“Entiendo perfectamente que la posición por mí expresada no ha de satisfacer a algunos, pero eso no es de extrañar”. Con esas palabras empieza Rubén Blades una carta titulada “Venezuela”, publicada en su página web. El músico describe a una población dividida y sin opciones, donde cada opositor es considerado “un burgués parásito, agente de la CIA, vendido al imperio” y cada oficialista es visto como “un maleante, vendido a Cuba y a los Castro”. Un país en el que el presidente “parece no poseer la suficiente claridad, sagacidad y manejo”; y el líder opositor Henrique Capriles “no tiene el carisma ni el planteamiento programático” para convencer y es identificado como “heredero de las políticas rapaces” de los gobiernos anteriores al chavista.

Maduro dedicó varias respuestas al panameño, después de señalar que lo hacía porque le tiene mucho cariño. Aseguró que hay una campaña contra el gobierno de Venezuela para crear condiciones para intervenir el país y pidió a Blades que no se preste a ella. Incluso le dijo que debería incorporarse a la revolución bolivariana porque se hizo inspirada por su “canto de rebeldía contra el imperio” y representa “a ese hombre sencillo” que él describía en una canción, “Pablo Pueblo”.

“La revolución bolivariana se siente expresada en las letras que tú algún día escribiste”, dijo Maduro, antes de señalarle a Blades: “En esta oportunidad, te salió mal la letra”. Le aclaró al músico que él nunca le dirá que pertenece a la CIA porque no lo cree, pero le advirtió que la mirada que transmite en su carta es la de “Univisión, una visión plástica, falsa” y le pidió que visite el país para conocer “el alma del pueblo”.

Blades le respondió a Maduro y dijo que se informa por varios medios, oficialistas y opositores, y que no se ha sumado a ninguna campaña contra Venezuela. Señaló que Chávez demostró con sus sucesivas victorias electorales “el desprestigio de la partidocracia tradicional en Venezuela y el deseo de cambio”, pero que las últimas elecciones presidenciales mostraron a una sociedad dividida casi a la mitad. Agregó que la oposición “no está formada por cuatro gatos fascistas”, sino que “es una vital cantidad de personas” que merecen una respuesta racional a sus argumentos, no “la represión, la censura”.

Blades dijo que no visitará Venezuela en este momento porque aceptar la invitación de Maduro sería una señal de respaldo al gobierno, y que por el mismo motivo tampoco aceptaría una invitación de la oposición. Por último dijo que “la verdadera revolución entrega oportunidad sin esperar servidumbre a cambio”, pero esto, “desafortunadamente, no ha ocurrido todavía con ninguna 
revolución”.

Maduro volvió a responder en distintas instancias, como en el cierre de una de las manifestaciones oficialistas de estos días, cuando cantó unos versos de “Pablo Pueblo” y aseguró que Venezuela es “el pueblo que no vendió su destino ni por el oro ni por la comodidad”, y después cambió la letra: “Pablo Pueblo hoy gobierna en Miraflores porque lo trajo Chávez, hizo una revolución”.

Otros interlocutores

El tono con el que Maduro ha respondido a otras críticas ha sido distinto. Un ejemplo fue el ida y vuelta que tuvo con el presidente chileno Sebastián Piñera, que llamó al diálogo en Venezuela. El gobernante venezolano le pidió que no interfiriera en los asuntos internos y cuestionó: “¿Qué hubiera pasado si yo en cuatro años del gobierno de Piñera hubiera emitido juicio de cuántas veces arrestó a miles de estudiantes universitarios de Chile?”. Un irritado Piñera respondió que en Chile los tribunales de justicia son “independientes” y dijo que “la defensa de los derechos humanos” es un valor “universal que no reconoce fronteras”. Esto motivó a su vez una respuesta de los estudiantes chilenos que acusaron a Piñera de tener un “doble estándar” por la “represión directa por parte del gobierno” que se aplica en las movilizaciones estudiantiles.

Este intercambio motivó al presidente boliviano, Evo Morales, a defender una vez más al gobierno de Venezuela: “Los presidentes demócratas tenemos la obligación de defender a los presidentes electos en las urnas”. Agregó: “Ante las reivindicaciones sociales el diálogo es una obligación. Ante el golpe de Estado, no”.

Un mensaje al que Maduro probablemente no responda es al de la carta (disponible en http://ladiaria.com.uy/UER) que recibió el cantante uruguayo Jorge Drexler de parte de su prima, hija de exiliados políticos uruguayos, en la que cuenta que no tenía previsto sumarse a las manifestaciones, no porque no tuviera razones, sino porque le parecía “que se estaba llamando a tumbar al gobierno”. Pero finalmente sí se sumó, después de que, según su relato, colectivos oficialistas atacaran varios edificios en el barrio en el que vive, en el estado de Mérida. “Sí, Maduro dice que yo soy una fascista violenta de la ultraderecha que está en una conspiración internacional para tumbar a su gobierno. Que lo diga. Yo mañana vuelvo a salir con los muchachos, a exigir al gobierno que desarme a los colectivos, a decir que las calles son nuestras”, concluye la carta.

Otras voces

Además de las respuestas presidenciales, Blades generó una reacción en el gobierno, que preparó un video en el que se muestran algunas actitudes violentas de los manifestantes y fragmentos de las contestaciones de Maduro al músico. En el video se escuchan algunas de las canciones de Blades, como “Plástico”. Mientras la letra habla de una “chica plástica” que “suda Chanel number three”, se muestran imágenes de la diputada opositora María Corina Machado.

También desde la oposición Blades recibió una respuesta de la diputada Delsa Solórzano, del partido Un Nuevo Tiempo, que integra la Mesa de la Unidad Democrática. Solórzano pidió a Blades que no meta al gobierno y la oposición en el mismo “saco” y que no “satanice” el ejercicio de la política “honesta y sincera” de los opositores.