La presidenta brasileña confirmó ayer que presentará un proyecto al Congreso para aumentar las sanciones a quienes cometan actos de violencia y vandalismo en las protestas, “que ya provocaron la muerte de un padre de familia”, el camarógrafo de TV Bandeirantes Santiago Andrade. La mandataria agregó que con esta iniciativa se busca aplicar la Constitución, que garantiza libertades “pero veta el anonimato”.

“Las personas que matan, hieren o destruyen el patrimonio público son criminales y deben ser tratadas como tales”, dijo Rousseff después de reunirse con el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, el de Presidencia, Aloizio Mercadante, y el secretario general de Presidencia, Gilberto Carvalho.

El proyecto se está elaborando en el Palacio de Planalto, y el Partido de los Trabajadores pretende presentarlo a más tardar la semana que viene, antes de que lleguen otras propuestas de otras bancadas, incluso aliadas del oficialismo. El senador Romero Jucá, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, por ejemplo, revivió una propuesta impulsada a fines del año pasado, en la que se penalizan los actos de vandalismo. Su idea es unirla a un proyecto del secretario de Seguridad de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, para que ambos se apliquen a grupos como los black blocs y las barras bravas.

Se considera que los actos violentos en las protestas y la tímida reacción del gobierno han contribuido a una baja en la popularidad de Rousseff, que descendió de 39% a 36,4% desde noviembre. Sin embargo, la intención de voto de la mandataria sigue siendo la más alta, de 43,7%, lejos del 17% del opositor Aécio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña, y del 9,9% del socialista Eduardo Campos.

Verte mejor

Algunos detalles del proyecto del gobierno ya fueron adelantados por el ministro de Justicia, en un encuentro con los secretarios de Seguridad Pública de todos los estados que se realizó el viernes. Según dijo Cardozo al diario O Estado de São Paulo, la iniciativa prohíbe participar en manifestaciones con la cara cubierta. “Las personas tienen que enfrentar las consecuencias de lo que hacen, no pueden esconderse detrás de una remera que les cubra el rostro”, consideró.

Además, en el proyecto se prevé un aumento de las penas para delitos cometidos durante manifestaciones, como el daño al patrimonio público, que tiene una pena de seis meses a un año de cárcel, considerada “muy baja” por Cardozo. “En varios países, como Francia o Canadá, existen leyes más duras, que garantizan la libertad de expresión, pero cohíben con rigor la práctica de crímenes, los actos de vandalismo. Eso es lo que estamos haciendo”, aseguró.

Pese a que el proyecto ya fue delineado por el gobierno, el ministro dijo que todavía está abierto a las propuestas de los secretarios de Seguridad Pública de los gobiernos estaduales y a la negociación con los aliados del Partido de los Trabajadores, para asegurar una aprobación con carácter de urgente.

Además, Cardozo entiende que es necesario un reglamento unificado para la actuación de la Policía Militar, que es autónoma en cada estado, lo que implica que cada una tiene sus propios procedimientos. Reconoció esa autonomía y aseguró que no está en discusión, pero dijo que hay que establecer un reglamento que sea una “orientación” para que la Policía actúe y tenga “certeza de los límites”. Agregó que también para la sociedad sería tranquilizador saber “cómo actúan” los policías.

Este anuncio llegó a dos semanas de que la cadena O Globo publicara los resultados de una encuesta elaborada por la Fundación Getúlio Vargas, en los que se refleja que los policías se sienten poco preparados para enfrentar las manifestaciones. Según este sondeo, 64% de los policías militares respondió no haber recibido entrenamiento adecuado para actuar ante manifestantes violentos, y 19% reconoció que “algunos colegas no reaccionan de forma certera, pero no se puede generalizar”. Se atribuye a esta falta de preparación la cantidad de heridos accidentales durante la represión a las manifestaciones, como el caso del fotógrafo Sérgio Silva, que en San Pablo recibió el impacto de una bala de goma en un ojo.