refiere a distintas formas de tortura que fueron aplicadas: obligar al detenido a estar desnudo durante muchas horas, golpearlo, obligarlo a permanecer despierto en posición incómoda por hasta 180 horas, así como el plantón o el submarino, que se aplicaban durante horas y de forma consecutiva. Al menos cinco detenidos fueron sometidos a lo que en el informe se denomina “hidratación rectal”, también se utilizaron los baños de hielo y la asfixia simulada (con toallas mojadas). Además, hubo amenazas. Un interrogador le dijo a un detenido que no saldría del recinto: “No podemos dejar que el mundo sepa, nunca, lo que te hice”. Al menos tres detenidos fueron amenazados con que se lastimaría a sus familias, incluidos sus hijos, que se violaría a sus madres o que se les “cortaría la garganta”. A un detenido se lo amenazó con violarlo con un palo de escoba y a Abdel Rahman al Cashiri, un sospechoso de pertenecer a Al Qaeda, lo amenazaron con atravesarle la cabeza con un taladro eléctrico.

La mayoría de estas “técnicas” no estaban avaladas por el gobierno estadounidense, sino que la CIA comenzó a aplicarlas unilateralmente sin informarlo a sus órganos superiores. Otras “técnicas” que sí estaban avaladas fueron utilizadas de una forma distinta de la permitida, para causar más daño en los detenidos.

“Los registros no respaldan la versión de los representantes de la CIA de que al principio se utilizaba un ‘acercamiento abierto, no amenazante’ [con el detenido] o de que los interrogatorios empezaban con ‘las técnicas menos coercitivas’ y que se escalaba a las más coercitivas sólo si era necesario”, indica el informe.

Pese a que hubo detenidos que fueron seriamente heridos o incluso asesinados por el uso de los mecanismos de tortura, fueron sólo dos los casos en los que se aplicó una sanción disciplinaria a los torturadores. En ninguno de los casos se trató de sanciones apropiadas, efectivas o correctivas, indica el informe.

Respuestas parciales

Está previsto que en los próximos días la CIA publique un contrainforme para refutar las principales conclusiones del documento que se dio a conocer ayer. Pero antes de que lo haga, algunas voces ya han salido a defender la actuación de esa agencia, que se enmarcó en un programa especial de detención e interrogatorio que el gobierno de George W Bush aprobó en 2002, después de los ataques a las Torres Gemelas, en 2001. Estos programas fueron derogados por el sucesor de Bush, Barack Obama, en 2009.

El propio Bush dijo, días atrás, en una entrevista con la CNN que los agentes de la CIA “son patriotas”. Afirmó: “Diga lo que diga el informe, si disminuye sus contribuciones a nuestro país, estará fuera de lugar”, aseguró.

La oposición de los republicanos a este informe se manifestó desde que éstos decidieron abandonar el Comité de Inteligencia del Senado, aunque al final uno de sus legisladores volvió a integrarlo, junto a un independiente.

El líder del Partido Republicano en el Senado, Mitch McConell, y el integrante republicano del comité, Saxby Chambliss, señalaron en un comunicado conjunto que el informe “distorsiona” la realidad, informó la agencia de noticias Efe. Además, reiteraron su oposición a que ese documento fuera distribuido y afirmaron que es “irrefutable” que “el programa de detenciones y de interrogatorios obtuvo información de inteligencia que ayudó a Estados Unidos a identificar y capturar destacados terroristas de Al Qaeda, desmantelar sus planes y acabar con Osama bin Laden”.

Obama dijo que estas técnicas “hicieron un daño significativo a la imagen de Estados Unidos en el mundo” y que el país dejará esas prácticas “donde pertenecen, en el pasado”. Subrayó: “Seguiré usando mi autoridad como presidente para garantizar que no volveremos a recurrir nunca a estos métodos”.

En agosto, cuando ya se conocían algunos contenidos del informe, Obama había hecho declaraciones similares, pero también pidió que se tuviera en cuenta que era un contexto particular, para “no juzgar con demasiada dureza” a quienes “hicieron cosas que estaban mal”.

Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas pidió que los “responsables” del uso de estas técnicas sean llevados ante la Justicia, y Amnistía Internacional reclamó que se dé a conocer todo el informe.