Las protestas de estudiantes no son una novedad en Venezuela, pero en la última semana se han convertido en algo más frecuente y con desenlaces más violentos. Para hoy está convocada una nueva marcha en varios puntos del país para manifestar disconformidad con el gobierno de Nicolás Maduro.

Estas manifestaciones se han sumado a las de trabajadores de periódicos, que reclaman por la escasez de papel -derivada de la escasez de divisas- que, según advierten algunos gremios, amenaza la continuidad de los medios y, por ende, de los empleos en el sector.

Las distintas movilizaciones han generado fuertes cruces, no sólo entre la oposición y el gobierno, sino también dentro de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que está dividida entre dos posturas. Una de ellas es la que lidera Henrique Capriles, su último candidato presidencial y gobernador del estado de Miranda, que colabora con el Ejecutivo en un plan nacional contra la inseguridad. Desde ese lugar ha llamado a hacer una oposición constructiva, a aportar “no caos sino soluciones”, y a intentar aglutinar a la mayor cantidad de fuerzas alrededor de la oposición, incluyendo a los sectores chavistas que se han visto defraudados por el gobierno de Maduro.

Este liderazgo de Capriles ha sumado críticas entre quienes consideran que es necesaria una acción más fuerte. La oposición interna es hoy liderada por Leopoldo López, dirigente del partido Voluntad Popular -que integra la MUD-, quien participó en las protestas que derivaron en el golpe de Estado contra Hugo Chávez que duró 48 horas en 2002, y fue juzgado por corrupción, lo que le valió una inhabilitación para presentarse a elecciones a cargos públicos. Esa inhabilitación termina este año.

El 1º de febrero, López lideró un llamado “a los que quieren luchar, a los que saben que el país va por mal camino”. Su propuesta apunta a que la gente salga a las calles y se manifieste, y además que participe en una serie de asambleas populares cuyo objetivo sería el cambio de gobierno. A López se sumó María Corina Machado, otra opositora de primera línea, y los seguidores de ambos comenzaron a utilizar en Twitter los hashtags #LaSalida, #SoyRadical y #NoMeLaCaloMás (que sería un “no me la creo más”).

Cuando López comenzó sus movilizaciones, Capriles había advertido que él no iba a “acompañar atajos que lleven al país a callejones sin salida”. Otros dirigentes de la MUD se manifestaron en el mismo sentido, como el rector de la Universidad Católica Andrés Bello, José Virtuoso, quien aseguró: “Buscar una pronta salida de Maduro no nos ayuda. Creo que esta lucha no es de este momento”. Es que la manifestación continua podría agotarse en sí misma y no puede terminar en un referéndum revocatorio -figura prevista por la Constitución venezolana- hasta que Maduro no alcance la mitad de su mandato de seis años, lo que sucederá en 2016. López apuesta por una Asamblea Constituyente, pero para ello debería convencer a la Asamblea Nacional, de mayoría chavista.

Pese a las diferencias, la MUD manifestó ayer su apoyo a las protestas “responsables” que protagonizarían nuevamente los estudiantes anoche y hoy, aunque insistió en su objetivo de mantenerse “cada vez más abiertos a la sociedad venezolana”.

El oficialismo no se quedó quieto ante este llamado a la movilización. López denunció ayer que el gobierno le impidió viajar en avión de Caracas a Táchira para acompañar una manifestación en un confuso episodio en el que la tripulación habría informado a los 100 pasajeros que había un desperfecto técnico pero a él le habrían confesado que el avión no partiría porque él estaba a bordo. El dirigente opositor primero dijo que se bajó del avión para que los demás pasajeros pudieran concretar su viaje, pero después declaró que lo habían bajado “casi a los golpes”.

Más claro fue el anuncio de Maduro, que acusó a la oposición de “tratar de tumbar la revolución” y advirtió que su gobierno está “más preparado que nunca” y que está trabajando en una reforma para que “quien se meta en esta aventura golpista, o cualquier otra aventura, no pueda participar más nunca como candidato en nada en este país”. El gobernante agregó: “Acúsenme de lo que ustedes quieran, tengo la obligación de defender la democracia, el estado de derecho”. Este anuncio, que Maduro dijo que aprobaría por medio del poder que le otorga la Ley Habilitante, que le permite legislar sin el aval del Congreso, despertó el temor de que el gobierno utilice esta herramienta para inhabilitar a los opositores con argumentos diversos, sin limitarse a responsables de ataques contra la 
democracia.