Cuando en setiembre Sergio Urribarri dijo que Argentina no descartaba volver a presentar una denuncia contra Uruguay ante La Haya, por la autorización a la pastera UPM de aumentar su producción, el presidente José Mujica respondió que el gobernador entrerriano, estaba “en campaña electoral”. Por entonces se acercaban las elecciones legislativas de octubre, en las que en Entre Ríos el kirchnerismo, del que Urribarri es uno de los gobernadores más fieles, ganó con más de 46% de los votos.

Ese resultado colocó al gobernador entre los favoritos del oficialismo para otra instancia electoral, la presidencial de 2015, a la que ya no se puede postular la presidenta Cristina Fernández. “Sí, voy a ser candidato presidencial. Este proyecto, iniciado por Néstor y Cristina, tiene mucho por recorrer todavía. Así que efectivamente estaré en las PASO [Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias] de 2015, compitiendo con los candidatos que se presenten”, dijo en una entrevista publicada el lunes en el diario argentino Página 12.

Cuando se dice que Urribarri es uno de los gobernadores más fieles al “proyecto” kirchnerista, es una afirmación fundada. Fue él quien organizó, en mayo, un congreso de gobernadores, legisladores y dirigentes kirchneristas en la ciudad de Paraná, instancia en la que se hicieron llamados a buscar un camino para que Fernández pudiera postularse a la reelección mediante una reforma constitucional. Al inaugurar ese encuentro, Urribarri dijo: “No hay lugar para individualismos, no hay lugar para grises. Este proyecto se juega la suerte colectivamente. O nos va bien a todos, o no le va bien a nadie”.

Si bien todos saben que es un potencial candidato, Urribarri mantiene un perfil mucho más bajo que el otro aspirante, Daniel Scioli, más explícito en sus intenciones pero criticado por los más cercanos a la presidenta por ser demasiado liberal. Por ese motivo Scioli no fue invitado a Paraná, por ejemplo.

Incluso a la hora de admitir su ambición, Urribarri la subordinaba, hasta el lunes, a la mandataria: “Si Cristina Kirchner me pide ser candidato a presidente, seré el más feliz del mundo”, dijo en julio. Tiene con la mandataria un vínculo muy cercano. Ella lo llama afectuosamente “el Pato”, como muchos de sus allegados, por su manera particular de caminar. El gobernador participa en casi todos los viajes oficiales de Fernández. Por eso, su mentor político, Jorge Busti, del que se alejó en 2008, lo define ahora como “el rey de los alcahuetes”.

Del campo a la ciudad

Urribarri nació hace 55 años en la localidad argentina de Arroyo Barú, a medio camino entre Salto y Paysandú, cruzando el río Uruguay. Su madre, Miriam, era maestra y directora de una escuela rural, y su padre, Jorge Enrique, jefe de una pequeña estación de ferrocarril donde vivía la familia. De acuerdo a su currículum oficial, vivió hasta los 19 años en “un ámbito rural”, hasta que su familia se mudó al pueblo General Campos, a 60 kilómetros de Concordia.

“En 1977 el gobierno militar levantó ese ramal [de ferrocarril] y tuvimos que irnos [de Arroyo Barú]. Mi padre se quedó sin trabajo y además nos quedamos sin casa. [...] Y me crié, y no me da vergüenza decirlo, con ese complejo de inferioridad de haber vivido en un lugar al que nadie le daba bolilla”, relató Urribarri en febrero ante la Asamblea Legislativa de Entre Ríos, al defender su gestión.

Luego de haberse casado en 1980 con su actual esposa, Analía Aguilera, con la que tuvo cinco hijos varones (ver recuadro), en 1982 se afilió al peronismo y en 1987, a los 27 años, se postuló y ganó la Intendencia de General Campos. Dejó sus estudios de contador público cuando le faltaban siete materias, y aunque ejerció brevemente como funcionario bancario y también como contador, rápidamente se dedicó por entero a la política. Su página de Wikipedia (que reproduce su currículum oficial) indica “profesión: político”.

Hijos pródigos

Las dos mayores pasiones del gobernador de Entre Ríos son la política y el fútbol. Con esos datos, no sorprende que de sus cinco hijos, uno se dedique al fútbol y otro a la política. Mauro es secretario parlamentario del Senado entrerriano, líder de la juventud peronista de la provincia, y en octubre coordinó la campaña electoral de su padre en Concordia, ciudad en la que el kirchnerismo alcanzó el mejor resultado de la provincia (66%), como es habitual. El otro hijo “conocido” de Urribarri, Bruno, se dedica al fútbol. Jugó en Boca Juniors, en Colón de Santa Fe y ahora está en River Plate. “Un destacado futbolista profesional”, lo describe el currículum de su padre.

