En un comunicado, Netanyahu informó sobre la destitución de los ministros de Finanzas, Yair Lapid, y de Justicia, Tzipi Livni, que representan a los sectores más de centro de la coalición del gobierno israelí, que incluye varios partidos de derecha. “Han atacado duramente el gobierno que dirijo. No toleraré más oposición dentro de mi gobierno, ni a ministros que atacan la política del gobierno ni a quien lo dirige”, dice el comunicado.

La destitución de ambos ministros implica la disolución de la coalición que gobierna hace 18 meses y la pérdida de la mayoría parlamentaria que sostenía al Ejecutivo. Una vez que el Parlamento se disuelva, como solicitó Neta- nyahu, el país será gobernado exclusivamente por el gabinete, que a su vez no podrá sufrir cambios en su composición, ya que no habrá Parlamento que pueda avalarlos.

La ruptura en la coalición ocurrió después de que Netanyahu y Lapid se reunieran el lunes de noche. En ese encuentro, el primer ministro le impuso varias condiciones a su titular de Finanzas para permanecer en el gobierno. Entre ellas, le pidió que apoyara un mayor presupuesto para el Ministerio de Defensa, así como un proyecto de ley que declara a Israel Estado judío -al que ayer también manifestó su oposición el presidente Reuven Rivlin- y que se congelara una iniciativa del partido de Lapid, Yesh Atid, para reducir impuestos a quienes compran su primera casa. Además de Lapid fueron destituidos otros tres ministros de Yesh Atid.

Los enfrentamientos entre Netanyahu y Livni, líder del partido Hatnuá, se debieron al proyecto de ley que declara a Israel Estado judío, contra el cual Livni anunció que “luchará con todas sus fuerzas”.

“Livni es la última que puede acusarme de irresponsabilidad [...] y Lapid ha fracasado en la dirección de la economía”, dijo en conferencia de prensa Netanyahu. “Es difícil hacer todo lo que hay que hacer por el bienestar de los ciudadanos con esta coalición”, lamentó el primer ministro, y afirmó que “la gobernabilidad sólo puede ser garantizada con nuevos comicios”.

Antes de convocar a elecciones, el partido de Netanyahu, Likud, intentó negociar con dos organizaciones políticas ultraortodoxas para sustituir con sus legisladores a los de Yesh Atid, sin embargo, esas conversaciones no fueron fructíferas.

Una encuesta publicada ayer por el Canal 10 de Israel concluyó que 51% de la población se opone a la celebración de las elecciones. El favorito para ganarlas es el propio Netanyahu, aunque con un respaldo parlamentario menor al que tiene ahora, y el partido que se vería más fortalecido es Hogar Judío, del nacionalista Naftalí Bennet, que ya integra la coalición de gobierno y que reemplazaría a Yesh Atid como el principal socio de Netanyahu.