Iván Márquez, número dos de las FARC y líder de su equipo de negociadores, elogió la operación desplegada para liberar a Alzate. Puso de manifiesto la importancia que le dio su organización, al explicar que el principal jefe guerrillero, Timochenko, ordenó que otro integrante del equipo instalado en La Habana, Pastor Alape, viajara “hasta las selvas del [departamento de] Chocó para garantizar las liberaciones”.

También el presidente Juan Manuel Santos celebró la noticia: “Es evidente que esa decisión [de liberar a los secuestrados] contribuye a recuperar el clima propicio para continuar los diálogos, demuestra la madurez del proceso y nos permite unir nuestra voz a la de millones de colombianos que expresan su solidaridad con los liberados”. Anunció que se reuniría con su equipo negociador para definir los detalles de su regreso a La Habana.

Por su parte, las FARC consideraron en un comunicado que el proceso de paz no puede depender de “ningún tipo de actitudes precipitadas e irreflexivas que aplacen el advenimiento” de la “reconciliación”, y proponen que se establezca un cese del fuego bilateral para continuar con el diálogo. Al respecto, Márquez llamó a Santos a considerar “el absurdo de unos diálogos de paz en medio de la guerra”. En cambio, el presidente colombiano manifestó en un comunicado “su convicción de que negociar en medio del conflicto ha sido la mejor manera de preservar los elementos esenciales del Estado y evitar que las conversaciones se conviertan en un ejercicio interminable”, según citó la revista colombiana Semana.

Este secuestro había sorprendido a las dos partes. La dirigencia de las FARC parecía no estar al tanto de que una de sus columnas tenía en su poder a un general (el militar de más alto rango secuestrado en este conflicto), y el gobierno manifestó que no sabía qué hacía Alzate al entrar en una zona bajo control de la guerrilla sin respetar el protocolo de seguridad. El Senado ya anunció que citará a Alzate a dar explicaciones al respecto y la Fiscalía abrió una investigación acerca de las circunstancias del secuestro, informó la agencia de noticias Efe.

Se supone que el domingo 16 de noviembre el general pidió al Batallón de Infantería Manosalva que le tuviera lista una lancha, y sin informar a las autoridades de la zona, viajó junto a su colaboradora Urrego y al cabo Rodríguez, que no integraba la Fuerza de Tarea Titán, que él dirigía. Según informó Semana, una vez en la lancha, les pidió a los otros dos sus celulares -para que no se fueran a mojar, les dijo-, y partieron. No se sabe a dónde.

Más adelante aceptó dar la vuelta cuando el lanchero les advirtió que estaban llegando a un lugar peligroso, y poco después le pidió que pararan en un pueblo de unas 60 casas, Las Mercedes. Allí, según testigos, se reunió con un grupo de personas y se fue con ellas en una embarcación. Otra versión, la del soldado que manejaba la lancha, dice que “hombres de civil armados con fusiles” los detuvieron al llegar. Poco después de conocerse su secuestro, se informó que Alzate viajó sin escoltas y vestido de civil, contra lo que establece el protocolo de seguridad que debió seguir.

Cerca del lugar del secuestro, en otro pueblo del departamento de Chocó, Vegaes, a orillas del río Arquía, el general y sus acompañantes fueron liberados ayer. Las FARC los entregaron a representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja, y también de Cuba y Noruega, que actúan como garantes en las negociaciones de paz, y que celebraron ayer “la posición constructiva” del gobierno y de la guerrilla que permitió el operativo.