Las gestiones de quien resultó ser hija de Oscar Felipe Rómulo Gutiérrez y Liliana Isa Isabel Acuña, dos militantes de Montoneros desaparecidos durante la dictadura argentina, empezaron en octubre de 2013. Incentivada por unas amigas, fue a la sede de Abuelas de Plaza de Mayo y dijo tener dudas sobre su identidad. La versión que ella tenía sobre sus orígenes era que había sido abandonada en una carretera y encontrada por policías que se la habían entregado, el 31 de enero de 1976, a su padre adoptivo, uno de sus colegas.

De acuerdo a un comunicado de prensa emitido por Abuelas, Gutiérrez y Acuña, que estaba embarazada de cinco meses, fueron detenidos en su casa en agosto de 1976, junto a la hermana de ella, Elba Eva Acuña, y el esposo de ésta, Hugo Alberto Sáez. Sus familiares lograron seguir su pista hasta después de que naciera la hija de Gutiérrez y Acuña (se presume que nació en diciembre de 1976 o en enero de 1977) gracias a un funcionario de la comisaría en la que estaban detenidos, que les transmitía noticias. Pero ellos y otras diez personas con las que estaban presos fueron transferidos a un lugar desconocido cuando las autoridades a cargo de la comisaría se dieron cuenta de que el policía estaba informando a las familias.

Por este caso fue condenado el año pasado Santiago Omar Riveros, en el marco del juicio por los crímenes de la Escuela de Comunicaciones de Campo de Mayo, de la que dependía la comisaría en la que estuvieron detenidos.

La desaparición de Gutiérrez fue la que llevó a su madre, Vilma Delinda Sesarego, a ser una de las fundadoras de Madres de la Plaza de Mayo primero y de Abuelas después. Su esposo, que también se llamaba Oscar, la acompañó en su búsqueda y en ese marco llegó a reunirse con el ex dictador Rafael Videla. Por su parte, la madre de Acuña, Rosa González, se sumó más tarde a Abuelas, acompañando a Sesarego en su búsqueda. Ambas murieron, Sesarego hace dos años.

En la conferencia de prensa de ayer, los medios locales mencionaron sólo la presencia de un tío de la mujer identificada, Rodolfo Gutiérrez. Éste dijo estar ansioso por conocer a su sobrina. “Soy un convencido de que la vida siempre le gana a la muerte y ésta es la muestra. Fue un embarazo de 37 años”, agregó. La nieta 110 podrá encontrarse “con los tíos, primos, sobrinos, nietos” en la sede de la organización “cuando ella quiera”, dijo la presidenta de Abuelas, Estela de Carlotto. La hija de los dos militantes desaparecidos recibió la noticia de su nueva identidad el miércoles, confirmada por el Banco Nacional de Datos Genéticos.