El ex presidente estadounidense George W Bush estaba “plenamente informado” de las técnicas utilizadas por la CIA en su programa de detenciones e interrogatorios, dijo quien fue su vicepresidente, Dick Cheney. El republicano aseguró que el programa fue un éxito y que por su participación en él los agentes de la CIA “merecen mucho crédito, no la condena que están recibiendo por parte de los demócratas en el Senado”. Con esto Cheney se refería al Comité de Inteligencia, que publicó un duro informe el martes, según el cual las torturas de la CIA a sospechosos de terrorismo eran mucho más crueles y extendidas de lo que se conocía. Pese a la opinión de Cheney, el director de la CIA, John Brennan, lamentó los abusos y consideró que la agencia “no estaba preparada” para liderar el programa.

Todavía no ha habido un pronunciamiento claro acerca de si las revelaciones del informe tendrán consecuencias legales. Consultado al respecto, el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, se limitó a responder que se respetarán las decisiones del Departamento de Justicia. Integrantes de este departamento dijeron a medios estadounidenses, bajo la condición de que no los nombraran, que no está previsto que se revierta la conclusión a la que se llegó cuando se filtró parte del informe en 2012: no hay pruebas suficientes para emprender un proceso judicial.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, con quien el gobierno estadounidense negoció la permanencia de soldados en ese país tras el fin de la operación de la OTAN el 1º de enero, exigió que haya Justicia para los afganos detenidos en las distintas prisiones estadounidenses y también para quienes fueron torturados en suelo afgano, especialmente en la cárcel de Bagram, que fue cerrada ayer y es considerada una segunda Guantánamo.

Ghani recordó que a partir del 1º de enero Estados Unidos no estará en contacto con los detenidos en Afganistán, y destacó que existe “un círculo vicioso: cuando una persona es torturada de forma inhumana, la reacción será inhumana”.