Antes de ser gobernador en 2007 tras haber obtenido 47% de los votos, fue diputado provincial durante tres períodos de gobierno (1991-2003) y presidió la cámara baja. También fue cuatro veces ministro de Busti, que fue gobernador tres veces, entre 1987 y 2007.

Semillas de la discordia

En 2008, en pleno conflicto de las patronales agrarias, Urribarri hizo su mayor apuesta al kirchnerismo. Él, que viene del medio rural y dirige una provincia cuya producción es principalmente agrícola, se enemistó con los dirigentes gremiales del sector y -peor- con Busti. En aquel momento, el gobierno de Fernández quiso profundizar la política de impuestos a las exportaciones de productos agropecuarios establecida en 2002. Esas medidas apuntaban en particular a sacar provecho de los niveles récord de ganancia que obtenían los grandes productores argentinos de la exportación de soja, y aumentar las reservas del Banco Central para estabilizar la economía.

“Creo que fue la primera prueba para mi generación y para la generación anterior a la mía, que era la de Jorge Busti, para ver de qué lado estábamos, dónde nos parábamos”, dijo Urribarri recordando el 2008. En marzo de ese año las gremiales agrarias se movilizaron contra las medidas y desabastecieron el país.

Busti se puso del lado de los productores y salió del Partido Justicialista, controlado por el kirchnerismo. Sin embargo, Urribarri se mantuvo alineado con el gobierno e incluso fue, junto con el ex presidente Néstor Kirchner y Scioli, uno de los oradores del acto frente al Congreso realizado dos días antes de que la propuesta kirchnerista fuera rechazada por el Senado. Desde 2008, Urribarri es uno de los vicepresidentes del Consejo Nacional del Partido Justicialista.

Busti creó entonces su propio partido y en octubre de 2013 se presentó a las elecciones en alianza con Propuesta Republicana (el partido del jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri). Alfredo de Angeli, uno de los dirigentes ruralistas que se lucieron en 2008, fue su candidato a senador.

Estilo propio y ajeno

En 2011 Urribarri fue reelecto gobernador con 358.184 votos (56%), un récord en Entre Ríos. El partido de Busti llegó entonces tercero, con 18,27%, detrás de Atilio Benedetti, que se presentaba por el Frente Progresista, Cívico y Social, con De Angeli como candidato a vicepresidente (18,85%).

Antes, Urribarri también jugó al fútbol y fue directivo del club Juventud Unida de la ciudad de General Campos. Con 23 años ya era dirigente de la institución y secretario de Cultura de la Municipalidad. Quizá por eso, usa muchas figuras propias del lenguaje futbolístico al hablar.

Urribarri es criticado por los medios opositores por su alto nivel de vida, que contrasta con sus orígenes humildes. Tiene varias propiedades lujosas y se mueve en helicópteros de la Policía provincial, además de contratar con frecuencia servicios de jets privados para ir a Buenos Aires cada semana. También se le reprocha su influencia sobre los sindicatos y su fuerte control a los medios. Busti se queja: “No me permiten salir en los diarios locales ni de espaldas”.

Hasta sus críticos le reconocen al Pato un don para vincularse con la gente. Se lo puede ver cantando, bailando, y en su currículum indica que cocinar es uno de sus hobbies predilectos. En sus discursos le gusta recurrir a anécdotas (como a Fernández) y exhibir números. El gobernador los utiliza sin restricción para demostrar sus logros, como el crecimiento del Producto Interno Bruto de Entre Ríos, de “34% en los últimos cinco años”. También usa ese dato para subrayar que su provincia es la que más creció en exportaciones en 2012: 42,6%.

Sin embargo, los productores no ven su gestión con buenos ojos: “Lejos de defender la producción agropecuaria, hoy Entre Ríos es la provincia menos competitiva del país por la alta presión impositiva sobre los productores”, dijo a La Nación Luis Miguel Etchevehere, titular de la Sociedad Rural Argentina. “Lo que a él le da resultado a nosotros nos daña”, agregó el titular de la Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo Bel.

Aunque el gobernador destaca sus logros en la lucha contra la pobreza, algunos medios prefieren subrayar que la ciudad más pobre del país -según datos oficiales-, Concordia, está en Entre Ríos.

Hay quienes hacen un paralelo entre Urribarri y el Néstor Kirchner que llegó al poder en 2003, luego de una polémica gestión en la provincia de Santa Cruz, cuando era casi un desconocido en el plano nacional. Probablemente a Urribarri le guste la comparación.